Todas las veces que nunca me amaste

Capítulo 23

¿Qué pasaba si él entraba en la habitación? ¿me golpearía? ¿o me haría algo peor?

Comenzaron a sudarme las manos mientras miraba a mi alrededor, desesperada. Estaba en su habitación, invadiendo su intimidad y, para rematar, lo había dejado plantado hablando solo en el pasillo.

Miro con miedo el picaporte de la puerta, y me precipito hacia el. Con lentitud abro y asomo mi cabeza para ver si había alguien merodeando por ahí. Una vez que creo que estaba a salvo, me voy. Trato de no parecer apresurada una vez que estoy en el pasillo, la música se escucha con mas claridad cuando me acerco a las escaleras y comienzo a bajar. Voy a la cocina, donde había visto a los chicos por ultima vez y los encuentro comiendo palomitas de maíz.

—¿Por qué tardaste tanto? —Harry es el primero que me ve, y cuando sus ojos se enganchan con los míos. Frunce el ceño—. Estuviste llorando.

No es una pregunta, lo cual me deja muda. Era más que obvio que se daría cuenta del estado de mis ojos. Trato de fingir demencia y le regalo una sonrisa.

—Si, se me salieron los lentes de contacto cuando lavaba la cara. Mis ojos tienden a irritarse cuando me los saco. —en parte, era verdad. Tenia que ponerme unas gotas para el ojo para que eso no pase, pero esta vez no había venido con los lentes de contacto.

Harry suspira aliviado y engancha su brazo con el mío.

—Ten cuidado la próxima vez, Tess. No quiero ir por ahí golpeando a la gente.

Me rio y niego con la cabeza.

—No lo harás.

Salimos hacia el patio exterior de la casa, una enorme piscina climatizada y un jardín cubierto de lucecitas amarrillas nos saluda. Es cálido y parece tranquilo. La casa de Logan Myers era agradable.

Me rio mentalmente al juntar la palabra agradable y Logan en la misma oración. ¿Quién iba a pensar que su casa sería tan bonita? Estaba segura que los chicos no tenían idea de quien era el dueño de la casa, y yo no estaba dispuesta a revelarlo.

Harry se sienta en un banco de concreto enorme y me ayuda a subir también. Max aparece minutos después mientras Harry me relata sobre sus vacaciones de verano y se sienta a mi izquierda. Beau se nos une después de que fuera a recargar nuestras bebidas. Harry y él comienzan a hablar sobre autos, mientras que yo, con mi bebida en mi mano, observo como Max se le queda viendo embobado a una chica bajita y palida que esta del otro lado de la piscina.

—¿Quién es ella? —le susurro y eso parece hacerlo volver en sí.

Me mira sonrojado antes de contestar.

—¿Soy muy obvio? —asiento lentamente mientras sonrío —. Es Jessica. Va al otro grado, es co-capitana de las animadoras. 

—Es linda.

—¿No la conoces? —me pregunta extrañado —. Salía con tu hermano el verano pasado.

Vuelvo mirarla y si, si me acuerdo.

Recuerdo a James y a ella en la mesada de la cocina. Mi hermano con los pantalones bajos y ella con la falda hasta la cintura. Yo solamente había ido a por algo de cereal con leche y lo único que me encontré fue a esa chica gritando como loca el nombre de James. Luego de eso, nunca mas volví a bajar por algo de comer en la noche.

Por fortuna mía, al otro día tenia mi vuelo a Florida, por lo que no tuve que ver la cara de James.

—No que yo recuerde —miento, mirándolo.

—Terminaron luego de empezar las clases.

—Mi hermano no tiene novias.

—Lo sé —hace una mueca —. De todas maneras, él está enamorado de otra. —Lo miro con atención.

¿James… amando a alguien que no sea él mismo?

¿Qué clase de broma oculta era esta?

—¿De quién estás hablando?

Max me mira con pena y señala sutilmente a la izquierda. Allí, una despampanante morena de largo cabello negro y piernas largas se encuentra riendo rodeada de chicas. Es preciosa, demasiado. Su piel oliva parece brillar con el reflejo de los reflectores del agua. Tiene el cuerpo tonificado, piernas largas y una cara de muñeca. Parece decir algo que todas las chicas que la rodean, se ríen. Algunos chicos atrás de ella suspiran mientras tienen sus ojos estancados en su figura. Parece como una sirena.

—Es… linda —contesto después de un rato. Observarla te trasmitía paz. Sus movimientos no eran falsos, y menos grotescos. Tenia elegancia y estilo mientras hablaba y movía ágilmente las manos.

—Su nombre es Harper —me dice —. Harper Etheling —parpadeo descolocada —. Si hay alguien en esta casa que sea de la realeza máxima eres tú y ella. Su padre…

—Lo conozco —le digo —. Tuvo negocios con mi padre y una vez vino a cenar con su esposa.

Claramente, fue cuando mi madre estaba con vida. No conocía a su hija, pensé que solo tenían a un varón. Edwing. Él tenia mi edad, era algo lindo cuando lo conocí, pero no hablamos mucho porque en ese entonces yo era el triple de tímida de lo que soy ahora y me había refugiado detrás de las faldas de mi madre cuando terminé de saludarlos.

—Harper regreso hace menos de un año —asiento —. Estuvo estudiando toda su vida en Francia.

¿James estaba enamorado de ella? Era imposible.

A simple vista, esa chica era un ángel caminado entre mortales. James a penas si te daba las gracias cuando le dabas algo, era irreal que él se fijara en una chica tan buena.

—Pensé que a mi hermano le gustaban otro tipo de chicas.

—Bueno, Harper lo odia.

—¿Por qué?

—Por ser simplemente James —me rio y él me sigue. Ambos sabíamos cómo era James con las demás personas.

—Entonces creo que me cae bien. —me sincero.

—¿Qué le pasa a Bruno contigo? —me pregunta de la nada.

Dejo de mirar a Harper y lo miro confundida.

—¿Qué?

—¿Por qué te mira de esa manera? —sigo su mirada y efectivamente Bruno esta mirándome… como si quisiera enterrarme —¿Por qué te mira así? —vuelve a preguntar.

—Por existir —contesto simplemente.

Max me mira alarmado y me encojo de hombros. No me importaba Bruno, ya no. Entendí que todo lo que me decía era una frustración interna que él tenía, no mía.




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