Una nueva semana llegó, y Alessia, no sabía cómo mirar a sus dos amigos; uno se le había declarado y al otro ella había besado en un descuido, claro que ella no se sentía mal por el beso ya que en el fondo ella lo estaba deseando, pero ¿él?, además estaba Bruno, él siempre se portaba muy bien con ella y ello la hacía sentir muy especial. Alessia estaba confundida era la primera vez que sentía el amor y lo peor es que no estaba segura de sus sentimientos, y por lo mismo, no quería herir a ninguno de sus amigos; pues ambos eran ello, sus amigos; y ella no quería que por su culpa una amistad tan grande termine perdiéndolos.
Bruno busco a Alessia, y le volvió a recalcar sus sentimientos, haciendo que esta dude aún más acerca de qué decisión tomar, ella le pidió tiempo y él solo le pidió una oportunidad para poder conquistarla; Alessia termino por acceder a su petición.
Osca buscaba la manera de hablar con Alessia, acerca de lo que paso, pero está siempre estaba ocupada estudiando o con Bruno, y no le daba oportunidad de poder aclarar la situación entre ambos.
Era viernes por la tarde y Alessia junto a Bruno se encontraban en una heladería, consumiendo un delicioso helado, mientras platicaban.
—Alessia, dime una cosa, ¿Has tenido algún problema con Ojitos? — pronunció Bruno.
—¿Con quién? — contesto Alessia, en tono confundido, mientras llevaba una cucharita con una porción de helado a su boca.
—Con Osca, siento como si le estuvieras evitando, ¿Paso algo entre ustedes? — añadió Bruno intrigado.
—¡Eh!, ¡No! — respondió Alessia, sonrojándose de manera repentina al acordarse del incidente pasado con el nombrado.
—¿Te pasa algo?, ¿tienes fiebre? — agregaba preocupado Bruno, mientras tocaba con la palma de su mano la cara de su amiga.
—¡Eh! creo que sí, será mejor, que me vaya a casa — dijo Alessia, parándose repentinamente y dirigiéndose hacia la puerta de salida de la heladería, seguida a paso rápido por su amigo.
—Alessia, espera — pronuncio Bruno, tomándola del brazo y acercándola a él, mientras añadía con la mayor calma que pudo— Te llevo.
—¡No! no es necesario, yo puedo irme sola, no te preocupes, además quedaste con tus amigos en ir a entrenar ¿verdad? — agrego Alessia.
—Alessia, yo te llevo, mis amigos pueden esperar — dijo Bruno, en tono cálido, tomándola de la mano y llevándola con él hacia su auto, esta acción hizo que la pobre joven aumentara la confusión en la que se encontraba y el sonrojo de su rostro se intensificara aún más.
Bruno llevó Alessia a su casa y luego fue con sus amigos, quienes como cada fin de semana se reunían en casa de Osca para entrenar.
—Vaya al fin llegas — dijo en tono celoso Osca.
—Veo que tu relación con Alessia, va en buen progreso — pronunció Yadiel, ocasionando con su comentario, que Osca sienta un profundo dolor en su corazón.
—Algo, así — contesto Bruno, sin darle mucha importancia a sus palabras de su amigo, haciendo que con esa respuesta su mejor amigo empuñara sus manos, acción que no pasó desapercibida por Leo.
—Entonces empecemos a entrenar — acotó Leo, para calmar la tensión que se respiraba en el ambiente.
—Bien — dijeron a coro los jóvenes.
Los jóvenes iniciaron su entrenamiento como todos los fines de semana, solo que en esta ocasión Osca había decidido hacer equipo con Leo y no con Bruno como siempre lo hacía, debido a ello Bruno tuvo que entrenar con Yadiel, aunque de mala gana porque él siempre decía que con el único que podía medir sus fuerzas de verdad era con su amigo Ojitos, pero en está ocasión prefirió dejar así las cosas y acepto el cambio de pareja de entrenamiento.
Tras más de horas de entrenamiento, este culminó, los jóvenes se ducharon, cambiaron de prendas, y conversaron un poco mientras bebían algunos refrescos, luego de ello Leo y Yadiel, decidieron retirarse con la excusa de que tenían que salir con sus novias, dejando solos a Osca y Bruno, quienes estaban realizando diferentes actividades con tal de no entablar alguna platica. Bruno guardaba en su pequeño maletín su toalla e implementos usados, mientras Osca hacia una rutina de ejercicios.
—Ojitos, como que ya fue suficiente entrenamiento, ¿no? — dijo Bruno.
—No lo creo — respondió con calma Osca.
—Yo si lo creo, además tengo que hacerte una pregunta, y si sigues haciendo ejercicios no me pondrás atención a lo que te diga — agrego Bruno.
—Claro que te pondré atención, es más estoy muy atento a lo que me dices — añadió Osca, mientras tomaba unas pequeñas pesas.
—¡Ya, deja eso! y respóndeme algo — pronunció molesto Bruno.
—¿Qué quieres que te responda? — acotó Osca, dejando las pesas en su lugar, para posar su mirada en su amigo.
—¿Qué les has hecho a Alessia? — dijo Bruno con firmeza.
—¿A qué te refieres?, yo no le hecho nada, es mas ni siquiera sé porque no quiere hablarme — respondió tristemente Osca.