Tú eres el hombre que amo

Capítulo 17

Owen 

El humor que me cargo es un asco, pero no lo puedo ocultar. Esta reunión sorpresa me tiene así. Porque lo que menos quería esta noche es asistir a una cena con mis suegros y Beatrice, así como mis padres. Todo lo que anhelaba era que llegara la noche para ir a visitar a mi hija y a Celeste, la misma Celeste que parece que tengo peste cuando estoy cerca de ella, porque siempre huye de mi como si mi sola presencia fuese un fastidio. 

En la entrada me encuentro con Beatrice ataviada en un vestido coral que la hace ver preciosa, nunca he negado que sea bella, el problema es que es una mujer sumamente insoportable. 

Ella me sonríe como si esta cena fuese algo divertido, aunque creo que eso tiene que ver con el cabreo que debe mostrar mi rostro. Le doy una mirada insignificante y ella se engancha de mi brazo. 

—Estás guapo esta noche—una mueca se escapa de mis labios cuando ella se inclina y mordisquea mi oreja. 

—Si no quieres que te lance al otro extremo del restaurante evita el contacto intimo conmigo, ni en un millón de años me gustarías—le susurro plantando una sonrisa de desdén. Ella aprieta los labios e intenta soltarse, pero yo la apreso—¿esta cena es para demostrar qué?—cuestiono y ella suspira. 

—No fui yo quien lo planeó, fueron tus padres, así que deja de desquitarte conmigo—comenta y suspiro. 

—Entonces no te metas en mi camino y no hagas movimientos raros, si podemos evitar el contacto, lo agradecería—entramos en silencio y ubico la mesa donde mis padres junto a los de Beatrice esperan. 

Mamá es la primera en verme y sonríe con alegría, dejando las formalidades a un lado ella se levanta y camina hasta mí, Beatrice se aparta y deja que mi madre me besuquee todo el rostro. Lo cierto es que mamá siempre ha sido una mujer muy amorosa, lástima que yo a veces sea un hijo de puta y con las acciones que todos tuvimos con Celeste mi relación se haya enfriado con ellos. 

—Que lindo está mi bebé, estás precioso—le doy una sonrisa de labios cerrados y ella se queda mirando mis ojos, suelta un suspiro y sonríe—ahí está—no entiendo lo que quiere decir, pero ella sonríe y se aparta, saludo a papá, y luego a mis suegros. 

Abro la silla para Beatrice y ella se sienta con una sonrisa en los labios, tomo asiento a su lado y de inmediato viene un chico por los pedidos, pido algo sin mucho apetito y de manera distraída observo el lugar, me encuentro con unos ojos azules a la distancia que sonríen con burla. 

Mi semblante se tensa cuando Caín levanta una copa en mi dirección y luego gira el rostro hacia la mujer que tiene frente a él. 

—Hijo de... 

Respiro hondo y me enfoco en la cena que tengo, luego lidiaré con ese bastardo, creo que puede ser mi saco de boxeo y de esa manera aliviar la tensión que siento. 

—¿Alguien me va a explicar de qué se trata este circo?—cuestiono con dureza. Papá me lanza una mirada de reproche y mis suegros se quedan en silencio. 

—La boda será en dos semanas—enarco una ceja ante la voz de la madre de Beatrice, sinceramente no entiendo a qué viene todo este numerito. Pensé que podría seguir utilizando a Beatrice más tiempo, pero dada las circunstancias, mi plan se tendrá que adelantar. 

La boda de mi parte fue la manera de posicionarme en la cima de los negocios. Sabía que necesitaba el apoyo de los Morrison, porque quiera o no, Tom tiene menos problemas que yo. Yo antes no había tenido más que problemas normales, pero con lo que sucedió con Celeste me volví un cretino que ocasionó que muchos dejaran de apoyarme, por lo tanto, las tazas fueron bajaron para mí y subiendo para la competencia. 

Así que utilicé a Beatrice, ahora estoy por encima de todos, Beatrice me usó para eso y también para otras cosas que nunca me dijo, tampoco le di importancia. Pensé en casarme con ella, poco me importaba si unía mi vida alguien de manera superficial. Ella y yo aun casados nunca seriamos realmente una pareja, ¿pero ahora? Ni en sueños. Celeste cambió los planes, no quiero una vida donde ella no sea mi mujer, por lo que el juego del compromiso parece que llegará finalmente a su final. 

¿Y luego de ese beso? Imposible pensarla besando otra boca que no sea la mía. Ella y mi hija es lo único que me importa, solo las necesito a ellas dos y todo estará bien... yo estaré bien. 

—Así que, en dos semanas, ¿y quien decidió eso?—papá se tensa ante el tono relajado que muestro. Sonrío tomando una copa de vino, le doy un sorbo con tranquilidad y me reclino en mi silla, miro a mis suegros quienes se relajan como si llevaran el poder de la conversación. 

Ingenuos. Siempre he pensado que son demasiados ingenuos, pensar que me controlan, sé que está decisión tuvo que ver con ellos y quizás mi padre, dudo que mamá haya sido partidaria cuando en su rostro hay un poco de desconcierto.  

—Nosotros, Beatrice también está de acuerdo en que no quiere un compromiso largo, creo que es lo más sensato para los dos—la sonrisa en los labios de Tom es un fastidio—tu padre también cree que es una buena idea. Tu mamá se encargará de las invitaciones, será una boda muy buena—asegura con una sonrisa de mierda en la boca. 

La madre de Beatrice toma la palabra y planea todo lo que se supone que pasará en la boda, la dejo divagar viendo como Beatrice le da opciones. Supongo que la presencia de Celeste la ha hecho verla como una competencia. El sentimiento de que ella es la segunda opción debe ser fuerte para que esté tan enfocada en llevar a cabo la boda. A veces me pregunto si la única persona que le ha negado algo en la vida a Beatrice soy yo. 

La cena llega y yo disgusto mi plato con calma, los ojos de mi madre parecen los de un águila, acechándome como si sospechara que mi silencio traerá algo de escándalo cuando acabe. Yo dejo que todos disfruten de sus platillos, que luego disfruten del postre y hagan brindis. Soy sonrisa y tranquilidad, bebo otra copa de vino y cuando mi estomago está lleno sonrío mirando a otros. 




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