Apenas pasó por la puerta para salir del colegio, Kai encontró a Zarina con Val y Noah Nakamura. Miró su reloj. Todavía tenía tiempo.
— Hola - Saludó, disimulando tan bien como pudo su nerviosismo.
Caminó hacia Val y abrió su mochila, sacando la carta que escribió improvisadamente en su salón minutos antes. Kai la sacudió mecánicamente y se la entregó. Se acercó a su oído y le pidió que se la entregase a su madre sin decir nada.
No podía pedirle a Val y mucho menos a Noah que confiaran en él para esto. Volteó a ver a Zarina un momento y él mismo sacó su celular, texteando un par de mensajes a Horace, el mejor amigo de Zarina. Las instrucciones serían un poco específicas, pero bastarían.
El móvil de Zarina vibró. Le había llegado un mensaje. Los de Noah y Val también y por último, el de Kai. Él leyó la respuesta de Horace: "En marcha". Las demás tardaron un poco más en leer sus respectivos mensajes.
— Explícame esto - Le exigió Zarina - ¿Qué chingados piensas hacer Carlos?
Un segundo mensaje llegó al teléfono de Zarina. Debía ser la explicación de lo de las memorias de USB. Ella revisó por encima el mensaje. Noah y Val los vieron, en medio de un pequeño shock. Kai se rascó la cabeza y sonrió.
— No tienes por qué hacerte el héroe - Le intentó explicar - No te arriesgues, podrías...
— Sí, pero si me quedo aquí y no salgo a arreglar este problema, muchas otras personas podrían sufrirlo. Puedo ayudar en esto y lo haré. No me puedes hacer cambiar de opinión. Iré un par de horas y después estaré en mi casa.
— ¿En serio? ¿Solo debes meterte a una o dos casas y robarte las memorias?
Kai sonrió. Se despidió de Val e intentó besar a Noah antes de irse, pero ella se echó hacia atrás. Kai se apartó un poco, avergonzado.
— Perdón - Se disculpó Noah.
— No importa. Tengo que irme.
Kai se alejó tan rápido como pudo. En diez minutos estaría en la zona federal para ser extraído por Nora y quien fuese a ayudarlo en todo eso. A medio camino, no aguantó la tentación y buscó el número de teléfono de Zarina. Aunque seguía enojado con Noah por todo lo que había hecho últimamente, sentía que tenía que decir la verdad.
Pulsó la tecla de su teléfono para marcarle a Zarina y ella contestó casi enseguida.
— Oye, quiero añadir un detalle - Le dijo Kai, intentando no arrepentirse de lo que iba a decir.
— Dime.
— Quiero despedirme de ti y de Noah.
— ¿A dónde irás? - Preguntó Zarina, con un toque de alarma en su voz.
Suspiró rápidamente dos veces antes de hablar.
— Si lo decía ahí mismo, no me dejarían ir. Gracias por acompañarme cuando estaba mal y por estar conmigo - Le dijo Kai.
— ¿Por qué esto suena como si te estuvieras despidiendo?
— Después de destruir las memorias, iré a enfrentar a Zeta. Sinceramente, no creo salir vivo de esto. Nos van a superar en número y yo pienso ir al frente.
— No, no lo harás - Contestó Zarina, con la voz temblorosa - No pienses que te dejaré Carlos Rivera, vuelve ahora mismo.
Noah le arrebató el teléfono a Zarina. Kai seguía caminando, pero apresuró el paso. Ellas vieron hacia dónde se había ido y quizás adivinarían que camino tomó. No podía arriesgarse a que lo detuvieran o peor, que quisieran ir con él. Apresuró el paso, intentando llegar a la zona federal tan pronto como fuese posible.
— Kai, no te vas a matar. Te voy a ver el lunes te guste o no, ¿Entendiste?
— No es tu decisión. Esto es algo que tengo que hacer.
— Carlos...
Kai cerró los ojos. La tierna voz de Zarina lo conmovió enormemente en ese preciso momento. Cerró los ojos y bajó la velocidad de su andar.
— Carlos, por favor. Vuelve bien, ¿quieres?
— Voy a informarte qué tal voy mientras esté cumpliendo la misión, ¿está bien?
— Mhm - Balbuceó Zarina del otro lado del teléfono.
— Te quiero.
— Te quiero.
Kai colgó. Caminó una cuadra más cuando dos camionetas, una frente a la otra, le cortaron el paso antes de cruzar la calle. De la camioneta trasera se abrió una de las puertas y Nora Vera, más hermosa y heroica que nunca, emergió de su interior, con su ya característica ropa: Chaqueta de cuero, lentes oscuros, su cabello rubio, lacio y corto alrededor de su cabeza, dejando en descubierto su frente, sus labios color rosa pálido, encajando con una nariz muy fina y su piel lechosa aún más blanca que antes. Pantalones vaqueros quizá un poco ajustados y zapatillas deportivas negras.
— Súbete. Tenemos poco tiempo y mucha compañía.
Kai subió al asiento de pasajeros y Nora al del copiloto. Tan pronto como se puso el cinturón se dio cuenta de que había otra pasajera en su automóvil.
— Mucho gusto. Soy Victoria Isabella Hidalgo O'Donojú. Me dicen Vicaria, Alba Prime.
Kai tragó saliva. La primera vez que vio a Vic, él estaba junto a Lalo y la hicieron reír con sus estupideces. La penúltima vez, cuando a Kai le atraía ella, Vic se iba del colegio Bach y le confesó que él era el líder de Alba Dorada para después averiguar que eran casi vecinos y la última, fue en el funeral del chico de la universidad que había muerto.
Ahora, teniéndola al lado mientras se preparaba para una posible misión suicida, se le revolvió un poco el estómago. Después de todo, ella era linda y muy inteligente. Se veía frágil, como si esos cinco meses estudiando medicina la estuviesen consumiendo lentamente.
— Lezama no quería que viniera - Le explicó Vic - Sucede que ya tiene suficiente con cuidar de Dink y Celso o con mi desorden alimenticio. Nos amenazó y dijo que más nos vale volver con los huesos completos o él nos va a enterrar.
— Es bueno saber que Lezama se preocupa por nosotros, aunque creo que debió darte una o dos hamburguesas.
— Me dio más - Sonrió Vic - Pero parece que no me hicieron ganar mucho peso.
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Editado: 22.12.2020