Celeste
En las últimas horas he estado bajo mucha presión. Desde el secuestro de mi hija mis uñas están destrozadas por la manera en que las he mordido, nunca le desearé a nadie todo lo que sentí mientras las horas pasaban y esperaba junto al teléfono que Owen me diera buenas noticias sobre mi bebé. La sensación de que me falta parte de mi alma, la manera hasta como respirar me parecía tan difícil sin saber si Aida estaba bien o mal.
Y luego cuando él me llamó, aun cuando sabía que estaba junto a su padre que no dejaría que nada malo le sucediera, las ganas de que mi bebé esté a salvo me consumían, pero, cuando Owen me confesó que mi hermano salió lastimado, todo se volvió borroso y me desmayé.
Fue minutos después en donde desperté desconcertada y todo lo que podía decir era que quería ver a mi bebé, a Owen y a Caín.
Mi alma regresó a mi cuerpo cuando me encontré con Aida. Mi bebé sucia, con esos ojitos llenos de miedo, odio a Oliver, lo detesto y no dudo en que Owen hará que se refunda en la maldita prisión.
Creí que todas las sorpresas de estas últimas horas serían solo esas, pero entonces, Linda, mi dulce secretaria que parecía siempre querer ir al cuello de mi hermano y ahorcarlo hasta que él deje de respirar me está confesando que están casados.
Como casados con boda, anillo y papeles de por medio.
Estoy tan desconcertada que simplemente la observo sin saber cómo reaccionar. Owen no menciona nada, parpadeo tratando de alejar la ilusión, pero no, esto es muy real.
¡¿En qué momento ocurrió?!
En mi mente pasan todas las interacciones de Linda y Caín y todo lo que puedo decir es que de la manera en cómo se trataban dudo que el amor haya nacido, es que mi hermano la miraba como si ella fuese un bicho raro y Linda como si Caín fuese la mierda que ensució sus zapatos.
—¿Qué?—esa es la reacción más honesta y real que puedo darle porque no estoy comprendiendo nada. Ella tiene las mejillas sonrojadas, supongo que no soy la única que está algo desconcertada con su declaración—necesito el contexto de todo esto—susurro. Me levanto y le paso a Aida a mi prometido quien sigue sin decir nada.
—Primero dime como está—suspiro y hago una mueca.
—Aun no nos dan noticias de él, pero necesito que tú me expliques como es que mi hermano, el mismo que siempre te desprecia se casó contigo, contigo que siempre querías matarlo—Linda está pálida, se notan las ojeras y sus ojos rojos me hacen saber que realmente está preocupada por él.
La tomo de la mano y voy hasta la cafetería más cercana, la siento y le busco un café. Ella lo toma y le da tragos en silencio, la dejo ordenar sus ideas mientras a los lejos veo a Owen con Aida, aun no quiero perderlos de vista para nada. Temo que todo esto sea un sueño.
—Bien, te contaré todo—comenta en voz baja.
Y es así como Linda me hace saber una historia de la que yo no tenía nada de idea. Siendo sincera, creo que tendré que prestar más atención a mi hermano. Supongo que estaba tan distraía arreglando yo misma todos mis problemas, mi relación con Owen, la integración de mi hija, mi trabajo. Todo me ha ido consumiendo tanto que no me interesado en descubrir de la vida de Caín.
Me siento por un momento una terrible hermana, porque sé que Caín ha estado muy pendiente de todo lo que tenga que ver conmigo y con Aida, no sabía de nada de lo que Linda me está diciendo.
—Vaya, no sabía que eso estaba pasando—es todo lo que digo pasando las manos por mi pelo.
—Pero no debe preocuparse, le pedí el divorcio—me quemo con el café cuando me atraganto con la sorpresa de sus palabras.
—Me estoy enterando hace menos de cinco minutos de que mi hermano y tú están casados y me estoy enterando de que también se están divorciando—estoy tan desconcertada que le saco una pequeña sonrisa a Linda quien suspira.
—Tú hermano y yo no debemos estar juntos, el matrimonio fue un error, pero, no quiero hablar más sobre esto si Caín siente que puede contarte más está bien—asiento en comprensión y la abrazo.
—Nunca le he conocido una novia a mi hermano, así que estoy feliz de que al menos te tenga a su lado. Me hubiese gustado que realmente ustedes fuesen una pareja, así te tengo siempre a mi lado—ella sonríe y niega.
—Trabajar contigo me gusta mucho, gracias por tus palabras, pero no le gusto a tu hermano de esa manera—me confiesa con tranquilidad.
—Una pregunta, quizás estoy siendo muy intrusiva... ¿lo amas?—ella se queda en silencio y mira al pasillo, donde están Owen y Aida. Me da una pequeña sonrisa y no responde a esa pregunta, quizás estoy siendo muy entrometida—mira, un doctor salió, vamos a que nos den noticias de mi hermano—ella asiente y ambas caminamos viendo a Owen levantarse.
—¿Parientes?—le escucho decir.
—Soy su hermana y ella es su esposa—hablo con calma, el doctor se gira hacia nosotras.
—El señor Caín está fuera de riesgo, la bala no perforó ningún musculo importante, con reposo y buen cuidado todo marchará bien—asiento soltando un suspiro de alivio.
—Gracias doctor—le hablo con tranquilidad.
—¿Cuándo podremos verlo?—cuestiona Linda, parece mucho más tranquila que cuando llegó, el doctor la mira y le sonríe con calma.
—En una hora, tenemos que terminar de revisarlo—asentimos y cuando el doctor se marcha todos soltamos un suspiro aliviado.
—La policía pronto estará aquí para tomarme la declaración al igual que a Caín—avisa Owen y asiento, lo dejo abrazarme porque me es necesario sentir la calidez de su cuerpo. Linda nos observa de esa manera en que siempre hace, con más secretos de los que puede contar.
Sé que Linda oculta algo de su pasado que quizás es muy doloroso para ella, nunca he sacado la conversación, pero sé que el día que decida confiar en mí, seré muy feliz de esa confianza. Es una buena amiga a la que le he ido tomando mucho cariño, tanto así que Aida la hizo llorar un día cuando la llamó tía, Helena estuvo celosa toda la semana por eso, pero luego de tranquilizarla haciéndole saber que ella será la tía favorita no mencionó nada más.
Editado: 01.07.2024