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ASÍ ES, GENTE. Después de tres años, estamos llegando al final de esta historia.
Tiempos de Guerra me ha acompañado durante momentos complicados de mi vida y me ha ayudado a darme cuenta de muchas cosas. Empecé la historia como una manera de distraerme durante la pandemia, pero se volvió algo muy importante para mí. La historia de Toni y Chris, con sus complicaciones y conflictos, me ha permitido descubrir y dar sentido a partes de mí misma. Me permitió explorar mi propia depresión e identidad sexual, así como los conflictos que tenemos las personas queer sólo por existir en el mundo.
Creo que es una historia muy importante y estoy muy orgullosa de haberla escrito.
Así que bueno, ahí vamos con el epílogo. Espero que hayan disfrutado la historia (a pesar del drama y los momentos tristes).
PD: Seguramente en unos meses relea toda la historia y me ponga a corregirla ahora que ya está terminada. No voy a hacer grandes cambios, más que nada algunas cosillas de continuidad y editar pasajes que no me gustan mucho.
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2012
Los Ángeles, California
–¡Ya estoy en casa! –anunció Toni, abriendo la puerta–. ¿Chris?
Se detuvo en seco.
Varios pares de ojos se volvieron a mirarlo. Ninguno de ellos pertenecía a Chris.
–¡Antonio! –exclamó Tim, adelantándose para rodearlo con un brazo–. Te estábamos esperando.
–¿Tim? –inquirió Toni, confuso, cerrando la puerta tras de sí–. ¿Qué hacen todos ustedes aquí?
En un rincón de la sala, Coco y Ezra estaban colgando una enorme bandera LGBT+ en la pared, acompañada por algunos globos de colores. En el otro extremo, sentados a un sofá, Jessica Hughes y un chico que Toni jamás había visto en su vida estaban inflando más globos. Ninguno le prestaba mucha atención, parecían muy concentrados en sus respectivas tareas.
Toni se los quedó mirando, mudo.
–¿Qué está pasando? –preguntó al aire.
–Estamos decorando, claramente –contestó Tim, rodando los ojos. Lo condujo hacia donde se encontraban Coco y Ez, que acababan de pegar un último globo junto a la bandera–. Es la más grande que pudimos encontrar. Y te compramos una bandera bisexual también, ya que Chris dijo que no tenías una. Coco estaba horrorizada.
–No podía permitir que mi mejor amigo estuviera en falta de algo tan básico –admitió ella, dándole un golpe en el brazo a Toni y sonriendo al verlo sobarse–. Hola, Antonio.
–Hola –musitó él, tanto a Coco como a Ezra–. ¿Debería haber sabido que estarían aquí?
–Probablemente, sí –repuso Ez, ajustando la bandera–. Pero no me sorprende que no te lo esperaras.
–Continuando con el recorrido… –dijo Tim, y tiró de Toni hacia el otro lado de la sala, donde había una cámara y varios reflectores enfocando hacia uno de los sillones–. Armamos el escenario también, por supuesto. A Chris le parecía que era el mejor fondo, ¿qué dices? Todavía faltan algunas decoraciones, claro. No está completamente listo.
Toni tragó saliva.
–¿Nos están haciendo una fiesta de salida del armario? –preguntó al fin–. ¿Es eso lo que está pasando? Siento que estoy delirando.
–No estás delirando –le aseguró Tim, dándole unas palmaditas en el brazo–. Bueno, tengo que seguir con los preparativos. No tenemos mucho tiempo.
Y lo dejó allí, contemplando los reflectores que en sólo un par de horas estarían ante él y Chris mientras anunciaban su relación al mundo entero.
Se giró, tratando de contener la ansiedad.
Y luego vio a Jessica, que seguía inflando globos y charlando con el chico a su lado. Toni no la había visto hacía años.
–Jess –la llamó, acercándose a la pareja. Ella se volvió hacia Toni y sonrió. Era prácticamente la versión femenina de Chris, toda hoyuelos y energía apenas contenida–. Cuánto tiempo sin verte.
–¡Toni! –Se levantó de un salto y lo envolvió en un abrazo de oso–. ¡Sí, qué bueno verte al fin! ¿Cuántos años han pasado, diez?
–Ocho –replicó él, pero Jess ya estaba hablando de vuelta.
–¿Cómo estás? ¡Me encantó tu último álbum! –No le dio el tiempo para responder nada, Jess siguió hablando a toda velocidad–. Chris dice que ya estás escribiendo el próximo, ¿hay fecha de publicación?
–Sí, es…
–¡No puedo esperar para escucharlo! –Lo soltó al fin. Toni simplemente sonrió, desistiendo de aportar algo a la conversación. Había olvidado lo entusiasta que era Jessica Hughes–. Oh, no te presenté a Johnny. John, éste es Toni, el novio de Chris. Toni, Johnny es mi novio.
–Hola –saludó Toni tímidamente. El muchacho le dedicó una sonrisita incómoda. Tenía los brazos llenos de globos.