¿Cómo olvidar la primera vez que lo vi? Era verano. De esos que huelen a sudor, a patio caliente, a cuerpos que no saben dónde empezar ni dónde terminar. Mi hermano, como siempre, volvía con sus amigos después de una noche de videojuegos. Y yo, como siempre, sola. Trece años. Una camiseta de Slipknot que me quedaba grande. El cabello revuelto. La puerta cerrada.
Hasta que se abrió.
Y ahí estaba él. Dieciséis, quizás. Piel trigueña, cabello crespo color caramelo. Un jean gris que parecía prestado, una camiseta rojo vino que lo hacía ver como algo que no debía mirar. Exquisito. Sí. El inicio de mi perdición.
Su voz áspera rompió el aire. —¿Puedo dormir aquí o debo volver a la sala? —dijo, como si no importara. Como si no supiera que estaba rompiendo algo.
Asentí. Rápido. Torpe. Mi cabello cayó sobre mis ojos. Él rió. —No hagas drama, princesa. Soy amigo de Mateo, no un extraño —y se acostó a mi lado. Como si mi cama fuera suya. Como si mi cuerpo no estuviera temblando.
Me envolvió con sus brazos. No me tocó. Pero me tocó. El perfume —whisky y madera— se instaló en mi piel como una promesa que no entendía. Cerré los ojos. Me escondí bajo las sábanas. Intenté dormir. Intenté olvidar. Intenté no sentir.
Pero ya lo sentía.
Estrella chillaba en el pasto, sus ojos color caramelo brillando bajo el sol. —¡Alesha! ¡El mejor amigo de tu hermano! —gritó, como si fuera una comedia. Como si no doliera.
Yo me encogí. —S… sé que él es eso. Casi familia. Pero pasó anoche… él se fue de antro con mi hermano y… se quedó a dormir conmigo —dije, con la voz rota. Mis mejillas ardían. No por lo que pasó. Por lo que no pasó. Por lo que yo sentí y él no.
Estrella reía. Inventaba escenarios. Yo solo quería que ninguno ocurriera. Porque a veces el amor no necesita que pase nada. Solo necesita que te desarme. "Pero... ¿no tuvieron sexo cierto?” soltó ya pasados unos minutos acostándose ella en el pasto abrazada a mí.
Negue.” ¿Bromeas?, mi hermano ya hubiera entrado gritando con Damián a su lado lleno de golpes” dije en tono de burla.
Estrella reía y chillaba emocionada mientras la luz iluminaba sus ojos color caramelo.” ¡Alesha..el mejor amigo de tu hermano!” dijo lanzando su cuerpo en el pasto, mi mejor amiga, haciéndome compañía esa clase libre no hacía más que reírse inventando mil escenarios que jamás ocurriría.
Que suplicaba, jamás ocurrieran.
Yo asentía echa bolita.” S... Se que él es eso, maldita sea casi es familia. Pero paso anoche...e.…él se fue de antro con mi hermano, y se quedó a dormir conmigo "dije sonrojada, mis mejillas pálidas calientitas por la vergüenza mientras intentaban hacer el deber que habían dejado la primera clase.
Damián seguía en la casa de Mateo y Alesha, recostado en la habitación de Mateo manteniéndose pensativo.
Amaba cuando Alesha se ponía nerviosa, pero la noche anterior se había sentido diferente.
Ella se veía diferente.
Sonrió de lado recordando como se sintieron sus manos sobre su suave piel en el abrazo” ya no es una niñita” murmuro en un tono ronco pero suave sonriendo con melancolía.
La música resonaba en la fiesta de graduación media en la que Alesha participaba, un lindo vestido negro se ajustaba a su joven cuerpo dejándola ajena a las emociones experimentadas previamente.
Estaba en paz, sonriendo y disfrutando su juventud. Y si, tenía claro lo sentido…y más claro que no lo desaprovecharía.
Soltó un dulce jadeo cuando las suaves manos de Damián rodearon su cintura dejándole sentir la calidad de su tacto, sonriendo, se dio vuelta y lo miro a los ojos dándose cuenta por primera vez en todos los años que llevaban desde que lo conocía de ese color gris tan profundo-
Era increíble ver en unos ojos tan familiares una obra de arte tan profunda...brillante y lejana...tan lejana como un páramo en medio de un bosque. O una caverna entre las olas en el atardecer. “solo quería invitarte a bailar” dijo en tono burlón Damián mientras acomodaba sus manos en la cintura de Alesha manteniéndola firme entre el monton de alumnos.” o mejor i8r por esos helados que tanto te encantan” ofreció señalando la calle tranquila y fría
El amanecer caía en la casa de Damián dejando ver a Alesha riendo a la par de los padres del adolescente.
Y es que deseo aclarar, lo que había entre ellos no eran deseo carnal, eran transformación.
La oportunidad de amar siendo honesto, sin incomodad o tapujos... Aunque ellos no lo admitiesen. aunque jamás lo aceptasen.