Tres Guerras

15: Nido de ratas, Parte 1

Un escuálido, alto y moreno chico se metió por la noche. El sonido del aluminio chocando entre sí llamó la atención del guardia. Un tintineo en la parte más alejada del colegio pasó desapercibido.

Un escuálido, alto y moreno chico se metió por la noche. El sonido del aluminio chocando entre sí llamó la atención del guardia. Un tintineo en la parte más alejada del colegio pasó desapercibido.

Agitó una lata de pintura y sonrió, acomodándose el gorro antes de comenzar su vandálica obra de arte. Era sumamente gracioso, pues aunque lo amenazaron, seguía ahí. Pudo entrar sin problemas e iba a salir sin problemas igualmente.

Se metió a las aulas de humanidades, sin saber muy bien cuál era de qué persona. Grafiteó el símbolo del Quincunce en todas ellas con una expresión de satisfacción. En la pared pequeña del aula de Silverado, también pintó un quincunce y abajo, en una esquina, su firma.

Por último, pasó a las dos aulas junto a la sala de cómputo y tras pintar el suelo de negro, dejó ahí un grafitti del símbolo de Alba Dorada en rojo y negro.

Corrió a la puerta trasera en la esquina del colegio donde Greg y los demás solían fumar y la abrió con su propia llave. Salió a la calle y se dio a la fuga por cuenta propia en cuanto escuchó el silbato del guardia del colegio sonando hacia la puerta.

        

 

Kai caminó hacia el colegio como cada madrugada. Al llegar, la patrulla de policía que usualmente estaba estacionada junto a la banqueta ocupaba un espacio del estacionamiento exterior para maestros, junto a la entrada. Un oficial estaba hablando con uno de los empleados del colegio y un gran número de alumnos permanecía de pie en la entrada.

─ ¿Qué pasó? – Preguntó Kai acercándose a Arthur.

─ Alguien se metió a rayar el colegio – Le contestó él en voz baja, sin apartar su mirada de los adultos en la entrada.

Arthur y Kai esperaron en la entrada hasta que más gente llegó. Candy, su novio Gus y Lucy ya estaban de pie junto a Kai y Arthur cuando por fin decidieron dejarlos pasar.

Los cuatro (dejando de lado a Lucy) caminaron hacia las aulas de humanidades, aunque Gus lo hacía tan solo para acompañar a su novia. Kai se detuvo un paso antes de entrar al aula. Estaba a oscuras, pero podía distinguir la pintura en las paredes. Arthur encendió la luz y entonces, Kai pudo ver claramente la marca del Quincunce en la pared de la pizarra. En la pared opuesta, al fondo del salón, había un mensaje escrito también con pintura en aerosol, aunque con mejor letra.

"Detente Alba Prime o sufrirás las consecuencias". Arthur y Candy se miraron el uno al otro.

─ Esto tiene que ver con Alba Dorada – Afirmó Arthur – Me toca ir a avisar a dirección que el aula amaneció rayada.

Ni bien Arthur se había ido cuando Candy y Kai comenzaron a discutir sobre si Zeta había mandado o no ese mensaje. Ambos se detuvieron al darse cuenta de que la atónita mirada de Gus estaba clavada en Candy, pidiendo algún tipo de explicación.

─ Fue Zeta, pero creo que debes explicarle a Gus qué es todo esto – Sugirió Kai – Yo me quedaré aquí.

Candy aceptó y se lo llevó de la mano. A estas alturas, él estaba desesperado por conseguir alguna información sobre el Quincunce.

        

 

Tras dos clases y toneladas de tarea del profesor Bravo, Kai decidió que la investigación sobre el Quincunce podría esperar. Después de todo, no parecía el estilo del Quincunce, sino de un imitador de poco prestigio que quería llamar la atención de Alba Dorada. Sin embargo tras la repentina llamada de Nora Vera a su teléfono, Kai supuso que sería algo digno de investigar.

Mandó un mensaje a Nat y a Hyeong (del contra turno) para pedirles que investigasen al respecto y a sus contactos de la Zona 2 para que hiciesen lo mismo. Después, se dirigió tranquilamente al aula de Candy para pedirle de comer.

Ella ya lo esperaba ahí con un emparedado de ensalada de verduras y mayonesa. Kai lo aceptó de buena gana y lo devoró mientras Candy y un amigo suyo guardaban sus pertenencias en sus mochilas antes de salir. Los acompañó al pasillo fuera del salón, aunque a medio camino, su mirada se cruzó con la de Melissa una vez más.

Ivanna vio a ambos amigos de Candy salir y lo saludó con un muy claro "adiós, novio de Gwen".

─ No es mi novia hace mucho – Contestó Kai, irritado.

─ No te decía a ti, ¿Verdad Ean?

─ ¡Cállate!

Kai buscó la mirada de Candy pidiéndole explicaciones. La suya, por otro lado, de seguro gritaba "¿NOVIO?".

─ No es mi novia – Volteó a ver Ean a Kai – No sé por qué Ivanna y otras personas me dicen eso pero no es mi novia, solo somos amigos y pasamos mucho tiempo juntos.

─ Y le prestaste tu suéter – Dijo Candy con una dulce sonrisa.

─ Y se abrazan mucho – Comentó Milo, pasando por el pasillo junto a Sonia.

─ Tú tardaste mucho en admitir que te gustaba – Reclamó Sonia – Pudimos haber sido novios desde mucho antes.

Lo que sea que Milo le contestó, Kai ya no alcanzó a escucharlo porque el grupito de amigas de Lucy, Ivanna incluida, pasó por el mismo pasillo, saludando a Ean y exigiendo que dejase de ocultar a Gwen.

─ ¡QUE NO ES MI NOVIA! – Se quejó Ean.

Kai observó detenidamente a Ean. Era un chico bajito, de tez negra, con cabello corto y ondulado, actitud pasiva y amable, aunque le molestaba sobremanera que le dijeran que él y Gwen eran novios. En la experiencia de Kai, eso solamente tenía dos posibles explicaciones. O le gustaba/era su novio en realidad, o la detestaba. En vista de que eran amigos cercanos, Kai se inclinó a pensar que tenían un romance a escondidas.

Sí, como el que él tuvo también con Gwen.

La ironía dolía mucho en ese momento.

Kai y Candy se sentaron uno a cada lado de Ean, obligándolo a escucharlos.

─ Hermano, no hay ningún problema con que te guste Gwen, lo sabes ¿No?




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