–¿Oigan, alguien vio dónde está Charlotte?
–No, debe estar acostada adentro en alguna cama, déjala.
Charlotte estaba junto a un río.
–Que lindas son las estrellas... Me gustaría poder tomar una y poder brillar como ella. – Dijo Charlotte para sí misma.
–Pf, otra vez dices cosas ridículas Charlotte, nunca podrías tomar una estrella en tus manos. – Mencionó Michel, un primo de Charlotte que llegaba con otros primos al lugar.
–Pues si son ridiculeces por que le prestas atención, solo vete, déjame tranquila. – Respondió ella volteando a verlo.
–¿Uuh viste lo que te dijo la niña Michel? – Susurró en tono de Burla uno de los niños.
–Psk, maldita... – Protestó antes de abalanzarse contra ella y comenzar a tirar de su cabello. – Por eso siempre estás sola, ¿vez? estás loca Charlotte, nunca vas a poder superarme en nada.
–A-ah, ¡SUELTAME! No me in-t-teresa ser mejor que tú tonto ¡déjame en PAZ! – Respondió ella tratando de defenderse.
Michell estaba saliéndose de sus casillas, el niño de 14 años dejó de controlarse contra la niña de 12.
–Siempre he detestado esa maldita cara de imbécil que tienes Charlotte, AHORA DIME, ¿QUE ES LO QUE VAS A HACER? – Gritaba mientras seguía tirando de su cabello y abofeteándola.
Ella dejó de defenderse y solo lloraba mientras trataba de ocultar su rostro.
–Solo eres una niña tonta... Nunca podrás ser alguien, así que deja de tratar de serlo. Ni siquiera trates de defenderte luego, o verás.
Charlotte solo continuó llorando.
–Que le hice... – Dijo mientras se miraba en el reflejo del agua. –¿De verdad no puedo abrazar a... ninguna estrella?
Después de un rato Charlotte se acercó a la casa en el campo donde estaba gran parte de la familia, y con bastante temor escuchó.
–Ah si el me llena de demasiado orgullo, últimamente cada vez le va mejor en sus clases y con el ukelele, es un verdadero artista. – Mencionó la pretenciosa madre de Michel.
–Oh, ¡pueden hablar sobre mí! – Susurró la pequeña Charlotte, pero antes de entrar se detuvo de nuevo. – Pero estoy golpeada... que van a decir... no puedo decir nada, les creerán a todos los niños y no a mi...
–Ah nuestros problemas con Charlotte no se van, ni siquiera está aquí compartiendo con la familia, es un verdadero problema a veces. – Dijo el Padre de Charlotte.
Entonces Mery se percató de la presencia de Charlotte y se sorprendió al ver la fracción de su cara visible.
–Oh bueno hermano, ya sabes que a veces pueden ser complicados, al menos Mery si es una chica educada. – Respondió la madre de Michel.
Mery indicó disimuladamente hacia Michel con su dedo y Charlotte cohibida, pero confiando en su hermana asintió desde fuera.
–La verdad es un gran chico, que bueno que sigas esos buenos pasos much-
–¡Esperen! – Gritó Mery.
–Hija, ¿Qué pasa? – Respondió Su padre.
–Michell golpeó a Charlotte, yo vi cuando se fueron todos hacia el río. – Declaró.
–¿De qué estás hablando Mery? mi chico nunca haría algo así. Deja de inventar cosas, eso no es algo bueno. – Recalcó ella mientras acariciaba la cabeza de Michell.
–Bueno no quisiera meterme en esto, pero Charlotte es una niña muy rara y no le gusta compartir con los demás, Michell no tiene una razón para golpearla. – Mencionó un familiar.
–¡Claro que sí! ese niño siempre la ha envidiado solo porque tiene mejores notas que él. – Gritó Mery empedernida en defender a su hermana.
–¿De que le sirve sacar buenas notas si no es alguien normal? – Dijo la madre de Michell.
–Tampoco tienes que decir esas cosas Marta... – Respondió la madre de Charlotte.
–¿Ah eso creen? – Mery se levantó del asiento y se dirigió a Charlotte quien estaba llorando.
Al notar que Mery estaba a su lado y tomo su brazo para hacerla pasar Charlotte se asustó y quería que la soltara tirando de su brazo, pero al final la hizo pasar.
–Miren lo que le hicieron a mi hermana.
...
–¿Michel esto lo hiciste tú? – Preguntó Marta.
–Y-yo...
–Oh si que fuiste tu maldito, ¡ahora voy a sacarte los ojos! – Gritó Mery antes de lanzarse sobre Michel.
Mientras todo en la habitación se convirtió en un caos, mientras trataban de separar a ambos, Charlotte solo lloraba en el centro de la habitación.
...
FUERA
–Estoy realmente decepcionado... – Dijo el padre de ambas. – No puedo estar casi nunca con ustedes por el trabajo y cuando estoy pasan estas cosas...
–¡Pero papá!
–Silencio Mery, pensé que podrías ser algo madura, pero me equivoqué. Y tú Charlotte, como pudiste golpear a Michell, carajo yo... ya no sé qué más hacer contigo, mira como terminaste.
–Cariño, pero...
–Silencio, tengo que hacer esto, o en que se van a convertir mis hijas. Ah... Ven, vamos a disculparnos con Michell.
–Papá... – Exclamó Mery.
Charlotte tenía una mirada vacía en el asiento del auto, se bajó sin rechistar y fueron donde estaban Marta y su hijo, afuera de la casa.
–Siempre has sido un hombre sabio hermano. – Dijo Marta.
–Habla.
Charlotte levantó poco a poco su mirada, vio a Michell llorando sin una lagrima en su rostro, luego miró hacia el cielo de nuevo y apareció una tenue sonrisa en su rostro.
–Yo... un día voy a abrazar una estrella.
Entonces Charlotte se soltó de la mano de su padre y corrió de regreso hacia el auto, a pesar de los regaños y consecuentes gritos de su padre, ella no se disculpó esa noche. Ese día, fué la segunda vez que vio a su padre y la última vez que lo vería durante los siguientes ocho años.
...
–¡Aquí la traje! ¿Cómo te sientes? – Preguntó Edward un poco sudado.
–Lo siento Edward, solamente... Siento un poco de gripe, no es nada más, siento preocuparte.
–Oye, mírame.
–¿Qué pasa? –Preguntó Charlotte.