Trabajo Cuidando A Una Chica En Silla De Ruedas

CAPÍTULO 2: CENA PARA CUATRO

–Claro que no, además es un extraño, Mery, ¿en qué estás pensando? – Exclamó algo enojada la madre de Mery y Charlotte.

–Sé que es raro que lo diga, pero, pude sentir y ver algo en él, algo que no pude en las otras personas o amigos con los que lo hemos intentado, además, no puedo dedicar mi vida a cuidarla, me divierto con ella pero, he perdido muchas oportunidades con amigos por ello. No te digo que tenga que ser definitivo, yo puedo estar con ellos al principio para ver como evoluciona, pero no puedo quedarme... estancada. – Dijo Mery algo frustrada.

Ciertamente Mery era una chica extrovertida, y no poder salir con sus amigos por estar con su hermana era una encrucijada que la carcomía siempre, pues, a diferencia de ella, su hermana era una persona muy apática, y no se llevaba bien con los amigos de Mery, por eso la corazonada que esta tenía con aquel chico de esa cafetería, pues, al menos tenía la esperanza de que pudiera alivianar la carga. Mery pensó en lo que Charlotte dijo, y le pareció la oportunidad perfecta, si el chico estaba tan cansado de ese trabajo, pues estaría encantado de recibir un grandioso sueldo solo por cuidar de una chica. Esto ya lo habían intentado con familiares y conocidos, pero simplemente a los días ya rechazaban hacerlo, pues Charlotte era alguien bastante difícil de manejar.

–Charlotte tu madre dijo que tenías que salir a tomar el sol a esta hora, vamos. – Chilló una mujer.

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–Mi madre puede venir y sacarme ella misma si quiere eso, mientras tanto, yo me quedo aquí. Muchas gracias, adiós. – Susurró Charlotte antes de cerrar su puerta.

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–Así que... ¿le darías una oportunidad? – Suplicó Mery.

–No puedo creer que lo considere... ah, bien, pero si pasa la prueba de un mes, tendrás que pasar al menos una semana viéndolos después, pero desapercibida... tenemos que tener la mayor precaución... Esa es mi condición, tómalo o déjalo. – Respondió cruzándose de brazos.

Ella esperaba que con esto Mery se rindiera, pero para todos los años teniendo que cuidarla, esto simplemente era la mejor oportunidad de su vida.

–¡Acepto! – Gritó Mery emocionada. – ¡Te veo mañana mamá, estoy muy emocionada!

–Pero... ah, bueno, aún tiene que esperar a que acepte y luego él mis condiciones.

///

–Esto es demasiado repentino... además se supone que no puedo hablar mientras trabajo, ¿no podemos hablar más tarde? – Preguntó Edward apurado con platos en su mano.

–Oh, claro. – Dijo Mery sacando algo de su bolso.

–¡Edward! ¿Quieres trabajar hasta tarde? Muévete de ahí. – Dijo su jefe desde atrás.

–Sí señor, ¡enseguida! – Exclamó.

–Bien, toma. – Cuchicheó Mery entregando un papel a Edward. – No es lejos de aquí, entonces puedes pasarte, será mejor, así hablarás también con la jefa jajaja. – Exclamó mientras se retiraba del local.

–Ah... – Jadeó Edward con duda.

–¿¡Ya vas a seguir trabajando!?

–¡Sí señor!

3 HORAS MÁS TARDE

–Entonces... ¿debería ir a esa casa? – Preguntó Edward con el papel en la mano.

–Si es una mejor oportunidad, deberías tomarla, además, parece una propuesta increíble, dejarías estas molestas personas ricas... ¡solo para preocuparte por una! – Respondió la cajera mientras se ponía su chaqueta para irse del local.

Lo que esa chica le había dado a Edward era la dirección de la casa, con un texto en el que la letra se veía extraña y decía: [Ven para hablar sobre lo que te dije, habrá ponquesitos] con una cara sonriendo

–Si vas a ir yo puedo contar lo generado hoy sin ti, para que no vayas tan tarde, si no quieres, ven rápido, hace frío.

–"Que hago... ni siquiera la conozco, pero, sería una buena oportunidad para hacer amigas... aunque si lo hago mal sería muy incómodo, ¿me voy a arrepentir de esto?" – Pensó mientras ponía su mano en su mentón.

–¿Vas a hacerlo o no?

–¡Si!

–Vete entonces, luego hablarás con el jefe sobre tu renuncia jaja.

–Claro... Gracias, nos vemos luego...

–Suerte.

Edward comenzó a caminar por la calle con la mente en blanco, había dicho que sí solamente para no incomodar más, ahora se dirigía hacia donde supuestamente le darían trabajo sin saber si era una broma o qué decir al pasar

Buenas noches. – Balbuceó Edward al portero del edificio

–Ah, buenas noches. ¿A quién buscas chico?

La cara de Edward era un poema; el papel no tenía ningún número de departamento o nombre.

–Buenas noches. Vengo a entregar un pedido. – Dijo un hombre que parecía ser un repartidor.

–Claro, dígame el n...

Edward puso las voces de los dos hombres en silencio mientras guardaba con vergüenza el papel y se ponía su casco para irse

–"Debí suponer que solo me estaba tomando del pelo, ¿Quién ofrecería un trabajo así?" – Pensó.

–¿Entonces muchacho? –Preguntó el guardia.

–Ah, no, creo que me equivoqué de edificio, muchas gracias jaja. – Respondió Edward.

–¡AYY SI VINISTE! – Gritó Mery entrando a la recepción.

–¿Ah?

Ella corrió hacia él y le tomó la mano para entrar

–Señorita él tiene que registrarse. ¿No te habías equivocado de edificio? – Preguntó el guardia.

–Eh... no, creo que si era este. – Exclamó Edward mientras soltaba una risa nerviosa.

El se registró y subió tras de ella para que no lo tomara más de la mano, era demasiado extrovertida para estar a su lado sin que no hubiera algún tipo de contacto físico, pero ella estaba muy emocionada

–Bien, es aquí. – Dijo Mery emocionada al llegar al piso doce.

–Piso doce... Oye pero, que debería deci-

Edward fue interrumpido pues Mery abrió la puerta del departamento con una bolsa en su mano, pues la entrega del repartidor de abajo era para ellas.

–"Voy a arrepentirme de esto" – Pensó Edward mientras salía del ascensor.



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En el texto hay: romance, romace drama, romcom

Editado: 23.12.2025

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