Tú eres el hombre que amo

Pasado 9

Celeste

Mamá se ve espectacular en su nuevo vestido, ella ama coleccionar ropa que muchas veces ni recuerda que tiene, pero es algo que la hace feliz. Yo la observo desde la puerta son saber cómo abordarla o como hablar con ella sobre lo que me está pasando. Nunca hemos sido muy buenas amigas o más bien cercanas, mamá siempre ha puedo una línea entre las dos por lo que conversar o confiar en ella no es algo fácil. Quiero hablarle y comentarle sobre lo que siento sobre lo que me pasa, pero no me atrevo.  

Finalmente, sus ojos se posan sobre mi persona y enarca una de sus perfectas cejas bien arregladas.  

—¿Necesitas algo?—esa es toda la atención que me da ya que vuelve la vista al frente para mirarse al espejo. Yo juego con mis dedos y respiro hondo. Me permito tratar de darme cuenta de que es mi madre, por lo que puedo hablar con ella sin estar tan tensa como lo estoy ahora.  

Realmente hoy tuve ganas de un concejo de mi madre, todo porque mientras estuve en casa de una compañera vi la complicidad que tenía con su madre y yo quería algo como eso... si, lo deseé mucho. 

—Quiero... Comentarte algo, ¿me permites unos minutos?—hay una leve mueca en sus labios pintados de rosa, pero al final asiente. Tomo eso como una invitación y me adentro a la espaciosa habitación de mis padres, en silencio me acervo hasta la cama donde me dejo caer en la orilla despacio.  

—Habla, no tengo mucho tiempo libre—esas son las cariñosas palabras que me dedica, pero yo solo asiento y suspiro.  

—Me gusta una persona, pero siento que... Me está ocultando algo—confieso en vox baja.  

Y lo cierto es que Owen está actuando extraño. No he dejado que se dé cuenta de que lo estoy presintiendo, pero algo no está bien. Hay momentos en donde él me observa como si tuviera algo importante que contarme, pero a último momento se arrepiente y cambia de tema o me distrae con sus besos y toques. No quiero ser una mal pensada y creer que él me engaña, pero la situación se está repitiendo más de lo que quisiera y ya comienza a ser inquietante. Algo está ocultándome y no me gusta para nada como me hace sentir. 

—¿Es ese chico Remington?—su pregunta me sorprende y no soy capaz de ocultarlo. 

—Si, exactamente él—mamá gira a mirarme y verla es impactante, es hermosa por donde sea que la mires. Ella sabe lo bella que es y siempre lo utiliza a su favor, es algo que desde que soy pequeña me ha gustado de ella. 

Mamá me observa y por un momento me hace sentir como papá cuando me mira así, como si yo no tuviese idea de lo que ocurre a mi alrededor, como si viviera una burbuja que pronto me estallará y no seré capaz de poder pelear contra eso. Me trago el nudo de inseguridades que desata su mirada, porque cuando ella me observa es como si viera todos y cada uno de mis defectos y los fuese a señalar. 

—Sigue con ese chico, pero siempre debes seguir lo que dice tu padre, de esa manera él estará feliz. Recuerda siempre hacer lo que tu padre te dice, él quiere cuidarte de todos, confía en él—asiento un poco confundida con sus palabras—así como cuéntame todo de ese chico, hasta el más mínimo detalle, te contaré secretos que te podrán ayudar—sonrío un poco con entusiasmo y cuando hablo, creo que fue la peor decisión, porque mi madre nunca fue una mujer de fiar. 

Y la única vez que le confesé un pequeño secreto, ella lo utilizó contra su propia hija. 




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