Todo lo que tienes y crees perfecto o suficiente para ti, no siempre es lo que en realidad necesitas para que tu vida tenga sentido.
Muchas veces la verdad está ahí frente a ti, pero te niegas a verla porque la comodidad que la mentira aparenta es reconfortante. Sin embargo, dicha verdad o realidad siempre querrá salir a la luz. Muchas veces es una situación límite la que te la muestra, pero a veces, en el mejor de los casos, es una persona nueva que trae un poco de realidad y abre una puerta que ya creías abierta, pero que no lo estaba en verdad.
Para mí esa persona fue Leo. Cuando lo conocí creía que ya lo tenía todo, que no me faltaba nada. En realidad, él me trajo todo lo que siempre necesite.
Enzo había sido alguien muy especial para mí y siempre tendría un lugar en mi vida, pero no fue ni una décima parte de lo que era Leo ahora.
Él es el amor de mi vida, mi compañero y padre de mis hijos.
Sin buscarlo y sin intención de cambiar lo que yo creía perfecto, lo encontré y me mostró que todo lo que necesitaba era felicidad verdadera.