Treinta días de soledad.

Día sexto: ''Atesorandote me marche.''

''Atesorandote me marche.''

Vulneravilidad.

 

 

 

Perdido y agobiado le arrastras.

Haciéndole marchar y eludir la persecución.

Aquel que brota sus raíces lejos de lo que le pertenece,

que se marcha con alma rota, y la esperanza en las manos.


 

Miras su pecho, y le tiñes con escarlata.

Entrañas desnutridas y miradas tacitas,

delinquir, amenazar.

Toman su fidelidad y la depositan en su lecho de muerte.

Afán que sabe a paroniria,

querer que se transforma en temor.


 

¡Tú que te marchas y te llevas un pedazo de mí!

Te alejas con el furor a flor de piel,

y con los recuerdos enterrados en el pecho.

Que recoges la arena del desierto,

tropiezas con la selva,

entumeces tus dedos con mi nieve y

atesoras volcanes.


 

¡Ese al que el llanto le inunda los cuencos de sus ojos!

Cada paso es cimentado con mí querer,

encadenado estas a las esclavitud que te ata.

Atesorandote se marcho,

rindió homenaje a tu pasado,

y lloró tu presente.




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