Todas las veces que nunca me amaste

Capítulo 41

Tenía que pensar bien mis palabras cuando todo pasara. Todavía no estaba emocionalmente bien, no después de un ataque de pánico y al arresto de mis amigos, pero tenía que estarlo. Mi vida dependía de la decisión que iba a tomar justo ahora, sentada en la escribanía de la estación de policía.

Jude y Kara estaban detenidos, por consecuencia, dentro de una celda, como si fueran criminales famosos. Al llegar a la estación, curiosamente, los periodistas y paparazis no estaban en ningún lado. Fue cuando me llevaron hacia el cuarto donde estoy ahora, que comencé a escuchar el murmullo y el revuelo afuera. Mi padre estaba cerca y mi abogado todavía no llegaba.  No entendía porque tardaba tanto, me estaba poniendo incomoda estar a solas y en silencio con el policía que dejaron de custodia.

Tomo aire lentamente y miro con aburrimiento mis manos. Todavía temblaban, asustadas. No ayudaban así que las junto y aprieto, como siempre hago, para calmarlas. Si todos estaban pendientes de mi ahora, iba a ser muy difícil salir de aquí. Iba a ser una pesadilla volver a salir a la calle con normalidad. Lo sabía, porque cuando se armaba un escándalo en la corona, los periodistas podían estar días detrás, hasta meses. Suficiente tenía ya con ser hija del candidato a primer ministro, y esto no iba a tolerarlo, así como así.

 La puerta a mi espalda se abre y me tenso, pero no miro. Simplemente espero a que mi padre, o mi abogado, se haga visible. Siento un par de pasos y alguien se aclara la garganta.

—Mi lady, es un honor —un hombre delgado y viejo, de pelo cano y con anteojos, se pone frente a mí. Hace una reverencia —. Mi nombre es Paul Arthurs su abogado.

—Hola, es un placer conocerlo —saludo, estirando mi mano hacia él. Duda un momento, pero al final termina aceptándola y sacudiéndola —. Gracias por llegar tan rápido, es un asunto de suma importancia para mí.

—Ya veo —comenta y sentándose, saca una libreta de su maletín y vuelve a dirigirse hacia mi —¿cree que pueda darme algunos detalles de cómo termino en la casa de…?

—No lo contrate para eso, señor —lo corto —. Ya di mi declaración, no me secuestraron, no me llevaron a la fuerza. Yo quise huir de mi casa y mi amigo me dio una mano.

—¿No estuvo retenida en contra de su voluntad?

—No —respondo, enojada —. Si así hubiera sido, no estaría aquí sentada, ¿no le parece?

—Claro… —duda —¿Para qué me quiere exactamente?

Abro la boca para contestar, pero la puerta se abre de golpe y Amos Cavendish en persona, junto a lo que creo que es su bufete de abogados, irrumpen en la habitación. Al verme sentada, acorta la distancia que nos separa y, a sorpresa mía, envuelve sus brazos a mi alrededor en un abrazo. Me paralizo de pies a cabeza y no me muevo, porque creo que estoy en un sueño. Uno donde todo lo que ha pasado entre nosotros, no ha ocurrido. Mis brazos están a un lado de mí, inmóviles, mis manos pican por tocarlo, pero me contengo convirtiéndolas en puños.

—Tessy… —murmura contra mi cabello —. Hija, no vuelvas a hacer eso.

Me indigno, porque a pesar de querer abrazarlo y pedirle perdón, no tenía ni siquiera la mínima conciencia. Él provoco mi huida, mis lágrimas y mi dolor.

Mi padre se separa de mí y, sujetando mi cara entre sus manos, le doy un vistazo. No luce tan frio e imponente como siempre lo está, ni siquiera se acerca a la persona que era ayer, a la persona que me confeso como mi madre murió. El Amos que tengo enfrente se veía descuidado, cansado, con ojeras y los ojos rojos, la ropa, que no era su habitual traje, estaba descuidada y con arrugas, hasta el pelo lo tenía desordenado. Boqueo un par de veces, sin saber que hacer y es ahí cuando él se percata de mi abogado.

—¿Qué quieren ahora? —dispara, serio —. Tessandra ya ha tenido suficientes preguntas por hoy. Quiero que manden a prisión cuanto antes a esos dos delincuentes.

Parpadeo un par de veces, entendiendo a quien se dirige en ese tono despectivo tan común en él. Estaba hablando de Jude y Kara, las personas que me dieron una mano cuando él no lo hacía. Mi padre quería mandar a la cárcel a mis amigos.

—En realidad, mi lord —comienza Paul —, ella me mando a llamar.

Me voy para atrás, separándome de mi padre y poniendo distancia entre nosotros dos. Lo miro seria, más de lo que alguna vez estuve y él lo nota de inmediato. Sus ojos, que antes estaban rojos, ahora parecen cautelosos mientras me pongo al lado de Paul.

—Quiero renunciar a mi título. —expreso, mirándolo a los ojos.

Por minutos, nadie dice nada. Los abogados de mi padre me miran atónitos, mi abogado también, puedo escuchar con claridad como traga saliva, nervioso. Mi padre esta igual, pero parece confundido, además.

—Estas cansada, Tessy…

—También quiero renunciar a mi apellido —lo interrumpo —. Si eso deriva a la emancipación, sería mejor.

Ahora puedo verlo, tan claro como el agua, como los ojos de mi padre flamean en furia misma. Sus abogados comienzan a murmurar entre ellos y Paul no sabe dónde meterse, pero no flaqueo cuando parece que mi padre esta por explotar.

—¿Qué quieres lograr con todo esto?

—Estar lo más alejada de ti cómo es posible —confieso, tragando saliva.

—Fuera —ordena, contenido. Nadie se mueve —¡He dicho todo el mundo afuera! Mi hija y yo tenemos una conversación pendiente.

—Pero mi lord… —comienza el policía.

—No estoy pidiendo opiniones —lo frena, con los dientes apretados —. Fuera.

En un parpadeo todos desaparecen rápidamente por la puerta, dejándonos solos a nosotros 2. Ahora, la habitación que antes me parecía pequeña, se agranda y me sudan las manos por lo que va a pasar. Mi padre señala la silla a mi lado y se sienta en una frente a esta. No digo nada y también lo hago.

—Tessandra… hija —comienza, pasándose las manos por el pelo, en intento inútil de acomodarlo un poco —. Se que debes estar pensando lo peor ahora, debes estar cansada y asustada, pero tienes que entender que no puedo darte lo que quieres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.