Todas las veces que nunca me amaste

Capítulo 37

Miro atentamente a los jugadores de fútbol practicar. A mi lado, en las gradas del patio de deportes, Harry me entrega una mandarina pelada y me mira con fijamente.

—Igual ya lo sabíamos —dice, y Beau y Max asienten con la cabeza.

—¿Tan obvia era? —los 3 me dan una mirada como diciendo ¿estas bromeando? y ruedo los ojos—. Bueno, la cosa es que yo no sabía que él compartía el mismo sentimiento.

—¿Te lo ha dicho?

—Si, me dijo que yo le gustaba y… que amaba, ¿eso es una declaración?

—Demasiado, diría yo —Max opina —. Aaron te miraba de una forma especial… no se como explicarlo.

—Te miraba como si fueras lo único que existiera —Beau me sonríe —. Los demás podían verlo, ustedes no y eso es algo gracioso porque todos sabíamos que ambos se morían por el otro.

Hago una mueca.

Si bien Aaron y yo no estábamos saliendo, era algo que tenia que aclararles. El lunes a primera hora, los tuve sobre mi preguntando como locos que había sido esa escena del fin de semana. Aprovechamos que a la hora del almuerzo el sol estaba radiante y el clima agradable para hablar y salimos a almorzar afuera. No les conté todo, pero si sobre Aaron y yo. No les dije sobre el mapa, suficiente tuve con él.

—Tiene una explicación. —le digo, apurada.

—La estoy esperando —se aparta de mí, sentándose a mi lado y, respirando profundamente, le cuento todo.

Su cara es de sorpresa y luego, cuando le cuento hasta cuanto he avanzado sola, parece enojado.

—Solo entramos para recuperar el vinilo, la última pista era una canción del…

—Así que confiaste en él para eso, antes que a mí.

Suspiro profundamente, buscando encontrar las palabras adecuadas para hacerle entender que no era como él pensaba.

—Jude fue de gran ayuda, Mila y Cassy también lo sabían, Aaron —niego con la cabeza —. Las cosas entre los 2 estaban tensas y me molestaba tener que guárdate esto, pero debía hacerlo sola.

—Siempre voy a ayudarte, siempre —aprieta la mandíbula —. Se que antes no confiabas en mí, puedo ver que todavía no lo haces del todo.

Aparto la mirada, avergonzada porque me atrapo. Todavía no confiaba en él, era verdad y esperaba que vuelva a recuperar mi confianza. Se sentía equivocado, a pesar de saber que me le gustaba, el tener que contarle mis cosas. Una vocecita me susurra en lo mas profundo de mi mente y, para callarla, decido preguntarle.

—La última vez que te conté algo, se lo dijiste a Bruno —lo miro.

—¿Qué? —cuestiona, confundido —. Tessandra, no se de lo que estas hablando. Explícate, por favor.

Ah uso mi nombre completo, comenzamos bien.

—Bruno… se burlo de mi —tomo aire. Sabía que podía complicar las cosas, entre ellos dos quiero decir, pero a esta altura no me importaba —. Me encontró y me dijo que sabía sobre lo que paso con Jayden.

—¿Y crees que yo le dije?

No digo nada, simplemente lo miro. Podía ver como cada segundo que pasaba se tensaba más y más. No quería decirlo en voz alta, porque si la respuesta era afirmativa entonces no había nada de que hablar. Él seguiría defendiendo a alguien que me lastimo tanto durante toda mi vida y yo no iba a aceptarlo.

—No le dije nada —dice, de pronto —. Nunca cuento nuestras cosas, Tess. Es algo nuestro, solo nuestro y el que lo sepa otro siempre me pareció equivocado.

Parpadeo un par de veces, buscando algún indicio de que esta mintiendo, pero no encuentro nada. Las emociones parecían haberse borrado de su cara.

—Entonces tu no…

—No —sentencia, enojado —. Eso hacen los amigos, ¿o no? Guardan secretos y…se cuentan todo.

Aprieto los labios, contrariada y me sonrojo porque tenia su punto. Le doy una mirada avergonzada, porque había desconfiado de él y estoy segura que si hubiera sido al revés, yo estaría igual o peorl.

—Lo sé, yo —juego con mis manos — solo no sabía cómo decirlo. Tenia muchas cosas en mente y quería contarte todo, pero sentía que nos habíamos alejado demasiado para ir corriendo hacia ti.

—Siempre puedes venir corriendo hacia mi —con su dedo levanta mi cara, para anclar sus ojos a los míos — y siempre te sostendré entre mis brazos. Porque antes de ser el hombre que te ama, primero fui tu mejor amigo, Tessandra.

Una sonrisa pelea por aparecer en mis labios y en los suyos. Me abalanzo hacia él, para poder abrazarlo. Aaron me sujeta de la cintura y cae de espaldas. Beso su mejilla y acerco mi boca a su oído.

—Te amo —susurro.

Su pecho se sacude, de golpe, y me separo preocupada para verle la cara. Sus ojos están llenos de lagrimas y me congelo, porque me miraba como si fuera algo que… siempre quiso y no pudo alcanzar.

—Yo también te amo —une su frente con la mía, despacio —. Más de lo que puedas creer.

 

—Entonces, ¿son novios?

La pregunta de Beau me trae al presente, olvidando el recuerdo del sábado anterior y guardándolo en mi memoria.

—No lo se —como una mandarina —, no me lo ha preguntado.

—¿Esas cosas se siguen preguntando? —Harry me mira.

—Creo que para las chicas es algo importante —Max se encoje de hombros —. Si yo ya te dije te amo es una propuesta para que nos mudemos juntos… en mi forma de ver, claro.

Hago una mueca.

No, no me lo había preguntado y yo tampoco me puse a analizarlo o siquiera cuestionarlo. Directamente, mi cerebro asocio que ya estábamos juntos como… una pareja. Era algo loco de decirlo, pero así sonaba y me encantaba. Después de todo, la abuela de Aaron tenía razón. Él me lo dijo primero y era sincero su amor por mí.

Por mucho tiempo, pensé que Agnes me había mentido y ilusionado con eso, pero solamente era yo misma la que tenía esos pensamientos depresivos sobre los sentimientos de Aaron. Me alegraba haberle hecho caso, porque si no estaba segura que iba a arrepentirme el resto de mi vida. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.