Recuerdo #6
Camino despacio y con cuidado de no caerme mientras sigo las instrucciones de Tamara.
- Bueno ahora quieto donde estás - me pide Tami.
- ¿Eso quiere decir que ya me puedo quitar la venda de los ojos amor? - le pregunto al tiempo que llevo mis manos a mi cabeza.
- No no no, tu todavía no te puedes quitar eso - me regaña al tiempo que coge mis manos y me sigue guiando - Listo, ahora sí - dice al mismo tiempo en el que ella desata el nudo detrás de mi cabeza.
Una vez me acostumbro a la tenue luz, me doy cuenta que estamos en el patio trasero de la casa de los papas de Tami, estoy frente a un camino formado por cinco faroles dispuestos a cada lado que llegan hasta una caseta la cual está decorada con pequeñas lámparas que cuelgan alrededor iluminando el lugar y dándole un toque romántico, en el centro hay una pequeña mesa con dos sillas, una a cada lado, en la mesa hay dos platos y dos copas con los cubiertos de cada puesto y a un lado hay como un pequeño baso de vidrio en el cual hay una vela y hay unos pétalos de rosa que forman un corazón alrededor de la vela.
Cuando terminé de ver alrededor del lugar tengo una gran sonrisa en mi rostro y definitivamente cada vez amo más a Tamara, miro a mi lado y me doy cuenta que ella ya no está ahí, recorro todo el lugar a mi alrededor y la veo a un lado en una mesa la cual no había visto antes, me dirijo hacia donde está y a mitad de camino comienza a sonar "All of me" de John Legend, cuando llego a ella la abrazo por detrás mientras acaricio su barriga de seis meses.
- Todo está muy lindo amor, gracias - ella se voltea y posa sus brazos en mis hombros
- Feliz cumpleaños amor - dice para luego besarme - Ya estas viejo - agrega para luego mostrarme la lengua.
- Cumplir 26 no me hace viejo - le digo y le robo un beso.
- Puede que no, pero sigues siendo más viejo que yo - termina de decir y no soy capaz de contenerme y la beso.
- Pensé que se te había olvidado - le digo después de haber dejado de besarnos mientras le sonrío
- Sabes que a mí nunca se me olvidaría tu cumpleaños - me da un casto beso - No como a ti - me guiña el ojo y se separa de mi para ir a otra mesa que tampoco había visto, coge una caja rectangular larga y me la da - Te advierto de una vez por todas que es solo una parte de tu regalo de cumpleaños.
Decido abrir la caja y me encuentro con una docena de rosas rojas, sorpresa, es lo que muy claramente se puede ver en mi cara, levanto la mirada y veo a Tamara tratando de aguantar la risa.
- ¿Por qué pones esa expresión, amor? - pregunta a la vez que puedo ver como sus gestos cambian de felicidad a preocupación con una pizca de tristeza - ¿No te gusta el detalle? - pregunta con una voz que me confirma que está realmente preocupada, mientras que se acaricia la barriga, gesto que siempre hace cuando algo la preocupa o cuando algo la comienza a enfadar.
- No corazón, realmente me gustan mucho, mejor dicho, me fascina tu gesto - no termino de hablar cuando ella me interrumpe
- No entiendo, si realmente te gustaron ¿por qué pones esa cara? - en la forma en la que pregunta me puedo dar cuenta que mis palabras no la tranquilizaron ni mucho menos le quitaron su preocupación.
- Es que, es que nunca en mi vida me habían regalado flores - le digo con sinceridad a lo que ella me responde con una sonrisa que me indica que ya no está preocupada.
- Entonces realmente logré sorprenderte - me dice mientras se acerca y me abraza
- La verdad es que si y mucho - le respondo mientras contemplo las flores.
- Si me lo imaginaba, como no es algo común que una mujer le regale flores a un hombre, decidí hacerlo por eso mismo - me regala una hermosa sonrisa que me confirma que ella es la mujer con la que quiero estar el resto de mi vida.
- Entonces amor, ¿deseas cenar primero o quieres primero el resto de tu regalo?
- Pues la verdad es que me intriga saber cuál es el resto del regalo que tienes para mi - le digo mientras deposito las flores devuelta a la mesa para poder abrazarla completamente.
- Entonces hazme un favor, siéntate y cierra los ojos - La volteo a ver y levanto una ceja en señal de pregunta - ¡Ay amor! Tu solo hazme caso yo sé que este regalo también te va a sorprender, pero al mismo tiempo te va a encantar
Sin decirle ninguna palabra me volteo y comienzo a caminar hacia la mesa, una vez me siento decido hacerle caso y cierro los ojos
- Listo amor ya los cerré - le digo al tiempo que entre abro un ojo y la busco por el lugar encontrándola frente a mi mirándome y con los brazos cruzados
- ¡Que mentiroso eres Colton!