Trabajo Cuidando A Una Chica En Silla De Ruedas

CAPITULO 4: CITA PARA TRES (PARTE 2)

Dirigiéndose a Boston Common, el parque que Charlotte había elegido, las cosas en el auto se sentían iguales a como partieron de casa, a pesar de que parecían haberse conocido un poco durante el día, siguen siendo prácticamente desconocidos si había un tercero entre los dos.

Bien, llegamos. – Dijo Mery.

Antes de que Mery bajara a Charlotte esta le habló.

–¿Puedes dejarme un rato sola con él? quería hablarle sobre algo. – Preguntó Charlotte en un tono tranquilo, uno en el que solo usaba cuando hablaba en serio con su hermana.

–Hm... Probablemente a mamá no le gustaría que lo hiciera. – Dijo volteando a verla con una sonrisa. – Pero no creo que haya problema, creo que se que es lo que tendrás que decir.

–De todos modos me dejaste sola toda la tarde.

–Ya, ya, mejor ven. – Respondió mientras la bajaba del auto. – Yo estaré en un café cerca, llama cuando terminen.

–Claro.

Mery la bajó y se despidió de Edward agitando su mano desde la acera, este quedó confundido mientras que Charlotte se acercaba con una mirada inexpresiva, como si estuviera pensando en algo pero al mismo tiempo, sin saber en qué decir.

–¿Caminas un rato? – Preguntó Charlotte mientras seguía hacia adelante.

–Oh, Claro, pero ¿y ella?

–No importa, solo ven.

Mientras andaban por el gran parque con el cielo naranja, podía cada uno sentir como el invierno se acercaba, incluso sin el aire frío, lo sabían

¿Por qué aceptaste este trabajo? – Preguntó Charlotte.

–Bueno, lo necesito, vivir aquí es muy costoso para un estudiante, y en la cafetería era demasiado para lo poco que ganaba, además... podía conocer a alguien de mi edad. – Dijo mirando hacia el cielo con sus manos en la espalda.

Ella tosió.

¿Estás bien? – Preguntó Edward.

–Si, es solo el frío. Pero... ¿por qué dices... que conocer a alguien de tu edad? Vas a la universidad, allí debes conocer a más personas.

–Jaja, a decir verdad, no se me da muy bien el hablar con las personas, o bueno, al menos para concretar una amistad. Pero no pienses que estoy tratando de causar lástima...

–Para nada... – Mencionó ella mientras prestaba atención atentamente. – ¿Puedo saber la razón?

–Bueno... A ciencia cierta no lo sé, quizá solo soy así, en la primaria y secundaria tenía dos o tres amigos, pero creo que nunca encontré mi lugar.... ¿sabes? tienes algún lugar al que pertenecer, ya sea un club, o ir al gimnasio o tocar en una banda... Bueno, mis amigos no tenían las mismas aficiones que yo, así que con el tiempo me alejé, no me gustaba ir a los parques a practicar algún deporte en específico, entonces prefería estar en mi casa. Digo, si salía, pero no para eso, ya sabes, lo de encontrar tu lugar. – Explicó él con bastante nostalgia en cada frase.

Ella sonrió y giró su cabeza hacia adelante

–Creo que somos un poco parecidos... A decir verdad nunca había escuchado a alguien hablar de (un lugar al que pertenecer), pero tienes un punto. ¿Entonces no tienes amigos?

–Bueno, cuando vine a Boston, aún tenía uno, mi mejor amigo, se supone que él también iba a aplicar a una universidad aquí jaja, pero perdimos el contacto, y bueno, supongo que son cosas de niños. Después de todo pasé un año estudiando por mi cuenta antes de aplicar aquí.

–Ya veo... Sabes, te traje aquí porque tenía que decirte algo, no se muy bien como hacerlo... Porque nunca pensé que lo haría, es extraño. – Dijo ella con un poco de risa.

–¿De qué hablas? ¿Ocurre algo?

–Es que... Nunca pensé que en uno de estos días lo iba a pasar bien.

Edward miraba con duda

–Verás, esta misma salida la hago con todas las personas que han intentado acompañarme, y lo hacía para reafirmar el punto de que nadie realmente podría entenderme, al menos un poco, y con esto no quiero decir que piense que tu si lo haces solo por hoy, pero, las experiencias pasadas... Fueron muy diferentes. Las personas se dejaban llevar por que mi familia tiene dinero, o si soy alguien difícil o por mi... porque... Ah, por mi discapacidad. Pero, hoy no me sentí juzgada, y quería agradecerte eso, aunque, eres muy molesto con los precios.

Ambos se rieron de eso.

–¿Tú... no tienes amigos? – Preguntó él.

–Ahora no es momento de preguntar cosas... – Dijo mientras su puño se cerraba un poco. – El caso es que quería decirte que me divertí.

El viento entonces sopló un poco más fuerte

–Yo también me divertí contigo. – Agregó Edward mientras le sonreía.

–Dime, ¿por qué no trataste nunca de empujar mi silla? aunque fuera automática, aun cuando pensé que lo hacías solo estabas atrás por otra razón.

–¿Te pareció grosero? – Respondió apenado.

–Para nada, solo responde.

–Jaja, bueno, solo no lo vi necesario, solo lo habría hecho si me lo hubieras pedido, pero después cuando estaba más cómodo, pensé que lo mejor era estar a tu lado, no detrás de ti, sería grosero. Aunque claro que me cuesta jaja porque apenas nos estamos conociendo, pero, lo intenté porque me gustaría que nos lleváramos bien...

–Entiendo... bueno yo me voy a adelantar. – Dijo mientras trataba de ir un poco más rápido.

Pero entonces él la atrapó tomando su mano

–Espera. – Exclamó el.

El aire frío de la noche se sentía más cuando ella giró sorprendida y con el pulso acelerado

–Qué quieres...

–Yo quería preguntarte algo... que puede parecer raro...

–¿Por qué me tomaste de la mano y no de la silla...?

Al percatarse él la soltó.

–Porque creo que te lo tengo que decir a ti y necesitaba llamar tu atención, no la de la silla.

–Qué quieres...

...

–¿Te gustaría ser mi amiga? – Dijo con entusiasmo.

El viento que soplaba tan fuerte contra Charlotte de pronto se detuvo, junto con su acelerado corazón. Ella aceptó. Y así su primer día juntos, llegó a su fin.



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En el texto hay: romance, romace drama, romcom

Editado: 23.12.2025

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