Treinta días de soledad.

Día tercero. ''Atavismo de soledad.''

 ''Atavismo de soledad.''

Soledad.

 

 

Bailoteo en un limbo.

Temiendo caer en la memoria de tus labios.

Amante, manceba, recuerdo y alma.

Prófuga me arrastras a tu lindero,

desconociendo el desasosiego que me ata a tus tobillos.


 

Caminas descalza

la memoria del antiguo hombre,

siendo irreverente y fragmentando mi corazón en centenares de silencios.

Rehén soy de tus brazos.

Tus gritos acallan el desafecto que me corroe.


 

Vives en mi pecho,

te conservas en mi alma,

mermas en mi cama

y te levantas con la aurora.

Dulce compañía que atormenta y calma mis pasos.

Te reduces cuando te acepto,

te enervas cuando notas mi desdén.

Déjame de atesorar, amante mía.

Pero promete que te marcharas con parsimonia.




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