Tú eres el hombre que amo

Pasado 6

Owen 

No entiendo en qué momento pasé de trazar un plan para conquistar a Celeste a que me sienta horrible cada que le miento. La miro sonreírle a Carter y descaradamente hacerle trampas en el juego de cartas, mi amigo es bueno fingiendo que no se da cuenta.  

Sonrío cuando ella una vez más le hace trampa y luego suspira con tristeza cuando aún ni haciendo trampa le gana. Carter se ríe y ella niega divertida comenzando a recoger las cartas, yo trabajo sentado en el mueble mientras ellos están sentados en el suelo de la sala de mi departamento. 

—Para la próxima no hagas tantas trampas, eres una descarada—le digo en el oído, Celeste se gira dejando un beso en mis labios antes de reír. 

—Pensé que nadie se daba cuenta—hace un puchero que me insta a comerle la boca a besos, pero Carter hace un ruido interrumpiéndonos. 

—Sigo aquí, por si no lo recuerdan—ruedo los ojos y cuando Celeste se levanta yo aparto el computador jalándola para que se siente en mis piernas, la abrazo por el vientre y dejo un beso en su hombro. 

—Lo sabemos, aunque te dejaré con el amor de tu vida, tengo que irme o llegaré tarde a clases—comenta Celeste dejando las cartas sobre la mesa y girándose hacia mi—espero no haberte robado mucho tiempo—acaricio su rostro despacio, sus ojos me mantienen cautivado y no puedo apartar la mirada de ellos. 

—Tú me puedes robar lo que quieras—susurro dejando otro beso en esa boca tan apetecible que tiene—ve con cuidado—ella asiente y se levanta de mis piernas. Toma su mochila y se despide con un beso en la mejilla de Carter. 

Me pierdo en el sutil movimiento de sus caderas al caminar hacia la puerta, y hasta que no desaparece de mi vista al cerrar la puerta no quito la vista de donde estaba. Cuando regreso mi atención a Carter, él tiene una sonrisa divertida en los labios que me hace rodar los ojos una vez más. 

Tomo mi computadora volviendo al trabajo, Carter se acerca, se supone que vino a trabajar, pero cuando llegó y encontró a Celeste aquí se quedó conversando con ella, no entiendo cómo fue que terminaron sentados en el suelo jugando Cartas mientras apostaban una botella de vino, mi novia ahora le debe la botella a Carter, porque aun cuando le hizo mucha trampa no logró ganar. 

—Me agrada mucho Celeste—comenta mi mejor amigo sentándose a mi lado. Yo me quedo un momento quieto mirando la mesa donde Celeste dejó las cartas—y a ti te tiene realmente enloquecido, la quieres—dice lo que yo no me atrevo a aceptar. Trago duro el nudo que se forma en mi garganta. 

—Me estoy enamorado de ella—confieso en silencio, cierro la computadora porque sé que no trabajaré más—me siento mal cada vez que me siento feliz con ella, porque simplemente me acerqué en busca de hacerle daño. ¿Qué pasará si ella se entera de la verdad?—pregunto, porque la sola idea de que Celeste llegue a odiarme me causa un sabor amargo en la boca. 

Yo pensé que toda esta relación sería sosa y aburrida, que la odiaría, porque se supone que debía odiarla, ¿pero ¿cómo poder odiarla cuando ella es tan hermosa? Y no hablo solo de su físico, sino de los sentimientos que tiene. Es dulce, es bondadosa y esa jodida sonrisa que me da ocasiona que siempre quiera cumplirle cualquier tontería que diga. 

Estoy jodido porque siento que traiciono a mi padre con estos sentimientos que tengo por ella, pero también siento que la traiciono a ella cuando no le digo la razón del por qué me acerqué. Celeste no merece lo que le estoy haciendo y sé que soy egoísta, pero la idea de que ella se aparte de mi me hace sentir ganas de vomitar. La quiero, la quiero a mi lado. 

—Deberías ser sincero con ella Owen, Celeste te adora, solo hay que mirarla para darse cuenta de eso. Ella no mira a otro hombre que no seas tú, y tú no te quedas atrás, cuando ella entra a un lugar solo tienes ojos para ella. No seas un idiota y confiésale la verdad, si ella la llega a saber por otros medios te odiará y lo sabes. Tienen algo bueno, no lo arruines por una venganza que no te corresponde a ti, esos son problemas de tu padre y del padre de Celeste. Y saben que ambos la están usando a ella, la única persona que no tiene nada que ver en esto, la persona más inocente porque no sabe la verdad sobre lo que pasó—la molestia se asienta como una piedra que pesa demasiado. 

Me trago las ganas de gritar enojado. Estoy cansado de esta mierda, sé que Carter tiene razón, pero no me hago la idea de que esos ojos que me muestran amor y esos labios que me dicen te amo lleguen a odiarme. No concibo pensar en Celeste no queriéndome, rechazándome... teniéndome asco. 

Y sé que toda esta mierda la alejará de mi en cuanto se entere, por primera vez quiero ser tan malditamente egoísta en algo y es con ella, la quiero a ella. 

La amo. 

Me enamoré como un idiota. 

—Sé que tienes razón, pero no quiero perderla—verbalizo lo que me martiriza todas las jodidas noches. 

—La harás sufrir mucho si continuas así, pero luego, cuando ella cambie y no la reconozcas no digas que no te lo advertí. Ella te dejará de amar en cuanto descubra tus mentiras, sé sincero con ella o todo será peor—me trago las ganas de replicar porque estos consejos de mierda van de mal en peor. 

—Trabajemos, para eso viniste—cambio de tema, pero sus palabras se quedan grabadas en mi cabeza. 

Carter me observa, no menciona nada más y se pone a trabajar. Me trago las ganas de gritarle por todas las ideas que metió en mi cabeza, pero luego, días después cuando veo a Celeste sonreírme, besarme o simplemente abrazarme o tocarme, esas palabras parecen lejanas. 

La amo, joder, y mi miedo a perderla es más fuerte.  

Soy un ser egoísta y eso lo demuestro cuando aun queriéndolo, no le confieso la verdad. 




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