Tras la partida de Leo, Enzo me dijo que lo esperara en casa que tenía una reunión importante y que tardaría un par de horas más.
Al llegar a casa tomé valor y comencé a leer los mensajes que tenía de Leo y que me había negado a leer.
Lágrimas nublaban mi vista. Leo me amaba y yo le destrocé el corazón. Lo único que tenía en la mente era su mirada verde triste observando como elegía a Enzo sobre él.
Sabía que era lo correcto, pero dolía demasiado. Sentía que mi corazón se saldría de mi pecho e iría corriendo tras Leo, mientras que mi cerebro me obligaría a quedarme esperando por Enzo.
¿Cómo puede una persona puede tener sentimientos tan contradictorios?
Traté de calmarme y razonar por un momento. Estaba haciendo lo correcto.
Con Enzo ya habíamos planeado una vida, teníamos muchos planes a futuro. Sabía que él me amaba y yo...
Me costaba completar esa frase ahora.
Tenía muchas dudas de lo que sentía en ese momento. Leo había revuelto todo mis pensamientos con esos mensajes. Estaba confundida, aturdida y no podía identificar mis propios sentimientos.