Torbellino: Verdades a la Luz (novela Romance - Volumen 2)

Capítulo 35

Bienvenidos al último capítulo de Torbellino: Verdades a la Luz...Adelante, espero que lo disfruten.

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Todo esto ha sido demasiado para ella. Los eventos que ha vivido en los últimos días han sido demasiado estresantes. David se dio cuenta de la verdad acerca de su hija, por un momento creyó haberlo perdido a él y a los niños. Sus padres se enteraron de la verdad, recayó una vez más en el vicio y su cuerpo no ha dejado de atormentarla debido a la abstinencia. David también se enteró de los problemas que tiene con el alcohol. Toda una locura de acontecimientos que le han drenado por completo la energía...y de paso, la cordura.

Los espasmos con los que su cuerpo se agita, sacan a David de un sueño profundo y le hacen despertar en medio de un temible sobresalto. Descubre a Sam aún entre sus brazos, mas revolviéndose entre las sábanas con frenesí y desespero. Con gemidos entrecortados que salen de su garganta como si se estuviese ahogando; como si alguien la estuviese sujetando por el cuello hasta dejarla sin aire y por ello la mira intentando halar oxígeno a través de la locura de sus movimientos. Sonidos guturales que rompen su voz en mil pedazos al sujetarse ella misma el cuello con ambas manos.

Sonidos guturales que rompen su voz en mil pedazos al sujetarse ella misma el cuello con ambas manos

—¡Sam...Sam, despierta! —Exclama David. Se posiciona sobre ella y la sujeta de los hombros con ambas manos sacudiéndola con fuerza; intentando sacarla de su pesadilla, pero no puede. No sabe que ella ha cruzado más allá del punto de retorno y ha caído en el oscuro abismo de sus memorias, donde el infierno de su tragedia se repite ahora mismo dentro de su mente.

Los rápidos y violentos movimientos que se desatan de sus brazos golpean el rostro y el pecho de David. Tratando por todos los medios de liberarse del ataque que está sufriendo.

—¡¡No!! —Consigue dejar salir como un grito desesperado—. ¡No! —Se rompe su voz, una vez más y continúa ahogándose debajo del cuerpo de David, quien permanece sobre ella tratando de sacarla del sueño.

—¡Déjenme...noooo! ¡Richard haz algo...No dejes que se lo lleven! ¡Richard! —Arrastra Sam su nombre una y otra vez con demencia—. Mi bebé...mi bebé, por Dios ya está muerto; por piedad, no se lo lleven...¡Richard! —Se desgarra su voz.

David está seguro de que la está lastimando; pero con tal de hacerla despertar continúa sacudiéndola con fuerza. De un pronto a otro la libera y se aparta de ella. Se asusta al ver los ojos de Sam al descubierto y salidos, casi por completo, de sus órbitas. Su rostro empapado de sudor y vestido de locura, recorre el entorno que la rodea.

—Sam, ¿qué te sucede? ¿Estás bien?...Sam, tuviste una pesadilla.

David puede advertir el pánico reflejado de su mirar. El terror que se demarcó en su semblante al descubrirlo sobre ella.

—¿Qué te pasa? —Le dice, viendo como el cuerpo de Sam se incorpora con la ayuda de lentos movimientos y se sienta sobre el borde de la cama. 

David se coloca detrás de ella y la sujeta con cuidado por los hombros—

David se coloca detrás de ella y la sujeta con cuidado por los hombros—. ¿Quieres que te traiga un vaso con agua?

Sin embargo, ella permanece muda, con la mirada perdida hacia el vacío. Es como si no lo escuchara, como si estuviese extraviada en el tiempo y en el espacio. Continúa en silencio y atendiendo, únicamente, a los sonidos que se reproducen dentro de su cabeza. El diálogo interior en su cerebro.

"—Sabes que no soy buena en el combate de cuerpo a cuerpo; por eso siempre llevo mi arma junto a mí.

—Si, amor, lo sé; pero si en ese momento no tienes un arma, entonces dime, ¿qué harás? Debes aprender a defenderte con lo que sea. Haz uso de tus manos si es necesario. De tus uñas o incluso de tus dientes si hace falta. Utiliza las armas de tu cuerpo como te lo enseñé. Golpea con los puños, ataca con las rodillas, con los codos o con cualquier parte de tu cuerpo que te brinde una oportunidad para escapar. Recuerda, no la desperdicies; quizás no tengas otra oportunidad".

El codo de Sam se eleva por los aires hacia atrás y sin dar tiempo a nada, se estrella en contra del rostro de David abriendo allí mismo la fuente de su nariz. Los chorros de sangre caen sobre las sábanas e impulsándose sobre él, Sam hunde las uñas sobre su espalda y toma la vieja lámpara sobre la mesa de noche. David si acaso cuenta con el tiempo suficiente para echar el cuerpo hacia atrás y esquivar el golpe que amenazó con destrozarle el cráneo. Apenas consiguieron rozarle la cabeza; la mayor fuerza del impacto explotó contra el respaldar de la cama, destrozando la lámpara por completo.

—¡Pero, ¿qué estás haciendo?! ¡Detente! —Le grita él allí mismo y sosteniendo la herida de su cabeza, siente como un pequeño y tibio riachuelo de sangre se abre paso a través de su rostro. La sangre continúa saliendo a borbotones por su nariz y la habitación, gobernada ahora por las tinieblas, gira en contra de los mareos de David; tiene que doblegar el cuerpo hacia el frente, sobre la cama y sostenerse con fuerza de ambas manos para no perder el conocimiento. Escucha un bulto caer sobre el piso y las alarmas se activan en su rostro, en cuanto el cuerpo de Sam comienza a arrastrarse sobre la alfombra.




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