Trampas Del Corazón

Capítulo 5: "Dame una oportunidad"

Una nueva semana había empezado, y con ello una nueva semana de clases daba inicio en la preparatoria Select Higt Sschool.

Alessia a pesar de que tenía la costumbre de ser siempre la primera en llegar al aula, ese día para su sorpresa no fue así, cuando ella llego al salón de clases ya había algunos jóvenes que ya estaban dentro del salón, aunque lo extraño no era que estén dentro del aula, sino que estos estuvieran rodeando la carpeta que ella ocupaba, y que estuvieran murmurando entre ellos palabras que ella no logra a oír claramente. La joven tras algunos segundos de estar parada en el umbral de la puerta decidió caminar hacia el lugar que ocupaba, haciendo que los jóvenes noten su presencia, y ante la misma   deshagan aquel circulo que habían formado alrededor de su carpeta y fueran a ocupar las suyas, dejándola ver sobre la carpeta una hermosa rosa roja y una carta. Alessia al llegar junto a su carpeta, tomo la carta, la miro, y luego poso su mirada en cada uno de los jóvenes presentes en ese momento, tratando de buscar alguna señal sobre quién pudo haberle dejado la rosa y la carta, pero por la cara de intriga de los presentes, llego a la conclusión, que no pudieron ser alguno de ellos, al poco rato ingresaron las primas Pesantini y al ver a sus compañeros hablar entre ellos y a la alumna nueva mirando extrañamente un pequeño sobre que sostenía con una de sus manos, decidieron acercarse a esta.

 

—¿Qué es lo que tienes en la mano? — pronunció Mía.

—Nada que te importe — respondió rápidamente Alessia.

—Haber dámelo — agrego Barcía, quien, en la discusión de su prima y la alumna nueva, le arrebato el sobre de la mano.

—Dámela, es mía — pronunció molesta Alessia.

—Haber veamos quien es el cursi que te dejo esto — decía Barcía, abriendo el sobre, cuando antes de que cumpliera su cometido, la profesora de matemática entro al aula y pidió a todos los alumnos que tomen sus lugares, no dándole tiempo a Alessia para que recupere su carta.

—Muchachos tomen asiento — decía la maestra, al ver a algunos alumnos aún de pie.

—Sí profesora — respondieron los alumnos, al tiempo que la puerta del aula sono.

 

Toc toc

 

—Profesora, ¡Disculpe el retraso! dijeron a coro Osca y Bruno, que aparentemente acababan de llegar.

—Pasen jovencitos, pero que sea la última vez, parece que ya se les hace costumbre venir tarde — decía la maestra.

—Será la última vez — pronuncio Bruno.

—Eso espero, o me veré en la penosa obligación de reportarlos — agrego la maestra.

—No se preocupe maestra, no tendrá esa penosa obligación — dijo Osca, haciendo sonreír a sus compañeros.

 

El par de jóvenes entraron al aula, y ocuparon sus respectivos asientos, tras algunos minutos la clase dio inicio. La profesora escribía en la pizarra fórmulas raras que algunos ni comprendían y por primera vez Alessia, no podía concentrarse en la clase preocupada por el contenido de la dichosa carta, mientras miraba la hermosa rosa que estaba en su carpeta.

 

—Señorita Orescano, ¿podría decirme la repuesta del ejercicio de la pizarra?  — dijo la maestra.

—¿Qué? — pronunció Alessia, que por estar pensando en la dichosa carta ni siquiera había sacado la respuesta, por suerte, lo dijo en tono bajo, que solo ella pudo escuchar, cuando de repente un papel cayo a su carpeta, la joven abrió el mismo y ente encontró la supuesta respuesta anotada — 418.9 cm — dijo la joven.

—Aprendan de la señorita Orescano, parece que es la única que está atenta a mis clases — pronunciaba la maestra con cierto reproche, mientras miraba a los demás jóvenes.

 

Alessia sin que la maestra lo note, miro con disimulo nuevamente el papel que le había llegado a la carpeta, este tenía un nombre y un apellido, que al leerlo hizo que su cuerpo se escarapelara.

 

“ME DEBES UNA”

Bruno Venturilla.

 

La joven a pesar de la sensación que sintió, giro su rostro hacia el lugar donde se encontraba el joven, quien estaba mirándola como si esperara una respuesta de su parte, lo único que hizo ella fue darle una ligera sonrisa en agradecimiento; luego de ello poso su mirada hacia el pizarrón.

Tras un par de horas, la hora del receso llego, Barcía, Mía y Liza, se reunieron en la carpeta de una de ellas, para ver quién era la persona que le había dejaba una rosa y una carta a la nueva. Mientras ellas resolvían el misterio Alessia salió del aula como siempre a su lugar favorito la biblioteca, ella decidió resignarse a no ir en busca de la carta pues lo más probable es que se generaría un lio mayor y por lo mismo pensó que lo mejor era dejar las cosas así. En el trayecto Bruno le dio el alcance.

 

—¿A dónde vas? — pronunció Bruno, para tratar de entablar conversación.

—A la biblioteca — respondió la joven, haciendo una pausa para acotar con una sincera sonrisa en su rostro — ¡Gracias por la respuesta!




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