Treinta días de soledad.

Día decimocuarto : ''Mujer enmudecida.''

''Mujer enmudecida.''

Ira.

 

 

 

Inhumana y eufórica te enredas en mi vientre,

emborrachando mi delirio y embelesando mis pesares.

Majestuosa te pavoneas en el aire

y te envuelves alrededor de mi dolor semejante al viento.

 

Cambias de fatalidades,

manifestando angustia, zozobra y pasión.

No soy nadie para describir

el peso que se cuela en mi corazón.

Porque no soy yo quien se encrespa en tu color rojo hiriente

que emana de mi ser y susurra llantos enfurecidos.

 

Plácidamente observas las cenizas

y sentimientos incinerados,

libre de dolor me corroes, me detienes y me desechas.

Dolor que enmudece mi pecho,

me vuelve hacia ti.

Inservible e hiriente.

 

Tácitamente me dejo manotear, hacer de tus traiciones

y vivaz llanto que ciega mi raciocinio.

No hay hombre que te olvide o te enmudezca,

tu dolor es incurable, nace del vientre de la tierra,

socava mi culpabilidad

y se entierra en las venas

de quien nace del cuerpo lúgubre de la pena.

 

He allí te toman como vino,

añejando tu malestar y menjurjes de frenesí.




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