Tú eres el hombre que amo

Capítulo 12

Celeste 

Owen siempre fue amoroso conmigo, puedo decir que al menos creí conocer esa parte de él que nunca le mostraba al mundo, pero lo que creía conocer como su lado dulce y tierno, no es nada comparado con este momento. 

Estoy en una esquina secando las lágrimas que tengo. El nudo en mi garganta no desaparece y es que de verdad esperé que él no me creyera, esperé que me insultara con querer atraparlo, me preparé para los peores escenarios, pero Owen me ha dejado sin habla. 

Como lloró por su hija, la manera en que está observando a Aida, como si fuese un regalo del cielo que no es capaz de dejar de apreciar. Hay tantas emociones en los ojos de un hombre que pensé que era un cascaron vacío. 

Él está sentado en el suelo escuchando a Aida, quien, a pesar de ser una niña muy dulce, es tímida con los desconocidos, bueno, al parecer dicha timidez está olvidada porque ella es todo sonrisas y encanto con Owen mientras le habla de su muñeca preferida. 

Owen escucha con total atención las palabras algo confusas de mi hija. Porque a pesar de que es una niña que aprende muy rápido, sigue siendo pequeña y muchas cosas se le complican decirlas. 

Seco mis ojos y preparo una sonrisa aun cuando hay tanto en mí, ver a mi hija con su padre es algo que soñé mucho. Porque Owen podrá tener consigo cosas horribles de nuestro pasado, pero quería que tuviera la oportunidad de darse cuenta de que me dejó un hermoso regalo, uno que me ha hecho superarme, amarme y amarla. 

Los dejo en la sala y me adentro a mi habitación, me coloco otra camisa y termino de arreglarme, se supone que hoy pasaríamos el día paseando, yendo al parque y a juegos, pero la visita de Owen ha hecho que esos planes se cancelen. 

Salgo a la sala y Owen sigue sentando en el suelo, solo que Aida no está a su lado. 

—Fue a buscar a sus amigos para mostrármelos—comenta con una sonrisa. Asiento divertida. Si mi hija considera que debe mostrarles a sus amigos los osos de peluche, significa que definitivamente Owen le ha caído muy bien. 

—Le caes bien, no todos tienen el privilegio de conocer a sus amigos—él se ríe y mira por el lugar donde Aida se perdió, parece que ni siquiera puede contenerse—¿te quedas a comer?—pregunto porque sé que él aún no se quiere ir, en sus ojos está todo el interés en conocer a nuestra hija. 

—¿Puedo?—me sorprende una vez más, suena tan... bueno, suena muy poco a Owen. Esto que estoy viendo es hasta un poco de timidez.  

—Claro, sé que quieres pasar más tiempo con ella y debemos establecer algunas reglas y quiero hablarte de Aida, sé que quieres eso—él asiente dándome una sonrisa, me sobresalto cuando toma una de mis manos y besa mis nudillos. Mi cuerpo completo se estremece ante la manera en que sus ojos verdes me están observando. 

—Gracias, muchas gracias—asiento soltándome de su agarre justo cuando mi hija sale con varios peluches. 

Me levanto dejándolos en una conversación y me adentro a la cocina para buscar qué hacer.  Cocino escuchando la risa de mi hija junto a la de Owen, eso me tiene sonriendo porque Aida quería un papi y al parecer Owen está dispuesto a aceptar el papel. 

Aida es todo escandalo risueño lleno de ternura, es que la niña en este momento podría hacer propaganda de por qué deberías tener un bebé. Mi hija es encantadora y me doy cuenta cuando miro lo embobado que parece Owen por ella, como si fuese la única luz en la habitación. 

Cuando termino de cocinar preparo la mesa, Owen y Aida están en su mundo, ahora ella está pintando y él también, sin que se dé cuenta capturo unas cuantas fotos y cuando la mesa está arreglada, me acerco a ambos. 

—Hora de comer—anuncio y mi hija sonríe, se levanta y toma la mano de Owen quien también se levanta. Veo como lo guía hasta el baño que está en el pasillo y le indica que debe lavar sus manos. 

La sonrisa de Owen es tan real que me deja sin aliento, él observa a Aida como... ni siquiera tengo palabras para la manera en que mira a nuestra hija. 

Cuando ambos lavaron sus manos yo le indico a Owen que tome asiento, siento a mi pequeña en su lugar usual y comienzo a darle de comer. Siento la mirada de Owen en nosotras en todo momento, pero la niña frente a mi es quien siempre tiene toda mi atención, no la puedo alejar de ella. 

—Se parece muchísimo a mi—rompe el silencio Owen, elevo la vista hacia él—aunque muchísimo más hermosa, ni de cerca soy tan bello como ella—sonrío y suspiro—creo que debes sentirte estafada porque pocas cosas tiene tuyas—niego divertida con sus palabras porque es algo que ya había pensado con anterioridad 

—Puedes visitarla cuando quieras, no tengo ningún problema con eso—le aseguro—sé que quieres quizás compartir que ella existe, pero por el momento la necesitó alejada de nuestras familias—la seriedad en mi tono es algo a lo que él le presta mucha atención. Él come otro bocado de su plato y asentir. 

—Bien, no tenía pensado dejar que mi familia y mucho menos la tuya se acerque a ella—asegura—y aunque no la has mencionado, tampoco dejaré a Beatrice cerca de Aida—mi hija al escucha su nombre gira el rostro hacia Owen dándole una sonrisa. 

—Rico Owe—dice en referencia a la comida. 

—Si princesa, está delicioso—asegura Owen volviendo la atención a su comida—quiero ayudarte con la manutención de la niña, espero que eso no te moleste—murmura con tranquilidad. 

—No necesito tu dinero—respondo más rápido de lo que pretendo, él rueda los ojos. 

—Ella es mi... bueno, sabemos lo que es—dice cuando mi hija lo mira fijamente—quiero hacerme cargo de todo, por favor, si quieres no lo utilices, solo abriré una cuenta para ella, cada mes depositaré en esa cuenta. Tú decides si la utilizas o no, está en tus manos—asiento despacio. 

—Cuando ella confíe más en ti... dejaré que la saques a pasear. Para que compartan—murmuro en voz baja. 




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