Tú eres el hombre que amo

Capítulo 11

Owen 

Llego más temprano de lo que acordamos, pero es que estoy ansioso por esta conversación al mismo grado de lo nervioso que me encuentro. Tenía muchísimo tiempo sin que mis emociones me controlaran, eso solo sucede cuando es de Celeste quien se habla. La única que es capaz de jugar con los botones y encender lo que ya creí muerto. 

Pido una botella de vino y me quedo mirando al exterior con mucha curiosidad sobre como marchará este encuentro. Miro de la puerta hacia el exterior, mi pierna comienza a moverse y al final cuando llega la botella decido que necesito calmarme. 

Bebo una copa, luego dos y cuando me siento más tranquilo me quedo mirando hacia el exterior. Solo cuando el sonido de unos tacones llama mi atención aparto la mirada del cristal para llevarla al lugar del sonido. 

El impacto que tiene su belleza es algo que trato de no mostrar o quedaré como un idiota. Mis ojos viajan desde los tacones que de inmediato traen fantasías que deberían estar muertas, pero ahora están bastante presentes. Quiero esos tacones alrededor de mí, esos tacones aruñando mi piel mientras... 

Alejo esos pensamientos cuando sigo subiendo mis ojos hacia las piernas kilométricas que no mejoran la situación de pensar en lo fantasioso que me podría poner. El vestido le queda hermoso y tan sexy, aunque creo que todo en Celeste siempre me parecerá sexy. 

Me permito unos segundos más cuando mis ojos dan con sus senos porque joder, antes ella no tenía tantas tetas como las tiene ahora y he de confesar que he querido llevar mi boca a ese lugar muchas veces, pero solo continuo mi recorrido hacia su esbelto cuello y luego me topo con esa preciosa boca que quiero besar hasta desgastar o que mis malditas ganas desaparezcan. 

Cuando me encuentro con su mirada fácilmente podría tener una maldita erección solo con mirarla porque Celestes es preciosa. 

Creo que no soy discreto al mirarla, pero ella tampoco lo es porque me doy cuenta de cómo me mira y quiere ocultarlo. 

Tener a Celeste frente a mi representa un enorme desafío que trato de pasar. La conversación que comenzamos a tener no es nada agradable y cuando me entero de que Celeste no tenía idea de lo que ocurrió en el pasado, le cuento todo. 

Mientras hablo mis recuerdos van a los días donde mi padre pasó llorando y embriagándose en cualquier bar que encontraba. Estaba pequeño cuando mi tía murió, pero la recuperación de papá duró años, porque al primer año de su muerte él cayó en la bebida y en una depresión terrible. Puedo recordar a mi madre llorar mientras lo bañaba cuando él se vomitaba encima, recuerdo a mi padre llamar a mi tía a gritos. 

Él adoraba a su hermana, era la única familia que le quedaba ya que mis abuelos murieron. Fue triste verlo caer de esa manera, fue agonizante. Él recibió terapia, ya que la depresión que sentía era mucha. Así que cuando su terapeuta vio que las cosas eran más graves de lo que se tenía pensado, lo recomendó a un psiquiatra, papá tuvo que comenzar a medicarse. 

Había días buenos y días muy malos. Fue un proceso lento y tortuoso hasta que volvió, solo que con una idea en mente: destruir a los Beckett. 

Se enfocó tanto en eso que sin dame cuenta yo mismo estaba tan involucrado como él. El plan era comenzar de la misma manera que lo hizo Oliver; conociendo a Caín, hacerme su amigo y luego ir por la hermana. Con lo que no contaba era lo inteligente que era él. Caín no es tan idiota porque se dio cuenta de que mis intenciones no eran buenas, así que cuando escuchó que estaba cerca de su hermanita fue hasta mi oficina para amenazarme de no romperle el corazón. 

El punto fue que tanto él como yo hicimos lo mismo: le rompimos el corazón a Celeste. 

Caín descubrió que quería venganza, pero se dejó manipular de su padre, dejó que siguiera con mi plan incluso si eso lastimaba a quien él tanto quería cuidar. Él atacaba con asuntos de la empresa. Al principio no sabía cómo él se enteraba de todos nuestros planes, hasta que me di cuenta de que le sacaba la información Celeste sin que esta se diera cuenta. 

Todos fuimos una mierda de personas en el pasado con ella, pero realmente quiero que ella comprenda que, si la amé, que puede dudar de todo, menos de cuando por primera vez en mi vida entregué mi corazón aun sabiendo que ella lo rompería cuando la verdad saliera a la luz. 

Es una conversación que la lastima de alguna manera, cuando vomita, cuando me dices todas esas cosas que me hacen sentirme tan avergonzado con ella, con todas mis decisiones. Es difícil, pero no imposible. 

Cuando Celeste me menciona que debe confesarme algo importante todas mis alarmas se activan. 

—Tú... quiero decir, nosotros...  

Parece que se le hace difícil decirlo, pero ahora me encuentro mucho más curioso con eso. 

—¿Si?—la aliento aun cuando ella parece renuente a decirlo.  

—Tenemos una...  

—¿Así que esta es la zorra de turno con la que me engañas?—la pregunta de Beatrice hace que Celeste levante la mirada hacia ella. 

Siento como la sangre comienza a hervirme cuando levanto la vista viendo lo furiosa que se encuentra. 

—¿Disculpa?—la pregunta de Celeste sale incrédula. 

—Así que por eso escalaste la posición, acostándote con mi prometido—mi cara debe reflejar lo furioso que me encuentro. Me levanto de mi lugar y la tomo del brazo porque las personas ya comienzan a mirar el escándalo que tiene esta mujer. 

Sin permitirle decirle algo más a Celeste la arrastro a la salida, ella hace molestas declaraciones que ocasionan que los ojos de todos estén sobre nosotros. Cuando salimos la llevo al estacionamiento y solo cuando veo que estamos solo la suelto. 

—¿Te has vuelto loca?—cuestiono tratando de controlar el maldito enojo que siento. 

—¿Como te atreves a estar con es puta que busca...? 

La mirada que le doy la hace silenciarse de inmediato. 




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