Treinta días de soledad.

Día trigésimo: ''Te he observado.''

''Te he observado.''

Dolor.

 

 

 

 

Te he observado yacer,

caer en un abismo oscuro, sin luceros,

te he visto desfallecer y temblar a causa de manos ajenas,

he notado como de tu cuerpo firme se escapa un último suspiro de vida,

he llorado cada gota del mar, sollozando en silencio y clamando por tregua.


 

Mi alma derrotada y jadeante, despierta rogando en un silencio frió clemencia.

Lamentando la distancia, y ansiando tu cercanía.

Imágenes ficticias y difusas

que recurren en sueños desgraciados,

esos en que el cuerpo pesa y el alma se hunde.


 

Soy testigo de un difunto sin memoria,

de delirios que roban mis noches,

y quedan plasmados cuando mueren de madrugada,

donde las lagrimas caen gota a gota

y mi pecho arde por la carencia de aire,

aterrado por un duelo que aunque es imaginario,

se palpa en mi cuerpo con una realidad inexplicable.


 

Un luto que cubre mis penas,

sublime guardo minutos interminables de silencios,

calmante mi errática respiración,

los hipidos que se cuelan y el llanto gangoso.




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