Celeste
Papá me observa atento haciendo que mis manos se detengan sobre el pastel que estoy preparando. A pesar de que nunca he tenido problemas con mi padre, no es usual el que tenga tanta atención de su parte.
Papá es extraño, nunca nos ha demostrado afecto, según él, eso solo nos convierte en sentimentales inútiles y no es lo que quiere para nosotros. Así que crecí con un padre presenté físicamente, pero ausente de manera emocional.
Sé que tiene prioridades y lamentablemente su familia nunca ha sido la principal. A veces siento que a él le incómoda mirarme porque soy todo lo que detesta. Yo sí creo que la bondad de las personas, sueño en grande con un amor que me haga vivir, que me haga cometer locuras.
Papá siempre tiene todo tan fríamente calculado, yo ni de broma soy calculadora como él. Creo que por eso me aparta y al único que le permite acercarse es a Caín, a mi hermano.
—Padre—saludo regalándole una sonrisa. Papá se adentra a la cocina haciéndome enderezar la espalda y parar todo lo que hago.
—Me dijeron que andas con el hijo de los Remington—parpadeo sonrojándome con furia al recordar el beso que me dio Owen. Sonrío de manera torpe y niego.
—No estamos saliendo todavía... nos conocemos—es lo que menciono. Papá tiene un brillo extraño en su mirada por lo que presiento que quizás la idea de que salga con Owen le gusta.
—Me agrada la idea, quiero dejar la enemistad que tenemos ambas familias, creo que tú y él podrán conseguir eso—mi corazón se acelera ante la manera en que él acepta esto—además, parece que te gusta el hijo de ellos—asiento.
—Me gusta—él no dice nada, solo suspira—lo que nunca entenderé es la razón de porque se llevan tan mal ambas familias—papá aprieta la mandíbula.
—Solo fue una confusión lo que nos ha llevado a todo esto, espero que las cosas mejoren a partir de ahora—asiento con entusiasmo.
—Gracias padre—él solo me da una pequeña sonrisa antes de suspirar.
—Tengo cosas que hacer, no hagas explotar la cocina—una risa se escapa de mis labios.
—Haré el esfuerzo—dándome una última mirada, se aleja y yo continúo haciendo mis pasteles más feliz que antes.
Estoy tan entusiasmada como hace tiempo no lo estaba. Owen es... todo lo que quiero. Me hace sentir que estoy flotando y sus besos son tan adictivos. Una sonrisa tonta aparece en mi rostro. Meto el pastel al horno y aprovecho para subir a mi habitación y sacar el vestuario que utilizaré.
Owen me invitó a su departamento ya que todavía tiene trabajo que terminar, así que aprovechará el tiempo que yo tardo en llegar para avanzar.
Cuando tengo lo que necesito bajo encontrándome a mi nana recogiendo mi desastre.
—Ya venía a limpiarlo—mi nana me mira y niega.
—Para esto me pagan niña, además, ese pastel huele increíble. ¿Seguiste mi receta?—asiento de manera entusiasta.
—¿Crees que le guste?—ella me sonríe.
—Sería un tonto si no—me guiña un ojo y yo la ayudo a recoger pese a sus negativas, cuando decoro el pastel sonrío con fuerza. Corro a mi habitación tomando una ducha. Me coloco el conjunto blanco de falda que me llega sobre las rodillas y la chaqueta. Llevo una blusa cuello alto morada y unas botas. Dejo que mi cabello vaya suelto y pinto mis labios de rosa con un maquillaje sutil.
Sintiéndome lista me encuentro con que mi nana metió el pastel en un embace. Tomándolo y con mi bolso puesto salgo y acomodo el pastel antes de subir al asiento del conductor en mi coche.
Conduzco hasta el lugar donde Owen me dijo, cuando llego me encuentro con un edificio elegante y muy bonito. La seguridad es buena y es una suerte que él ya me haya dejado como parte de las personas que pueden entrar o sería un poco bochornoso que me detuvieran.
Al llegar al piso me siento alborotada, pero al final toco el timbre y todo se paraliza cuando él abre la puerta. Parpadeo porque es demasiado guapo. Su cabello va humedecido dejando ver con más claridad sus ojos verdes que parecen brillar con fuerza, sus sensuales labios y esa mandíbula marcada. La camisa que lleva tiene algunos botones abiertos dándole un aspecto muchísimo más sexy.
—Estás preciosa—me saluda con una sonrisa que debilita mis piernas, yo sonrío.
—Gracias, esto es para ti—le tiendo el pastel y él enarca una ceja tomándolo.
—Huele muy bien, ¿lo hiciste tú?—bromea.
—Si, de hecho, si—parece sorprendido, y luego me da una sonrisa antes de dejarme pasar. Me adentro con una sonrisa mirando su espacio. Todo el es precioso y elegante, tal como lo es él.
Me sobresalto cuando siento sus manos envolverme desde atrás. Toda su fragancia masculina me recorre haciéndome ser consciente de cada parte de su cuerpo pegada a la mía.
—Te extrañé Celeste—susurra besando mi cuello.
Giro entre sus brazos encontrándome con ese bosque lleno de vida que son sus ojos, trago y tomando el valor soy yo quien posa mis labios sobre los suyos.
Me doy cuenta en ese momento de la magnitud de mis emociones, la rapidez con la que parece meterse bajo mi piel y algo me dice que él simplemente será el hombre que hará que mi mundo colisione, que habrá un antes y un después de él.
De todo lo que Owen representa para mí.
Espero que todo sean cosas buenas, eso espero.
Editado: 01.07.2024