Trabajo Cuidando A Una Chica En Silla De Ruedas

CAPÍTULO 11: LOS DÍAS ANTES DE INVIERNO

AEREOPUERTO: 9:30 AM

–Hola, padre.

–Espero no haberte hecho esperar demasiado, Mery.

–¿Puedes decirme si esto es necesario?

–Que cosa exactamente.

Ambos caminaban hacia un vuelo

–Pues, el tener que llevarme contigo a Manchester solo para hablar en el avión y luego yo tener que volver aquí, quiero decir, ¿en serio la llamada no era suficiente?

–Quería pasar algo de tiempo contigo, después de todo no pude quedarme mucho tiempo. Pero si te molesta puedes quedarte, quiero decir, no tengo problema con ello.

–Yo... Ah, bien. ¿De que querías hablar?

–Buen día, adelante. – Dijo una mujer dando la bienvenida al vuelo.

–Muchas gracias. – Respondió el padre de Mery. – Es sobre Charlotte.

–Oh, tardaste unos días. ¿Qué quieres saber?

–Ejem. ¿Como se encuentra ella? – Preguntó sin hacer contacto visual mientras se sentaban.

–Bueno, le hablo a diario, pero no la he visto porque alguien no me lo permitió.

–¿Puedes dejar la ironía? Soy tu padre.

–Ah, ella está bien... El chico que viste el otro día está muy pendiente, también he hablado con él sobre ello.

–¿Él es su novio? – Preguntó el padre tomando sus manos.

–¿Por qué te preocupa? No, no lo es, sin embargo, de no ser por él, a lo mejor tu castigo habría sido demasiado.

–Escucha Mery sabes que... No puedo ver a Charlotte igual que a ti.

–Se supone que eres su padre, las cosas quedaron en el pasado, hiciste mal, de hecho sigues haciendolo, pero, nunca es tarde para disculparse.

–Yo he cometido demasiados errores Mery. No sé si merezca su perdón, un perdón que yo tampoco... Concedí.

–¿A qué te refieres con eso?

–Por favor, todos abróchense los cinturones, el vuelo está por comenzar. – Indicó una azafata.

–Es una historia que quizá te comente en otro vuelo, por ahora, tienes permitido ir a verla.

–¿No puede volver?

–Mery, quiero que se vuelva fuerte, es algo que... por su condición ha sido complicado de darle, quiero que, aprenda a cuidar de ella misma, como tú, pero yo no puedo estar ahí. Siempre he tenido miedo.

–Y ¿por qué no dejas tu trabajo? ya tienes suficiente dinero como para no volver a trabajar nunca más, tienes que empezar dejando las excusas.

–Aún no. Lo siento, eso no está en discusión. Mejor dime, ¿cómo te ha ido en tus clases?

EN EL HOTEL

DING DING

–Voy... Ah que sueño tengo aún. – Tartamudeó Charlotte.

–Bueno días señorita, traigo el desayuno. – Mencionó una mujer que trabaja en el hotel.

–Déjalo en la mesa de allí.

–Claro.

–Bueno tomaré un baño y luego... No tengo nada que hacer, que extraño, hace ya varios días que no estaba así. – Dijo para si misma mientras sacaba su teléfono. – ¿Debería? – Se preguntó mientras abría el chat con Edward. – No, ayer fuimos a comer, sería muy intensa decirle si tiene tiempo hoy, tendrá cosas que hacer...

...

–Se supone que este es el momento donde él comienza a escribirme... ah, que aburrido. Bueno no importa, me arreglaré e iré a algún lugar cerca de aquí.

Charlotte se arregló y llegada la 1PM Salió guiada del GPS a un centro comercial que estaba a unas siete cuadras del hotel.

–Bueno, ya debería estar cerca.

–¡Ay como estás! – Mencionó una voz femenina tras de ella.

Charlotte se asustó.

–Holi, ¿bien y tú? –Contestó otra chica que venía frente a Charlotte saludando a quien parecía su amiga con un beso en la mejilla.

–"Ah, pensé que era para mí, aunque de todas formas no tengo amigas, no sé por qué me asusté." – Pensó ella.

Por dentro Charlotte sintió una pequeña decepción de todos modos.

–Yo esperaba... ¿que si fuera para mí?

Charlotte finalmente llegó al centro comercial.

–"Bueno, da igual, de cualquier forma salir con alguien más también incluye tener que acoplarte a que quiere o no quiere hacer, así me siento más libre" – Pensó mientras entraba al lugar.

Ella se paseó por todo el lugar, pero no había comprado nada habiendo pasado casi ya dos horas.

–Uh... Realmente no tengo ánimo, ni siquiera debí haber salido.

–Hola chica. – Dijo una mujer de la tercera edad refiriéndose hacia Charlotte.

Charlotte la ignoró pensando que no era para ella.

–¿Estás bien?

Charlotte se giró.

–Oh, buenas tardes señora... ¿Que necesita?

–Oh cielo no necesito nada, es que, vi que llevas aquí estancada ya varios minutos, quería saber si esperabas a alguna amiga o algo.

–Ah no, yo no espero a nadie, solo estoy descansando. – Respondió algo decepcionada.

–Entiendo... ¿Como te llamas? Yo me llamo Claire.

...

–Charlotte.

–¿Quieres acompañarme a almorzar? yo también vengo sola.

–Creo que lo mejor es que vaya usted sola.

...

–Entiendo querida, siento mucho si te incomodé...

Pero yo...

///

–No has cambiado.

///

–Discúlpeme... Yo, si puedo acompañarla.

La mujer se detuvo y volteó con una sonrisa, ambas se dirigieron hacia un restaurante de comida marina en el centro comercial

–Sabes, realmente me gusta mucho este tipo de comida. – Indicó la mujer mayor. – En especial el pulpo. – Agregó.

–A mí no me gusta.

La mujer la vio preocupada

–Pe-pero hoy puedo probar, quiero decir, no está mal probar cosas nuevas.

–Cariño no tenemos que comer aquí si no te gusta.

–Tranquila, de verdad hoy quiero probar.

Claire ordenó un platillo con pulpo encurtido y Charlotte un plato de pasta Marinara

–Y ¿por qué una chica como tu vino sola al centro comercial? – Preguntó Claire.

–¿A qué se refiere con una chica como yo?

–No te pongas a la defensiva cariño, es que, puedo ver que eres de una familia adinerada.



#1077 en Novela contemporánea
#1615 en Otros
#516 en Humor

En el texto hay: romance, romace drama, romcom

Editado: 23.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.