Todo lo que necesitaba

3

La discoteca estaba repleta y a penas podíamos bailar. El calor humano del lugar me causaba mucha sed, por lo que nos quedamos en el sector del bar donde era más tranquilo.
Charlamos y bebimos algunos tragos y cuando le avise que ya estaba cansada decidimos irnos.

—Definitivamente ya estoy vieja para esto. — suspiré entrando a la paz que el auto ofrecía.

—Exageras Mey- Mey. —Dijo Leo mientras encendía el auto.

—Claro que no. — Ddije pegándole ligeramente el hombro y Leo rió divertido.

Cuando estacionó en mi calle, suspiré agotada y me acerqué para saludarlo, pero él tuvo la misma idea y sin intención nuestros labios chocaron, haciéndome retroceder por impulso.
Lo miré fijamente sin poder decir nada, no encontraba que decir y menos mientras Leo me estudiaba buscando alguna reacción de enojo por el incidente. 
Muy por el contrario a lo que esperaba, Leo me tomó por la nuca atrayéndome a él y besándome hasta dejarme sin aliento.

Mi resistencia fue nula ya fuese por el alcohol o por el hecho de que no podía pensar con claridad por esa sensación que los labios de Leo causaban en mí.

Mi resistencia fue nula ya fuese por el alcohol o por el hecho de que no podía pensar con claridad por esa sensación que los labios de Leo causaban en mí

Una fuerte corriente eléctrica viajaba por cada una de mis extremidades culminando en una punzada cálida en el pecho. Ni siquiera Enzo causaba eso en mí.

Enzo...

Me aparté violentamente guiada por la razón que me gritaba que tenía un prometido al cual amaba y que no se merecía lo que estaba haciendo.

— Lo siento Mey- Mey... yo no...—intentó excusarse Leo.

Sin decir más y sin permitirle terminar de hablar salí del auto entrando a casa apresuradamente como si un asesino me estuviera persiguiendo.




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