–Buenos días, ¿a qué departamento vienes? – Preguntó el guardia.
–Departamento A, piso trece. – Respondió Edward.
–Ahora ya lo sabes, bien, espera, llamaré y luego te dejaré pasar.
Edward estaba nervioso, pero, dentro de sí, sentía que había avanzado al menos un poco.
–Bien, puedes pasar. Recuerda anotar tu nombre e identificación aquí y ya está. – Ordenó el guardia.
Con cada paso se sentía un poco más nervioso, por lo que tendría que hacer, después de todo no trataba mucho con otras personas de su edad, pero por lo que escuchó en la cena, ella tampoco, por lo que esperaba que fueran parecidos, eso lo ayudaría
–Hola Edward! Llegas puntual, eso está muy bien. Pasa, pasa, ella estará lista en un rato. – Expresó Mery entusiasmada.
–Muchas gracias. Con permiso.
Entonces Jane salió algo apurada de su cuarto, parecía estar maquillándose.
–Oh, Edward, bien, bueno, esta es la lista de cosas que ella quiere hacer hoy, para lo que la tienes que acompañar, como ya mencioné, ¿Lo hice no? Bueno, Mery los acompañará por un tiempo, espero poder... confiar en ti, te diría más pero ahora mismo estoy apurada, tengo un vuelo en dos horas, así que los dejo, cuídense mucho chicas... y demuéstrame que eres alguien de fiar, Edward. – Dijo Jane apurada en la puerta de la casa con una maleta.
Edward asintió con la cabeza con convicción y ella se fue.
–¿Entonces buscaban a alguien porque ella no está mucho? – Preguntó Edward.
–Algo así, digamos que en parte. Pero eso no importa ahora, lo importante es ver por qué ella tarda tanto Dios. – Respondió Mery dirigiéndose a la habitación de Charlotte.
Mery tenía todo pensado, al menos algo funcional. Pues, para ver si Edward era alguien en quien confiar, pensó en inventar una excusa para dejarles solos y ver desde lejos, básicamente saltarse a la segunda etapa de su madre, porque si ella estaba con ellos, obviamente el pobre ni siquiera iba a hablar, lo harían ellas, y para Mery, esto no sería un avance
–Parece que la princesa al fin va a salir. – Dijo Mery volviendo de la habitación de Charlotte.
–¿Puedes callarte un rato Mery? – Respondió Charlotte saliendo de la habitación.
Ella tenía una vestimenta que desde lejos se veía cara, traía puestos unos zapatos de charol negros, un pantalón en dril color Beige, una camisa negra de botones con gemelos en los puños y un moño donde vendría a estar la corbata de color blanco, en la cabeza tenia una diadema color blanco que contrastaba con su cabello negro, era un atuendo sencillo pero elegante al mismo tiempo.
–Me gusta... Pero ¿podrías por favor dejar de usar esos moños tan infantiles? – Opinó Mery.
–No me interesa en lo más mínimo la opinión de nadie sobre cómo se ve mi ropa, gracias. – Respondió Charlotte en un tono serio.
–Hola Charlotte, Buen día. – Dijo Edward para tratar de cortar el ambiente un poco tenso.
–Hola, si. ¿Puedes ir sacando el auto, hermana? Mientras tanto él me ayudará a bajar, tú puedes ir más rápido. – Ordenó Charlotte en un tono burlón.
–Como diga jefa, solo no quieras hacerte la ruda porque él está aquí y hacerme quedar como menos, o te encerraré en el baño cuando pueda. – Respondió Mery con risas mientras se iba.
Charlotte desvió la mirada de su hermana hacia la ventana algo incómoda.
–Ustedes dos discuten bastante, ¿no? – Preguntó Edward.
–Ah y aun así no podría negar el aprecio que le tengo. ¿Llevas mi bolso? – Declaró algo desinteresada.
Edward no había querido sacar primeras impresiones sino hasta el final de su primer día, pero le era imposible pensar en el caracter fuerte que parecía tener Charlotte, sin embargo, siguió sin juzgarla de primera mano, sin aún conocer más de ella.
–Claro, bajemos.
–Mi madre te dio la lista ¿verdad? – Preguntó ella en el ascensor.
–Claro, aquí está. – Dijo tomándola de su bolsillo.
La lista tenía las siguientes actividades: Almorzar en un restaurante Italiano, ir a comprar ropa nueva, ir a comprar el último tomo de la novela que estaba leyendo y al final, caminar por el parque.
–No podría hacer todas estas cosas yo sola, por eso es que estas tu y mi hermana. – Mencionó al percatarse de que Edward había terminado de leer la lista.
–Entiendo, no te preocupes, ¡te acompañaré a donde necesites ir! – Respondió él con una sonrisa que ella vio de reojo.
–Es lo que tienes que hacer, bueno, vamos.
–Bien chicos ¿a dónde los llevo? – Preguntó Mery mientras ellos se acercaban al vehículo.
–Copley place, allí podré hacer casi todo lo de la lista, o ¿crees que hay un lugar mejor, Edward? – Preguntó Charlotte girando su vista hacia él.
–Bueno, como les dije soy nuevo en Boston, así que no conozco la ciudad... – Respondió este algo desanimado.
–Tranquilo, solo quería probarte pero no recordó eso, que tonta. – Mencionó Mery.
–Cállate tu tonta, solo ven y súbeme, él no puede hacerlo. – Respondió Charlotte.
–Ah que molesta eres. – Dijo Mery bajando del auto mientras Charlotte la miraba fijamente. – Voy, voy. – Agregó Mery mientras caminaba despacio.
–Yo... ¿Dónde me subo? – Preguntó Edward.
–Puedes ir donde quieras, adelante o en el asiento de atrás. – Opinó Mery.
Esta pregunta tan simple era algo claramente serio, al menos para ese efímero momento para Edward, al final se decidió por ir atrás junto a Charlotte, al fin y al cabo tenía que estar con ella, Mery solo era un agregado por ahora.
–Bien, ahí vamos. No vayas a hacer nada raro ahí atrás Edward, estoy mirando jajaja. – Mencionó Mery burlándose mientras lo miraba por el retrovisor.
–¡No! para nada, yo no soy así. – Objetó Edward ante la afirmación.
–Ah ¿siempre tienes que hacer bromas tan malas? – Preguntó Charlotte. – Solo arranca.
–Si claro jajaja.