Tú eres el hombre que amo

Capítulo 44

Owen 

 

Nunca había sentido terror en mi vida. 

Pensé que sabía lo que era el miedo cuando todos los días buscaba a Celeste y nunca la encontré, cuando visité cada compañero de universidad, cada socio, cada persona con la que sentí que ella podía ocultarse, pero nunca di con ella. Sentí miedo cuando pasaban los meses y nunca di con su paradero, pero ahora me doy cuenta de que ese miedo no es nada comparado a la sensación que me abraza todo el cuerpo y me hace querer destrozar a todos a mi alrededor. 

Mi hija en manos de ese maldito desquiciado. 

Siento que todos mis sentidos quieren destrozar, que quieren encontrar a ese hijo de puta y matarlo con mis propias manos porque nadie debería ser capaz de tocar a mi hija. Nadie en este maldito mundo debería hacer llorar a mi princesa, nadie debería hacerla tener miedo o extrañar a su madre.  

Celeste no ha parado de llorar y me llena de impotencia no poder estar consolándola como quiero, porque me movilizo por todos lados dando con personas que nos ayuden a tener la ubicación de ese hijo de perra. Es sabio, porque mantiene el teléfono apagado. 

Mis contactos se movilizan por todos lados cuando me notan tenso, siempre soy de guardar la calma, pero esta se pierde cuando ese hombre llama a Celeste, solo me permito apretar la mano de mi mujer tratando de no coger el aparato y gritarle a ese bastardo. 

Cuando escucho la voz asustada y llorosa de mi hija siento que se me rompe el alma, me trago el nudo que se forma en mi garganta y trato de que mi vista deje de empañarse. Joder, una bala en mi pecho dolería menos que la incertidumbre de si mi pequeña está sana y salva. 

—¿Lo tienen?—es lo único que pregunto cuando la llamada acaba. Mi voz es ronca y miro a mis hombres quienes sonríen. 

—Tenemos la ubicación—son tres palabras que traen consigo todas mis esperanzas. 

Celeste sonríe llorando y simplemente la abrazo y dejo que entierre su rostro en mi pecho, mis brazos la rodean y sé que necesitamos este abrazo, porque es la esperanza de que nuestra hija pronto estará en nuestras manos, donde nunca debe apartarse. 

Me separo y la sonrisa que me dedica, aunque es temblorosa, es más tranquila al igual que la expresión en su rostro. Beso su frente y luego beso sus labios sabiendo que lo próximo que diré no le gustará, pero no pienso tomar más riesgos con ellas. 

—Iré por nuestra hija, pero necesito que te quedes aquí, no puedo llevarte porque estaré preocupándome por ambas a la vez—ella se aparta mirándome dolida. 

—Quiero ir a buscar a mi hija, Owen, necesito ir—le doy un beso suave en los labios, aunque trata de apartarse la pego a mi boca y luego me separo mirando fijamente el tormento azulado de su mirada. Veo como quiere replicar y coloco un dedo sobre sus labios. 

—Iré yo—susurro—preparen todo, partiremos en cinco minutos—anuncio y de inmediato la casa se vuelve un caos. Celeste se muestra enojada, pero realmente la prefiero así, con ese fuego ardiendo que viéndola llorar porque eso me destroza. 

No me gusta ver lágrimas en su rostro cuando prometí que en su vida solo habría abundancia de sonrisas, ya no quiero más sufrimiento para ella y sé que lo que ocurrió hoy nos ha marcado de alguna manera y que seguirá siendo así por una larga temporada. 

—Está bien—ella aprieta mis manos—trae a mi bebé sana, es todo lo que pido, que esté a salvo. Trae a nuestra hija a casa, Owen—asiento besando su frente con todo el amor que siento por ella. 

—Lo haré, volveremos a salvo, nena—ella asiente y sus labios tiemblan, la beso una vez más y la nana de mi hija se acerca viéndose devastada. 

—Trae a nuestra niña por favor—asiento y abrazo a la mujer para luego mirar a Caín quien arde de enojo, se nota en la mirada enloquecida que tiene, en la manera en que aprieta los puños y respira. No puedo evitar mirar como Linda lo observa desde la distancia, como si quiera acercarse a él, pero sin atreverse. Niego y camino a paso apresurado con mis hombres siguiéndome. 

Comienzo a dar instrucciones con el general que contraté y quien conozco a la cabeza informando la manera en que actuaremos. Él me informa donde está la ubicación de Oliver y como es el lugar, busca todas las rutas por las cuales podemos acercarnos sin ser detectados. 

—La prioridad es mi hija, no me importa lo que tenga que hacer, mi hija tiene que salir sin un solo rasguño—les hablo a todos, veo como del edificio sale Caín agitado. 

—Voy con ustedes, mi sobrina me necesita y mi hermana también lo necesita—quiero replicar, pero no es momento para eso, solo acepto el arma que me tienden, la sé usar, pero veo como Caín duda antes de tomar la que le dan a él. Suspiro y subo a mi coche con mi cuñado de copiloto.  

Él guarda silencio y yo por primera vez luego de años, lanzo una plegaria al cielo. Respiro hondo y enciendo el auto saliendo del estacionamiento y conduciendo con normalidad, hasta que todos los vehículos salen, entonces piso el acelerador con rabia haciendo que el coche tome fuerza y velocidad. 

—Si tengo la oportunidad, mataré a mi padre—susurra Caín, su voz es tan baja que por un momento pienso que me imaginé las palabras que acaba de pronunciar, pero cuando pasa un minuto, él vuelve hablar—mataré a ese hombre si puedo, espero que no me detengan, podemos hacerlo pasar por un accidente—hay rabia e ira en sus palabras.  

No sé la historia que tiene Caín con su padre, pero sé que no es nada buena, solo sé que él se encargó de proteger a Celeste de ese maldito desquiciado. Me pregunto qué le habrá hecho Oliver para que su propio hijo quiera manchar sus manos con su sangre. 

—A pesar de que detesto a Oliver, y que te detesto a ti. Ni mi mujer, ni mi hija quieren verte en prisión Caín. Créeme, en este momento solo imagino como seria tener la puta cabeza de su padre en mis manos, pero, el futuro que tengo planeado para mí es algo que no le permitiré a él arruinar. Creo que él ya ha arruinado bastantes vidas, ¿no crees? Que lo siga haciendo aun después de muerto es darle poder sobre nosotros—Caín se queda en silencio y mira por la ventana, yo enfoco mi vista la frente conduciendo como nunca lo he hecho. 




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