—¿Pa`? —Pronuncia Susan. Asoma la cabeza en los interiores de las cocheras buscando a David, pero no le ve por ningún lado.
—Aquí, abajo, princesa —emerge la voz de éste. Guía la mirada de la adolescente bajo la enorme estructura de hierro en la cual David se encuentra sumergido de medio cuerpo, ajustando uno de los motores de los propulsores que está diseñando.
—Wow, esta cosa es enorme. Cuando me dijiste que harías un modelo a escala de los propulsores de la nave que estás diseñando, pensé que hablabas de una maqueta. No de algo como esto.
—Lo sé y aunque no lo creas esa fue la idea inicial, cielo; pero me lo pidieron de esta forma. Quieren verlo en funcionamiento a nivel de escala, pero en tiempo real. Además, estos no son en sí los propulsores, mi amor. Es solamente uno de los motores. Su tamaño real es treinta veces más grande que este.
—¿Puedo venir a ayudarte más tarde? —Pregunta la joven sentándose en el suelo. Se mantiene conversando con él al lado de sus piernas.
—Claro que sí. Es más, ayúdame ahora mismo —le dice David asomando la mano bajo el motor—. Pásame la llave de tres cuartos, ¿sabes cuál es?
—Por supuesto, tú me lo enseñaste —le dice Susan poniendo enseguida el encargo en las manos de su papá.
—Gracias, cielo. ¿Ya hablaste con Jim acerca de la decisión que tomaste? —Pregunta David en medio de los jadeos que la fuerza que está empleando le obliga a expulsar. Extiende de nuevo la mano hacia su hija y continúa recibiendo de ella su ayuda.
—Si, aunque creo que no le agradó mucho la idea. Tú sabes cómo es papá, no es feliz si no ve que todos optamos por el camino de la abogacía. De resto no hizo más que encogerse de hombros mientras decía que todas sus hijas lo habíamos abandonado. Empezando por mi mamá —pronuncia Susan en medio de sus sonrisas—. Él dijo que lo único que le extrañaba era que yo no hubiese escogido la medicina al igual que ella; sino la ingeniería aeroespacial, como tú.
—Bueno —comienza a decir David sin dejar de jadear—, yo noto en ti todas las aptitudes necesarias como para que te desempeñes sin ningún problema en este campo. Además de la inteligencia. Yo no resolvía cálculos tan avanzados a tu edad, hija.
—Es que tú me has ayudado demasiado, papá. Sabes mucho más que mis profesores; incluso me han preguntado en cuál instituto de avanzada es que recibo mis tutorías —le deja saber Susan en medio de sus risas—. Deberías ver sus rostros cuando les digo que las recibo en mi casa y que mi tutor eres tú, un ingeniero aeroespacial.
—No te han molestado, ¿o si?
—¿Te refieres a los demás chicos?...Tan sólo en ocasiones —le informa Susan provocando que todos los músculos en el cuerpo de su padre se tensen—. A veces me llaman “cerebrito” y cosas como esas; pero yo no les hago caso. De todos modos, muy pronto me iré de allí; así que no me importa.
—Princesa, ¿estás segura de que quieres hacer esto? —Pregunta David relajando su cuerpo mientras deja caer ambos brazos hacia los costados—. Es decir, yo ya pasé por lo mismo que tú estás pasando. Ya sabes, que te miren de otro modo y te juzguen tan sólo por estar más avanzados que ellos. Con saltos de años escolares que van de acuerdo a tu coeficiente intelectual, mas no así con tu nivel emocional. No quiero que te sientas obligada a hacer nada. Tu madre y yo ya hablamos; de igual forma lo hicimos con Jim y con Alexandra. Si tú decides que quieres seguir con el ritmo normal de tu vida y cruzar por la preparatoria como cualquier otra adolescente, sabes muy bien que puedes hacerlo. Un salto de dos años a estas alturas y a tu edad, puede ser un poco traumático. No queremos que pierdas tus años de adolescencia, tus amigos o tu baile de graduación pensando que tienes que demostrarle nada a nadie. Ni siquiera a nosotros mismos que somos tus padres.
—No lo sé —le dice Susan mostrando ante él la serenidad de sus palabras—. Tú ingresaste a la Universidad cuanto tenías dieciséis años. Yo lo haré de quince, no veo que haya mucha diferencia, ¿o sí?
—Para mí fue un cambio muy abrupto. En los adultos puede que un año de diferencia tal vez no signifique tanto; pero ustedes los adolescentes están en una etapa de pleno desarrollo. Un año puede ser todo un abismo de aconteceres y cambios radicales en su mente y en su forma de ser. No me malinterpretes, hija; yo no quiero sembrar en ti la duda o el temor. Tan sólo quiero que te sientas segura sabiendo que esto es, en realidad, lo que deseas. Y si ingresar a la Universidad en el próximo período es lo que realmente quieres. Y si optar por la carrera de ingeniería aeroespacial, es lo que está en tus planes; entonces, sabes muy bien que yo te apoyaré y estaré siempre allí cuando me necesites. Y si alguien te molesta de nuevo, tú tan sólo dime quién es y tu padre lo pondrá en su lugar de inmediato, ¿entendiste?
—Oook —pronuncia Susan con precavidos tonos llenos de burla—. Ya relájate, pa`; porque, en realidad, esto es lo que quiero. Y si, ya sé que tan sólo tengo quince años y que tú y mi mamá están nerviosos de que me vaya lejos; pero estaré bien…te lo juro. Y si es por guardaespaldas, no te preocupes; porque he vivido toda una vida rodeada por ellos. Papá, Adam y Dany siempre han intimidado a todos a mi alrededor, ningún chico se me acerca por temor a ellos.
—Y Dios los bendiga por eso —menciona David volviendo a sus tareas.
—¡Oye!
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Editado: 27.05.2022