Torbellino: Quizás en algún Sueño muy Lejano (volumen 4)

Capítulo 6

En el momento en el que todas ellas hacen su aparición en el comedor, el resto de la familia ya está sentada alrededor de la mesa.

Wow, parecen decir todos y en coro, bajo el asombro de sus miradas. Se las ve ataviadas de los más finos atuendos. Adornados sus rostros con elaborados maquillajes teñidos de elegancia y altura. Incluida la hermosa longevidad de nana quien, ingresando a la habitación junto a ellas, precede a la nueva arrogancia presentada por Lorie.

—¿Dónde estaban?

—Oh —deja salir Alexandra como un apocado suspiro cargado de presunción y sentándose al lado de su marido, bebe de su copa de vino—, mejor no preguntes, querido. Ya sabes, cosas de mujeres.

Jim sonríe con amplia generosidad y toma la mano de su mujer.

—Te ves muy bella —le dice y otorga un galante beso sobre el brillo sedoso de su piel.

—¿Qué te parece la hermosura de nuestra hija? —Pregona Alexandra con el pecho erguido de orgullo e invita a su esposo a observar su más reciente creación; porque obviando los pedidos de Sam y desestimando los cansancios de su hija, la vistió y la maquilló como si fuese una muñeca de porcelana.

—Qué te puedo decir —contesta éste acercando el rostro hasta su esposa—. Es casi tan hermosa como la madre —Y recibiendo los labios de Alexandra sobre su galantería, ambos sonríen tomados de la mano mientras miran a Sam, ocupando su lugar en la mesa, al lado de David.

—Wow —pronuncia éste sin lograr quitarle la mirada de encima y acercándose hasta ella, le susurra muy quedito en el oído—. ¿Qué tal, hermosa? ¿No has visto a mi prometida por aquí? La estoy esperando desde hace un par de horas.

—Creo que la vi, por última vez, hace cinco capas de maquillaje —susurra Sam de igual forma y provocando las risas de ambos, se besan y se unen por la frente.

—Te ves espectacular.

—¿Te gusta?

—Si, claro. Aunque…

—¿Qué? —pregunta ella. Acaricia su mejilla y se encarga de poner muchos besitos sobre sus labios mientras le sonríe.

—Me gustas más cuando eres…Ya sabes, sólo tú.

—¿Y ésta no soy yo?

—No —responde David y ayudado de más susurros, los deja acumular sobre sus labios—, mi Sam es natural y su belleza no necesita de retoques, ¿sabes? Ella es perfecta, así tal cual es y por eso es que la amo tanto.

Los labios de ambos se unen una vez más.

—Oigan, ya busquen una habitación, ¿no?

—¡Daniel! —Le reprende Jim enseguida.

—¿Qué? —Pronuncia el chico en medio de sus burlas.

—¿Mamá, me puedo retirar? —Pregunta Linda. Se siente asqueada y humillada al ser testigo de todo aquello; así que comienza a levantarse de la mesa.

—Por supuesto que no —le responde Alexandra—. Te dije que te quedarías para la hora de la cena y así mismo es como lo harás, jovencita. ¿Entendiste?

—¡¡Ushhhh!! —Lanza la mocosa por los aires y aventando la servilleta con malacrianza sobre su plato, se deja caer de nuevo sobre la silla cruzándose de brazos.

—¡Oye, ya cálmate! —Le ordena Adam. Se encuentra sentado a su lado y termina de reprenderla con la mirada.

—¡Pero, es que mamá siempre…

—Shhh…ya, tranquilízate —pronuncia éste y bajando el tono de su voz y para el asombro de todos los presentes, hace lo que nunca antes había hecho. La toma bajo el abrigo de su abrazo y acercándola hasta él, la consuela sobre su pecho mientras la besa en la cabeza—. No te pongas así, pequeña —Y pronuncia esto buscándola con la mirada—; vamos a cenar todos juntos y en familia, ¿entendiste?...¿Te parece?

—Si —responde la chiquilla. Se muestra asombrada por la ternura y la comprensión con la que su estricto hermano le acaba de hablar; así que se calma y atiende a su pedido.

—Tú y yo vamos a hablar ahora más tarde —pronuncia Adam señalando a Dany con el dedo.

—¿Y yo qué hice? —Se revela el chico ante él y levantando ambos brazos, los deja caer sobre sus costados con evidente fastidio.

—Adam, déjalo tranquilo —interviene Sam en defensa de su consentido.

—Muy bien, como gustes; pero cuando te siga faltando al respeto, después no te quejes.

—Bueno…bueno —Se hace escuchar Jim sobre todos ellos y llamando al orden en su mesa, propone dar las gracias por los alimentos que están por recibir y por toda la familia, allí presente, que se encuentra reunida en esta noche tan especial de navidad. Porque por primera vez, en muchos años, toda su familia sin faltar uno solo de ellos, se encuentra allí, sentada junto a él. Por su hermosa esposa y por sus cinco adorables hijos e hijas. Sus tres nietos varones (Sam y David sonríen, de inmediato, pues saben que acaban de incluir a Ben en la lista), por el que viene en camino —prosigue Jim— y por el que ya no está (David sostiene la mano de Sam con fuerza). Por su nuera y por su futuro yerno…Y, por supuesto, cómo dejarlo por fuera, por los invitados tan especiales que hoy los honran con su presencia en su hogar —pronuncia éste en dirección a Lorie; desatando, allí mismo, los escandalizados rubores sobre sus mejillas—. Amén.




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