Tres Guerras

16: Nido de ratas, Parte 2

— No lo entiendo - Se quejó Noah - Es decir, me equivoqué y todo pero, vamos ¿Fue tan malo?

Caín se rascó la cabeza e intentó no hacer contacto visual con ella. Ambos estaban sentados en una de las bancas frente al laboratorio y compartían la comida. En el otro lado del colegio, Zarina y Kai charlaban uno con el otro, recargados en el barandal de hierro del segundo piso de otro edificio, donde Kai y sus compañeros estudiaban.

— Tienes que entenderlo, fuiste un poco irresponsable al...

— ¿Emborracharme en medio de todo el mundo, dentro del colegio y con Keith al lado?

— Lo estabas golpeando. ¿Por qué estabas tan enojada?

Noah no quiso contestar a eso. En su experiencia, cuando admitías algo se volvía más real. Por eso tenía tantas dudas sobre si confesar o no a Kai que le gustaba hacía casi un año. En cuando lo dijo, comenzó a parecer verdad. Al final, todo fue una caótica confusión y en dos meses todo había acabado pero Noah no podía evitar pensar que las cosas pudieron haber pasado de otro modo si tan sólo ella...

— ¿Noah? ¿Qué estás mirando?

Noah volvió en sí. Se dió cuenta de que su mirada se había perdido entre las ramas del viejo árbol que daba sombra a las mesas.

— A veces pienso que las drogas de Keith te hicieron efecto.

— Yo jamás...

— No necesitas drogarte, solo estar al lado de él.

Noah dejó salir una suave risita. Desde que Kai había decidido ignorarla, Caín era de los pocos que estaban casi todo el tiempo con ella. Otros como Juliana, Irina o Félix, estaban con ella de vez en cuándo, pero eso era todo.

Y ahora Zarina estaba todo el tiempo con Kai, o al menos más tiempo del habitual. Noah casi podía sentir las miradas de Amelia, Lucy o Candy sobre ella cuando pasaba cerca, aunque Candy le aseguraba que no era nada de qué preocuparse, que ella la seguía queriendo igual.

Noah estaba mal y parecía ser que Caín era el único constante ahí para ayudarla.

Nora se despidió de Kai en el balcón y Noah pudo verla bajar las escaleras y dirigirse hacia ellos. La hermana menor de Noah, Val, se acercó a la mesa y le pidió a Caín que se acercara con ella. Caín lo hizo bajo la mirada irritada de Noah, aunque cuando Zarina llegó, tuvo más cosas de las qué preocuparse.

— El profesor Moses quiere hablar contigo - Le dijo Zarina a su amiga - Es sobre lo de...

Noah asintió. Ya se lo esperaba, pero de todos modos era mucho que digerir. Zarina estaba saliendo con ese chico Yahee últimamente y al mismo tiempo ella se sentía abandonada. Cada vez deseaba más que se acabara el curso de una vez. Y faltaba menos de un mes.

        

Karina pintaba. Estaba en el salón de humanidades terminando a la carrera el trabajo para Silverado. Había elegido paisajismo, pero ahora que le quedaba poco tiempo y muchos detalles por terminar, se estaba arrepintiendo. A su izquierda, el trabajo de Toph, una de sus compañeras en diseño gráfico ya había acabado y tenía el lienzo recargado sobre las patas de su mesa. Toph hablaba con Caín, Kai y Gavin, quien aparentemente no tenía clases nunca.

— Maldita sea – Murmuró Karina, estresada.

A su lado, Ciso abrió su teléfono.

— Oye, Mark dice que viene para acá – Le avisó – Yo iré con Jake un rato, ¿Sí?

Ahora su novio vendría y querría sacarla. Estaba bien tener la hora libre de los profesores de comunicación y ciencias sociales, pero la estaba aprovechando en acabar la tarea de Silverado. No tenía el tiempo para eso.

— ¿Estás muy ocupada? – Le preguntó Kai, volteándola a ver.

— Sí, un poco – Se lamentó Karina. La miope morena se secó el sudor de la frente rápidamente para no empapar por accidente el lienzo o la pintura.

— No creo poder ayudar – Bajó la cabeza Kai – Nunca fui bueno pintando.

— ¿No has acabado? – Se dio cuenta Toph - ¿Te ayudo?

— Necesito hacer algo más, ¿Podrías?

Toph asintió. Karina salió corriendo en dirección al baño para lavarse las manos y las mejillas, que por algún motivo estaban manchadas de pintura también.

Pagó la entrada al baño, se lavó la cara y las manos y se secó en la blusa. Antes de salir, vio a una chica bajita y con mechas de colores en el cabello abrazando a Mark. Se besaron. Karina corrió de regreso a su salón sin decirles nada, a sabiendas de que Mark iría a verla justo después.

Y lo hizo, pero cuando llegó, la encontró llorando. Quiso acercarse a abrazarla, pero ella le quitó la mano de encima.

— ¿Qué tienes? – Preguntó Mark.

Gavin y Toph la vieron desde el interior del salón. Kai y Amelia se asomaron un poco y Caín aprovechó para comer de las papitas de Toph sin ser regañado.

— Te vi hace un momento.

Mark fingía muy bien, pues puso su mejor cara de sorpresa, aparentando que no sabía de lo que le hablaba.

— ¿Dónde? ¿Por qué no viniste conmigo? – Le preguntó – ¿No estabas haciendo la tarea de Silverado?

Karina asintió.

— ¿Querías que te saludara mientras la besabas?

Mark bajó los hombros, aceptando que ella lo había visto.

— Yo no...

— ¿No querías? – Le gritó Karina – ¿No querías engañarme? Claro, te entiendo. Eso me gano por haber abandonado a Jhonny por un zorro como tú.

— Kari, puedo explicarte, yo...

— Por favor vete – Lo interrumpió Gavin, viéndolo desde la puerta – Vete de aquí.

El tono de voz de Gavin no era de enojo ni de molestia, pero sí que lo estaba con Mark. Quizás Karina no fuese tan importante para él como lo eran Toph, Tina o Lucy, pero era su amiga.

— Kari, yo...

— Ya escuchaste a Gavin.

Mark golpeó el marco de piedra de la puerta con su puño cerrado y se largó, enfurecido. Karina no había necesitado decir que se acabó, estaba claro.

        

De nuevo, Kai estaba con los amigos de Noah (sin Noah). Horace y Keith estaban junto a él y un par de chicas más estaban cerca.




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