Treinta días de soledad.

Día octavo: ''Calmadamente te espere.''

 ''Calmadamente te espere.''

Paciencia.

 

 

Raíces que constituían tus recuerdos,

flores que fueron naciendo en mi pecho.

Calladamente me eche a esperarte,

idealizando los detalles y matices que te abordaban.

Te desligas de tus complejos, y retoñas.

Me socavas el alma y ahí echas tus orígenes.


Calmadamente te espere,

como buen pensador me negué a reconocerte.

Tumbado al suelo, con el sol en su pleno apogeo te note,

te palpe en las nubes,

fije la libertad que añorabas en las alas de las aves.

Pobre musa, camina descalza por los andares mis letras.


Exasperado escape,

temeroso, me marche.

Huí del orgullo y las lágrimas que encharcaban mis mejillas,

confiado te pensé durante centenares de veranos,

pero calmadamente te espere

echándote de menos en cada temporada,

recordando el perfume de las flores que cortabas.


Callando a mi alma me marche.

Con los recuerdos a flor de piel regrese.

Singularmente el tiempo había agobiado a tu semblante,

mi amor engañoso sin afán de notarte,

se entrego al tiempo.

Heme aquí tumbado al aire con la calma rebosante

haber ansiado esperarte.




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