Celeste
Owen me besa como si quisiera desgastar mis labios con los de él. Me besa como si ya no pudiera contenerse más y eso me hace estremecer, porque siento su entrega y dominio en el beso.
Sus labios saben dulces por el vino y eso solo hace saber mucho mejor. Jadeo y él introduce su lengua en mi boca probándome con deseo y ansias. Siento sus manos en el centro de mi espalda comenzar a deslizarse de manera lenta hasta llegar a mi culo, él magrea mis glúteos como si cada parte de mi le perteneciera.
Chupo su labio inferior y luego mordisqueo llevando mis manos a su cabello, la suavidad en ellos me hace enredar mis dedos en las hebras y tirar de ellos echando la cabeza de Owen hacia atrás. Mi lengua vuelve a buscar la suya y sé que en este punto ya nada puede detenerme, la sangre se me calienta y comienzo a humedecerme cuando sé exactamente lo bueno que es este hombre en la cama.
Los labios de Owen dejan mis labios cuando necesitamos respirar, pero bajan por mi barbilla hacia mi cuello donde besa y chupa la piel haciéndome sentir más deseosa, me caliento más cuando sus besos van a mis clavículas siguiendo el valle de mis senos.
Owen levanta la mirada hacia mí, mis labios se sienten hinchados por lo agresivo que fue nuestro beso, pero llevo mis manos a su cuello y vuelvo a sus labios, necesito más de él porque lo poco que he probado no es suficiente, necesito mucho más.
Mis labios bajan a su cuello probando su piel como he querido hacer, él parece complacido con eso porque mueve mi trasero hacia él en un sutil movimiento de caderas. Gimo cerrando los ojos cuando mis labios llega a su camisa, me alejo comenzado a quitar los botones con rapidez. Me encuentro con sus ojos verdes oscurecidos, parecen tan oscuros que pensarías que es su color natural.
Lamo mis labios hinchados y Owen sin decir una palabra me quita la blusa que tengo por la cabeza lanzándola lejos, quedo en un simple sujetador blanco y él lleva sus labios sobre mis pechos besando, su barba de pocos días raspa mi piel, pero no me molesta. Él sonríe jugando con los bordes del sujetador antes de llevar las manos hacia la parte de atrás de desabrochándolos, siento como pierde fuerza y los tirantes caen por mis hombros. Yo no aparto la mirada de lo que él hace, Owen con cuidado me quita el sujetador y cuando se encuentra con mis pezones erguidos suelta un jadeo bajo y totalmente masculino que hacen que mis pezones se pongan más duros como si fuese posible llevándome al punto del dolor.
—Joder, son más grandes—susurra llevando sus manos a estos y cierro los ojos cuando los toca con suavidad—¿crecieron así por el embarazo?—cuestiona con curiosidad, yo asiento echando la cabeza hacia atrás cuando él envuelve mi pezón y lo jala con suavidad antes de soltarlo—que delicia—susurra y entonces no son sus manos las que siento en mis pechos, siento su húmeda boca contra mi pezón, cierro los ojos y me humedezco por completo. Siento como la sangre me corre más rápido, pero tenerlo pegado a mí de esta manera me enloquece por completo.
Gimo alto cuando él chupa mi pezón sin contemplaciones ni suavidad, con una agresividad que me vuelve liquido entre las piernas. Siento lo duro que está y balanceo las caderas con suavidad gustándome como mientras su boca atiende uno de mis pechos, su mano se encarga del otro.
Owen lame la zona como un jodido experto y debería sentirme avergonzada por lo mojada que estoy, sé que cuando él meta su mano entre mis piernas se va a dar cuenta del grado de excitación en el que me encuentro. Hace tanto que no estoy con un hombre que casi me siento virgen de nuevo.
Me muevo sonriéndolo duro contra mí, Owen pasa a mi otro pecho cuando deja el derecho hipersensible, mi piel se estremece ante la manera en que él tiene de probarme como si le perteneciera.
—Deliciosa, sabes tan deliciosa—susurra antes de volver a su trabajo, lame mi pezón y luego lo chupa. Un quejido se escapa de mi boca y llevo mis manos a su pelo separándolo de ese lugar para volver a besarlo. Owen me toma del culo y sin esperarlo me levanta por completo, suelto un grito del susto, pero él aprovecha metiendo su lengua en mi boca y caminando conmigo a no sé dónde, pero pronto me doy cuenta de que vamos a su habitación.
Cuando él me deposita en su cama me siento como su presa y él parece un lobo hambriento que me comerá viva. Lamo mis labios y suspiro.
—¿Te quedarás mirando?—cuestiono cuando solo me observa en sus cama complacido.
—No sabes cuantas veces he fantaseado con tenerte así—susurra con voz ronca y luego me observa con una sonrisa que me hace apretar los labios por lo sexy que se ve. Cada musculo se le marca a la perfección, Owen es un hombre que definitivamente está buenísimo.
Él se acerca a mí y toma mi falda bajando el cierre y sacándola. Quita mis zapatillas y me deja en las bragas de encaje blanco que nada hace por ocultar lo húmeda que me encuentro. Mis mejillas se calientan cuando él flexiona mis piernas y me abre para verme.
—Dime lo que quieres Celeste—susurra—¿estás segura de seguir con esto?—lleva un dedo a mi entrepierna tocándome sobre la ropa interior, siento un latigazo de placer porque me siento hinchada y necesitada de su toque—porque cuando te toque no dejaré que nadie más te tenga, seré totalmente egoísta contigo—en vez de asustarme sus palabras, ocasiona un efecto totalmente diferente.
—Te quiero a ti—jadeo cuando él toma la cinturilla de mis bragas y las baja por mis piernas. Mi corazón late desbocado en mi pecho y cierro los ojos cuando él lanza las bragas lejos y besa mi pierna despacio. Sus besos van subiendo hasta mis muslos, lo hace tan lento que es enloquecedor, mi centro late por un toque.
Cuando sus labios van a la cara interior de mis muslos los recuerdos del sueño me recorren. Owen se toma su tiempo de enloquecerme con lo que hace, pero cuando siento el primer contacto de su lengua en mi intimidad, un gemido alto se escapa de mis labios y trato de cerrar las piernas por la impresión, él me detiene y las deja bien abiertas.
Editado: 01.07.2024