Trabajo Cuidando A Una Chica En Silla De Ruedas

CAPITULO 7: FRÍO EN EL ÚLTIMO PISO

–Hola papá, no esperaba tu visita en casa... – Mencionó algo incomoda Mery después de abrir la puerta.

–Me hospedo en un hotel cerca de aquí, pero tengo algo importante que hacer antes de irme, algo molesto, quiero decir. – Respondió el hombre con una voz imponente.

El padre de Charlotte y Mery era un hombre alto que llevaba traje y sombrero, tenía barba, pero bien cuidada, sus ojos eran pequeños en comparación a las ojeras que los rodeaban, blanco como una hoja nueva y con una expresión desinteresada en el rostro.

–Papá él es-

–Me gustaría que quien parece ser un invitado se presentara por si mismo... ¿Cómo es tu nombre? – Agregó el hombre interrumpiendo a Mery.

–Buenas noches... mi nombre es Edward, soy... Amigo de Charlotte.

–No veo que hace un amigo a las 11 de la noche en mi casa, pero, tengo algo más importante por tratar ahora. Charlotte.

–Padre. Buenas noches.

El ambiente estaba increíblemente tenso.

–No te veo hace años, veo que... has crecido y...

La expresión del hombre cambió al moverse al centro de la sala y ver completamente a Charlotte quien estaba en otro ángulo para la vista desde la puerta.

–A que has venido. – Dijo Charlotte sin dejarlo continuar.

–Ejem... Vengo a preguntar por que no has asistido a la boda, me han escrito varios familiares molestos, ¿Qué carajo estabas haciendo?

–Ah... yo-

–Fué mi culpa señor, yo fuí quien se llevó a Charlotte de ahí. – Aclaró Edward con la voz firme.

–¿Tú? y ¿Qué se supone que tienes que ver en esto?

–Edward no-

–Espera Charlotte. Es verdad, yo fuí quien te sacó de allí. Yo la estaba acompañando porque era difícil para ella llegar sola allí y estuvimos un rato, pero después yo... Me sentí muy mal, entonces tuvimos que ir a una farmacia para ver si podían darme algo, al final tuve que permanecer sentado allí un rato, cuando eso pasó, ella amablemente me dijo que lo mejor era que no volviéramos... Lo siento, yo tuve la culpa...

–Que historia tan ridícula, no se si de verdad crees que podría creer algo así. Charlotte, habla.

–Yo...

–Le he dicho que fué mi culpa, señor. Charlotte dile lo que pasó. – Respondió Edward girando sus ojos a Charlotte.

...

–Lo siento... Padre, yo no quería estar allí...

–No... – Susurró Edward.

–Empezaste con el pie izquierdo, Edward. Ahora Charlotte, espero que sea una buena razón, porque si no...

–Solamente... no quería estar allí padre, no hay otra razón.

...

Después de dicho esto el hombre se acercó a Charlotte y la abofeteó.

–No has cambiado nada.

–¡Oiga espere no puede hacer eso! – Objetó Edward en voz alta poniéndose ahora en frente de Charlotte quien estaba Sollozando.

–Papá detente... así no pueden ser las cosas, somos familia... – Agregó Mery con voz temblorosa.

–¿Qué haces? Quítate de enfrente. –Dijo con una voz calmada el hombre. – Esto no es asunto tuyo.

–No puedo dejar que venga a golpear a quien le plazca señor... Lo siento.

–Esta es mi casa, y ella es mi hija, yo puedo hacer lo que me plazca aquí, si no entiendes eso, lárgate.

–Padre...

Charlotte tomo detrás de su camisa a Edward moviéndolo a un lado.

–Espera Charlotte... – Dijo Edward.

Ella lo vio y negó con la cabeza.

–Se que la decisión que tomé le causó problemas, pero en un principio, esa invitación era para toda la familia, y esto de aquí no es una familia. En primer lugar usted no quería asistir. Con que derecho viene a reprochar mi decisión cuando he visto su rostro tres veces... una no la recuerdo y las otras dos no fueron buenas experiencias, después de todo lo que pasó y que no haya venido a verme si quiera... Usted no es mi padre, nunca lo ha sido ni lo será, aunque, eso ya se lo dije ¿no? en la carta.

–Charlotte no digas más... – Dijo Mery temblando.

Edward no entendía la situación.

–Tienes razón, ya lo sabía, como también sabia que nunca cambiaste. Como no soy tu padre, quiero que te vayas de esta casa.

En ese momento Edward y Mery se sorprendieron, pero Charlotte se mantenía firme.

–En ese caso, me voy.

–¡Papá no puedes votarla de casa es tu hija!

–Cállate Mery, solo quiero ver cuanto tiempo pasa para que ella se de cuenta, de que me debe respetar.

Charlotte se dirigió a su habitación.

–Esto no está bien... Le diré a mamá. – Agregó Mery tomando su teléfono.

–Ya le hablé sobre esto. Por si algo así sucedía, como dije, sabia que no había cambiado en nada y ella necesita un cambio.

–Mamá dijo que si... – Respondió Mery decepcionada.

Ciertamente este hombre era un gran manipulador.

–Charlotte... – Dijo Edward tocando la puerta del cuarto de la chica.

Luego de eso la puerta se abrió.

–Lo siento Edward, ¿puedes acompañarme?

–Claro, no voy a dejarte afuera sola.

Ambos se dirigieron hacia la salida.

–Charlotte déjame acompañarte también...

–No Mery, esto es cosa de ella, no puedo decidir sobre el joven, pero si sobre tí, y tu, te quedas en la casa.

–Yo no voy a dejar-

–Quédate Mery, voy a estar bien, te escribiré.

–Espero que pronto te arrepientas de tus decisiones, Charlotte, y dejes de ser una malcriada. –Dijo el hombre mientras salían. – Fué un placer, Edward.

Ya afuera, ambos caminaron sin decir una palabra hasta la esquina de la calle.

–Por eso te quedaste... ¿Verdad? – Preguntó Charlotte mirando hacia la otra calle.

–No iba a dejar que lo enfrentaras tu sola... aunque no fuí de mucha ayuda, creo que era la decisión correcta... Obviamente la que me lo comentó fué Mery.

–Lo supuse. Gracias, yo me sentí... un poco mejor.

–¿Y que vas a hacer ahora? – Preguntó Edward.

La luz se puso en verde y ambos cruzaron la calle.

–Voy a ir a algún hotel, ¿Qué es lo que crees?



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En el texto hay: romance, romace drama, romcom

Editado: 23.12.2025

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