Treinta días de soledad.

Día vigésimo quinto: ''Trémulo lucero.''

''Trémulo lucero.''

Añoranza.

 

 

 

 

Mi pequeña y trémula luciérnaga.

El dolor y el agobio toman tus alas,

a ti mi pequeño y temeroso lucero.

No te dejan salir y revolotear en el viento prospero,

en el cielo azul de tus alegrías, pequeña y asustada estrella.

Observo las nubes y te miro en ellas,

surcando el cielo, llamándome para que te vea volar, luciérnaga...

 

La paciencia y el silencio te aterran,

porque la lluvia y el frió mojan tus alas.

Te escondes en el helado recuerdo,

Vivaz y apasionada, sigilosa.

Ay de ti, mi pequeña luciérnaga..

Que con esmero calme tus llantos, esos causados por tus propios tropiezos.

Ay de ti, de esa luz que se apaga.

 

El ocaso te ha atrapado,

paulatinamente te pegas a mi pensar.

Me robas el animo,

te vuelves hecha cenizas y viejos versos.

Justo cuando contemplas los viejos vicios, luciérnaga.

Irrevocablemente despiertas en el cielo nocturno,

aquel que te quita y te da mi ilusión, duermes en mis pestañas

y te anticipas a la espera del porvenir.

 

Mi pequeña y trémula luciérnaga,

posadera de suspiros de vida y fatalidad.

A ti pequeño y temeroso lucero,

sinónimo de desapego.

 




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