Thais se miró al espejo mientras sostenía el vestido que usaría para su despedida. Aquel lugar donde el pecado debía reinar la esperaba, y aunque intentaba convencerse de que era una distracción, sabía que era una cacería. No iba a celebrar el fin de su soltería; iba a buscar respuestas, a provocar a los demonios que durante años se habían escondido tras máscaras de afecto.
Su celular vibró. Un nuevo mensaje, una nueva provocación. Sabía quién era; había colocado un tono de notificación diferente. Ya no sabía si era un enemigo o amigo aquel idiota.
«¿Dispuesta a ver lo que no quisiste ver antes?»
Un escalofrío inmediato le recorrió todo el cuerpo; sabía que aquel lugar era el indicado. El famoso lugar para hacer vivos el pecado y los deseos carnales; ahí ella lograría descubrir todo y así terminar con aquella incertidumbre. Saber si todas aquellas pistas eran falsas o la guiaban a una verdad dolorosa.
«¿Hasta cuándo seguirás con este juego?»
Se sentía cansada de todo aquello. Entendía que quizás la quería ayudar, pero que cada día le llegara una nueva sospecha de Federico era agotador para su alma.
«Hasta saber que no firmas una condena con tu apellido.
Esta noche recibirás el número de la habitación.»
Thais cerró los ojos un momento. Club Ura. El mismo que alguna vez su madre le había prohibido pisar. El lugar de los secretos, los pecados y las verdades que nadie quiere que salgan a la luz.
Aquel era el lugar donde terminaría todo y cambiaría el rumbo de su futuro.
. . .
Johana recibió una videollamada mientras se probaba uno de los vestidos para la despedida de solteras. Federico estaba del otro lado. Sonreía, pero sus ojos lucían turbios.
—Tu hermana está empezando a sospechar.
Le dijo mientras sus ojos seguían recorriendo el cuerpo femenino.
—Y tú deberías empezar a actuar, no a hablar.
La voz de ella sonaba a demanda, exigiendo que apagara las dudas en Thais, que hiciera su trabajo para seguir con el plan.
—¿Estás dudando de mí?
Preguntó con demasiado fastidio el empresario.
—Estoy segura de que, si no la desestabilizamos antes del sábado, se te escapa todo de las manos. Y eso nos jode a los dos, Fede.
No le dijo que confiaba en él, porque ni siquiera confiaba en su propia sombra. Tenía sentimientos por él, pero tenía prohibido hacerlo; "El amor te vuelve idiota", le había dicho su madre.
El silencio se coló entre ellos por un segundo demasiado largo.
—¿Has tenido algo que ver con el lugar donde se hará la despedida?
Johana sonrió; claro que ella tenía que ver con todo. Aquel era el lugar donde tantas veces se habían reunido a consumar su pecado.
—¿Cómo lo sabes?
Fue su respuesta, dándole a entender a su amante que ella tenía todo que ver con aquello.
—Te conozco demasiado, Johana; sé hasta dónde eres capaz de llegar.
Ella sonrió. Todo avanzaba como quería. Solo necesitaba una fotografía, un rumor, una excusa. Con eso, se encargaría del resto.
. . .
Día de la fiesta
Cinthia recibió un sobre anónimo en la recepción de su estudio de arquitectura. Dentro, una fotografía: Federico, en la habitación de hotel con alguien que claramente no era Thais. La fecha estampada en la esquina inferior la dejó sin aliento.
—La noche del compromiso.
Pensó en voz alta; ya era demasiado. Quería saber quién había logrado captar aquello. Era una prueba demasiado obvia; sin dudas, sus rostros se veían claramente. Aquello no podía ocultarlo; aunque su corazón dolía por lo que haría, sabía que era lo correcto.
Su hermano había logrado sembrar la duda en ella; primero lo dudaba. Ya que era consciente de la atracción que sentía por Thais. Aunque él lo negara, Cinthia lo había descifrado.
—Max, Max… ¿Qué haré conmigo?
Susurró mientras guardaba sus pertenencias en su bolso. Aquella noche iba a decirle todo a su amiga; si era posible, la iba a encerrar en su habitación para que no diera el "sí"; le daría un par de cachetadas para que entrara en razón. Algo iba a hacer, porque jamás permitiría que arruinara su vida al unirse con ese patán.
Tomó una vez más la fotografía y esta vez la giró al darse cuenta de que atrás tenía una nota.
“No dejes que se case con su enemigo. Ayúdala a despertar.”
Cinthia sonrió al reconocer la caligrafía.
—Y luego dices que no la amas. Hombre idiota.
***
En una mesa poco iluminada, con una copa de whisky en la mano, Maximiliano solo sonrió al ver la confirmación de recepción en su teléfono.
Sus ojos brillaron aún más cuando los vio ingresar. Sonrientes, tomados de las manos como una pareja, como si nada de lo que hacían fuera ruin.
Tomó una vez más su teléfono y le envió el número de habitación exacta.
Y él, él iba a estar ahí por si ella necesitaba ayuda con algo, por si necesitaba huir. O simplemente se quedaría para ver cómo sus ojos comenzaban a ver la verdad.
Estaba seguro de que “La partida comenzaba.”
═══════ •♡• ════════
ƚҽϝყ ʅυ ♡
#47 en Novela romántica
#14 en Novela contemporánea
mentira traicion y secretos del pasado, embarazo millonario, embarazo engaño
Editado: 03.07.2025