Todas las chicas de las que me enamoré

1. Maria

Mi primer amor fuiste vos, María .

Probablemente nunca leas esto, pero quiero decirte que todavía no puedo olvidarte.
Fuiste gran protagonista de mis días a principios del 2019, todo el tiempo pensaba en vos y tu apodo siempre fue "Amor", una historia que nunca llegó a realizarse y hoy me animo a contarla.

Como conocí al amor de mi vida

27 de diciembre del 2018

Te hablé por Instagram de casualidad, me pareciste divertida y linda, no pude resistirme.
Me contestaste bien, más que bien, como si fueras la persona más simpática del mundo.
Me fui a dormir con una sonrisa, "Gracias, Mari" pensé mientras apagaba el celular y cerraba mis ojos dispuesta a dormir, aunque no fue así. Cerca de las 2 de la mañana no podía quedarme quieta, nos imaginaba juntas, riendo, imaginé tu sonrisa y no pude enamorarme más. Cansada de mi despiste me hice un café, lo dejé al lado de mi cama y antes de tomarlo, caí rendida en un sueño.

28 de diciembre

Me desperté al mediodía, muy segura de que no había soñado con vos, no eras la protagonista de mi vida en ese tiempo.
Hice mi rutina, medio desayuné y volví a mi cama, agarré el teléfono, estaba dispuesta a escribirte pero dejé pasar ese sentimiento, no quería ser molesta.

29 de diciembre

5 de la mañana, ese es el horario de mi delirio. Las "cinco de la mañana" están malditas, siempre actúo como borracha aunque solo me haya tomado un vaso de agua bien fría para aguantar el infernal calor de Buenos Aires. Mi error fue tener el celular a mano, cinco de la mañana y un interés amoroso no es una buena mezcla para mi, es como el Fernet con CocaCola o el Vodka con Manaos, mezclas innecesarias y fáciles de evitar pero que siempre hacemos porque ¿Por qué no?
La cuestión es que agarré el teléfono y me decidí a enviarle un audio a María, no terminó bien.

Horas después me contestó poniendo alguna excusa barata que salió de su mente en esos momentos, y no te culpo Mari, si una loca enamorada de mi me estuviera hablando a las 5 de la mañana confesando todo lo que siente, sonando como borracha para después reírse y decir que en la tarde, cuando despierte, se va a sentir completamente arrepentida y borrará todos los audios, cosa que efectivamente hice pero llegué demasiado tarde. Apenas me levanté recordé la madrugada anterior, con la cara roja fui directo a nuestra conversación y borré todos los audios que pude, no sin antes ver tu respuesta y querer que me trague la tierra en ese instante.
Me dijiste que no me respondías porque hablabas con otras personas, que no me tenía que hacer la cabeza y que ella se identificaba como una persona "muy colgada". "Bueno" pensé, "No se lo tomó tan mal" pero en esos momentos no me daba cuenta que nuestra "relación" estaba cayendo en picada.

30 de diciembre

Te respondí una que otra historia de Instagram, con chistes malos esperando que puedas notarme entre toda tu bandeja de mensajes, bastante llena, supongo. Ví que minutos antes habías publicado que te sentías triste, te respondí, estabas en línea pero no veías el mensaje, su voz repitiendo en mi cabeza "Hablo con otras personas" "Hablo con otras personas". Dos horas después me respondiste con toda la historia, tal vez me la reenviaste de otro chat, el de tu mejor amiga, tu mejor amigo, alguna persona de confianza, y estaba perfectamente bien, no era importante en tu vida y tenía que aceptar la realidad. Me contaste que tuviste un lío con tu mejor amiga, "Amigas con nombre" así me gustaba llamarle a las amigas falsas, soltaste todo lo que sentías y durante unos segundos pensé que era la primera vez que escribías eso, tal vez yo no era la primer persona a la que se lo contabas, pero era el primer texto que escribías sobre el tema y me sentí realmente importante, como si quisiera tu confianza o como si vos quisieras mi ayuda y afecto. Te respondí con cariño, como le respondo a todos y todas, pero me expresé mas con vos que con nadie, porque sentía que vos lo necesitas, que vos eras mi persona, mi persona favorita.

La noche del 31

Te felicité por el Año Nuevo, vos lo hiciste pero en la tarde del primero de Enero, me dijiste que saliste de fiesta, que estabas muy borracha como para responderme. Estaba perfecto, tenías amigos y amigas con las que salías de joda, a pasar un buena rato, tal vez fumar y tomar alcohol. En la noche del 31 me senté en el sillón del living, viendo como mi hermano y mi primo se preparaban para ir a la fiesta de Año Nuevo que organiza el club donde ellos asisten, hice algún que otro comentario sobre sus vestimentas, me encanta hacer que se sientan bien con ellos mismo. Los vi irse por la puerta de mi departamento, iban acompañados de mi padre quien seguro volvería en unos minutos, sólo quería que ellos llegaran bien a la fiesta para luego el dormir profundamente en su cama de dos plazas junto a mi madre.
A las 4:30 am me escabullí entre la oscuridad de la casa para robar el Champagne de Año Nuevo, tomé un sorbo para luego escupir el líquido en la pileta de la cocina, era demasiado amargo pero sentía que lo necesitaba. Como buena alcohólica responsable que era, acomodé la botella de vidrio como estaba antes de que me diese el ataque de tomar del pico sin ponerlo en una copa con un poco de helado de limón, la cuestión es que una vez mi trabajo estuvo terminado me dirigí a la cama dispuesta a dormirme, alejé mi celular lo más posible y me dormí antes de que el reloj marque las 5:00.
Soñé que nos besábamos, que te acariciaba lentamente la cintura, tentándome. Soñé que luego de ese profundo beso nos mirábamos a los ojos y reíamos fuertemente. Hablábamos de nuestros gustos musicales, de nuestras series favoritas, gritábamos cuando aparecía nuestro personaje favorito, era nuestro, de nosotras, lo teníamos en común y me encantaba. Íbamos al centro comercial, probábamos comida vegana, comidas exóticas para después pasar por el almacén más cercano a tu casa y comprar óreos y helado de Dulce de Leche, que siempre fue tu favorito.




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