Tú eres el hombre que amo

Capítulo 36

Owen 

 

La reunión es tensa, pero consigo lo que tanto quería y eso se puede ver reflejado en la mirada que tiene Tom quien parece que pronto comenzará a hacer ebullición del enojo que se carga, pero él principalmente debió saber que luego de la actuación tan patética que su hija hizo en el hospital yo no me quedaría de brazos cruzados y que buscaría la manera de joderlo. 

Se lo prometí y lo cumplí. 

Yo no hago promesas al azar y a los Morrison les he perdonado ya demasiadas cosas. Esta junta fue sencilla, o todos están conmigo o todos contra mí. Todo aquel que ayude a los Morrison o se asocie con ellos perderá los futuros trabajos con mis empresas, todo aquel que siquiera piense en hacerle caridad se joderá porque lo tomaré como algo personal. Yo no busqué un nombre dentro de los negocios solamente para jugar al más poderoso, fue para lo que sucede en estos momentos, para que todo aquel que dañe a los míos se lo tenga que pensar muchas veces antes de volver hacerlo. 

La tranquilidad de Celeste y de Aida valen todos los millones y no pienso detenerme cuando puedo hacer mucho más. Ellos decidieron que era buena idea querer jodernos, bien, yo siempre tengo una respuesta para todos y cuando me atacan más gusto me da responder. 

—La junta finaliza—aclaro levantándome con tranquilidad, veo la sonrisa de Carter y la de Helena, ambos saben lo que estoy haciendo y es orillando a todos a darle la espalda a los Morrison, de esa manera ahora yo puedo controlar nuestra empresa en conjunto. Es sencillo, he hecho que las ventas de su empresa estén por los suelos, en un estado tan critico que se ha visto en la obligación de vender, es por ello que espero que todos salgan, a excepción de mi abogada y mi mejor amigo. 

—Esto es una burla Owen, estás jugando sucio—loa voz de Tome está llena de molestia por lo que una sonrisa aburrida cubre mis labios. 

—En ningún momento dije que jugaría limpio, tu maldita familia quiso jugar conmigo, estas son las consecuencias, pero tengo un trato para ti si no quieres hundirte como la porquería que eres—estiro la mano y de inmediato Helena me pasa un documento que tiro sobre la mesa de la junta. Tom toma el documento abriéndolo en silencio y leyéndolo, yo cruzo los brazos sobre mi pecho mirándolo con tranquilidad.  

Veo como palidece y levanta la mirada hacia mí, hay tanto rencor en sus ojos que me llena de gracia y espero con calma a que firme, él sabe que es la mejor oferta que recibirá ahora que sus negocios están yendo en picada.  

—Esto es una mierda—habla entre dientes. 

—Tú eres una mierda. El trato es sencillo, quiero tu parte de nuestra empresa, a cambio salvaré tu negocio, pero aparte de eso deben firmar la cláusula que establece que nadie de tu familia se acercará a mi familia. Eso implica que si Beatrice, Barbara o tú quieren venir a jodernos puedo demandarlos a todos y hacerme de su patrimonio, tú decides ahora. O se van a la mierda sin un peso o están por debajo de mí y viven con un poco de dignidad—no doy escapatoria para más. 

Carter se encarga de hablar sobre lo que perderá, sobre las deudas que tendrá si pide un préstamo para intentar ayudarse, pero ya estudiamos todo eso, donde él busca soluciones creamos nuevos problemas para que vea que vamos un paso adelante.  

En los ojos de Tom se nota la desesperación por lo que estoy haciendo, él sabe que no tiene alternativa más que hacer lo que estoy pidiéndole. Me quedo tranquilo esperando a que piense, pero mientras estoy tranquilo, Helena habla sobre los cargos que puede tener y todo lo relacionado a demandas, a perdidas y a como lo joderé. 

El sudor le corre por el cuello y la frente a Tom, me mira como si esperara que cambie de idea, pero no pienso ceder, este es mi último apto de buena voluntad y además la correa que pondré sobre el cuello de los Morrison para que no jodan nunca más a mi familia. Estoy harto de tener que lidiar con imbéciles como ellos que no aportan nada más que nuevos problemas. 

—Bien, lo firmaré—habla con voz estrangulada—tú ganas, pero debes saber que jamás encontraras una mujer como mi hija, tú lo sabes, ella es la mejor y eso siempre te carcomerá—una sonrisa divertida curva mis labios. 

—Gracias a Dios que no encontraré una mujer como esa, es una jodida pesadilla—le aclaro y él firma bajo mi mirada analítica luego de leer todo el documento. Cuando termina le pido a mi secretaria que saque una copia para él.  

El salón queda en silencio y la sensación de victoria me recorre todo el cuerpo cuando Anny trae la copia y se la entrega. Tom la toma mirándome con la molestia reflejada en sus orbes, pero no me molesto en ocultar lo emocionante que es todo esto, la sensación de que me libré de una molestia que ha estado jediéndome por mucho tiempo. 

—Fue un placer hacer negocios contigo Tom, espero que te jodas y aprendas a no intentar jugar a ligas para las que no estás preparado—en silencio lo veo salir de la reunión y yo camino con Helena y Carter siguiéndome los pasos. 

Trato de no inmiscuirme en lo que sea que tienen esos dos, no es que me interese, pero, me doy cuenta de que antes Carter parecía un cachorro lanzándole miradas enamoradas a Helena que ella ignoraba, pero ahora es Helena la que mira a Carter por mucho tiempo, tanto que enarco una ceja y la curiosidad me pica, pero mi orgullo nunca me dejará averiguar lo que ocurre. 

Supongo que las cosas para Carter y para ella están cambiando, no debería importarme, pero Carter es mi mejor amigo y Helena es una víbora que se lo trafagará vivo en cuanto tenga la oportunidad. Soy consciente de que esta mujer no es una mansa paloma y por lo que Celeste me ha contado, no es nada tranquila. Pobre el infeliz de mi amigo que se interesó en ella. 

—Me retiro si no tienes nada más que pedirme Owen—la voz de Helena hace que Carter la mire de reojo, pero al final no se gira hacia ella como siempre ocurre. 




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