Tú eres el hombre que amo

Capítulo 10

Celeste 

 

Me agrada los momentos que puedo pasar con mi hija sin pensar demasiado en el mundo que nos rodea, es como entrar en una burbuja que me mantiene con una sonrisa en los labios mientras la veo mirar las papas en nuestra mesa como si fuese lo más grandioso de este mundo. 

Tomo una y la deslizo por sus labios, ella hace un sonidito de satisfacción abriendo sus ojos de manera amplia. 

—Rico mami, rico—sonríe feliz y yo también lo hago. 

—¿Mucho?—cuestiono totalmente enamorada de mi pequeñita. 

Shi, mucho—me lanza un beso y toma un puñado en sus pequeñas manos. Me rio y le quito casi todas porque la conozco y sé que puede comerlas todas y terminar atragantándose. 

Mi hija niega cuando quiero tomar la hamburguesa para darle, así que sabiendo que pronto será un desastre llena de los ingredientes, la veo intentar morderla sin éxito de salir limpia. Ella parece que vive una fantasía de comida porque está como si es lo mejor que ha probado en su vida, aunque bueno, es la primera vez que me animo a darle este tipo de comida a mi hija. Estábamos cerca de un parque y cuando ella vio papas fritas, simplemente me hizo entrar a este local y sentarme con ella a comer. 

Ni siquiera intento limpiarla porque sé que se seguirá ensuciando, miro el bonito vestido floreado morir bajo el hambre voraz de mi hija. 

—Mami te ama mucho, bebé—susurro observándola con el amor que solo una madre es capaz de sentir por su hija. 

Ella me muestra sus pequeños dientes y con su boca sucia hace un piquito por lo que me rio inclinándome para que bese mi mejilla ensuciándola. Saco un baño húmedo y limpio el lugar comenzando a ordenar nuestra mesa del ataque de Aida. 

Mi hija por un momento se queda totalmente quieta mirando algo detrás de mí, así que aprovecho para limpiarla un poco ya que su repuesto de ropa está en el auto. Ser madre me ha enseñado a nunca salir con tu bebé con solo un vestuario, por lo que ya estoy preparada para este tipo de cosas. 

Cuando mi hija permanece mucho tiempo concentrada, observo lo que ve y el corazón se me aflige cuando me doy cuenta de que es un padre que juega con su hijo mientras el niño le dice: papi. 

—Un papi—balbucea mi hija—mami, quelo un papi—sonríe con grandeza—¡un papi!—la miro con los ojos cristalinos y beso su frente. 

—Si todo sale bien, pronto tendrás a un papi, amor—murmuro para mí, porque aun sabiendo que es lo correcto, tengo miedo de como pueda reaccionar Owen, o si él estará interesado en conocerla—¿y una mami?—ella ríe. 

—Una mami, mami bonita—con esas palabras ella olvida el tema del papi, aunque yo no lo hago. 

 

**** 

 

—¿Mucho?—cuestiono. Helena solamente me observa sin comprender a que se deben los nervios que estoy sintiendo en este momento. Ella suspira y finalmente deja solo de mirarme, levantándose saca un vestido sencillo, pero bastante bonito de mi closet.  

Mirando mi armario creo que necesito ir de compras, dejé casi toda mi ropa cuando me trasladé, así que estoy corta de algunas cosas. 

—Este te quedará precioso—tomo el vestido verde de tiras finas, escote sencillo y que se ajusta a mis curvas hasta la rodilla. Cuando me acerco al espejo luego de ponérmelo me siento complacida, no parezco muy formal, pero tampoco como si iré a una fiesta, eso me agrada. 

—Por cosas como esta te conservo en mi vida—le hago saber lanzándole un beso que la hace sonreír. Sin que me lo espere me lanza un cojín haciéndome lanzarle una maldición, pero pronto hago silencio cuando Aida interrumpe en mi habitación frotándose los ojitos, eso me indica que su hora de juego acabó y que tiene sueño. 

Hace un pucherito adorable que de inmediato me hace cargarla, ella frota su mejilla con la mía antes de dejar caer su cabeza en mi hombro. Camino hacia la cocina y con ella aun en manos le preparo el biberón, estas son cosas a las que me he adaptado al tener una niña, uno desarrolla algunas cualidades. 

Cuando termino ella lo toma y me siento en el sofá acurrucándola contra mi cuerpo, sus ojos luchan por estar abiertos, mientras bebe, pero a medida que pasan los minutos ella finalmente se rinde minutos después de acabar su biberón. 

Acaricio su cabello porque sé que le encanta eso, beso su frente y me sorprendo al ver un flash. Levanto la mirada y Helena tiene una sonrisa con la foto capturada. 

—Ustedes son adorables—es lo que menciona—ahora déjame cuidar de la pequeña, tú debes ir a resolver todo el desastre del pasado—no niego que tengo el estómago revoloteado. 

No es fácil hablar de aquello que un día nos lastimó. Tengo miedo de escuchar las razones que los llevaron a todos ellos a meterme en un juego del cual no tenía conocimiento. 

Alentándome me dejo el pelo suelto cayendo hasta la curva de mi trasero, unos tacones blancos y solo me coloco labial rosa. Me despido de Helena y todo el camino soy un manojo de nervios. 

Hace unos días tomé el valor para decirle a Owen que quería hablar con él, la verdad es que mis días han estado muy ocupados con la empresa. He tenido muchas reuniones que apenas y me daban tiempo para comer algo antes de estar revisando proyectos antiguos y futuros. No entiendo quien fue que se encargó del personal, pero seleccionó a muchas personas que no están capacitadas para sus puestos y que tampoco están aprendiendo a estar capacitadas para estar ahí. 

Se supone que la empresa brinda un entrenamiento, pero muchísimas personas no se sometieron a estos, eso me indica que las posicionaron porque tienen algún familiar que les ayudó a conseguir el puesto. 

Eso equivale a desastre. 

Con mi adaptación a la empresa, más mi hija apenas y tengo tiempo para mí, así que cuando vi mi agenda estaría mucho más apretada la semana que viene tuve que hacer un enorme sacrificio al no estar pasando tiempo con mi hija, el tiempo que es de mi hija no me gusta ocuparlo en nadie más, pero realmente necesito pasar de página con esto y soltar aquello que me atormenta. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.