Tu eres mi destino

CAPÍTULO 18 

La joven niñera alcanzó a oír unas murmuraciones a lo lejos, descubriendo a los dos oficiales; uno de ellos era Arturo, tensándose, desconociendo el motivo de su enigmática visita.

—¿Estás seguro de amistar con María Luisa? —preguntó con incertidumbre.

—Correré ese riesgo, aunque soy yo el que asumiría las consecuencias; esto queda en secreto entre nosotros, haré caso omiso a esas gentes que vetan mi libre albedrío —declaró enfático; se percató de que ella los miraba de manera ofuscada.

—Ya sabe que está aquí, suerte general. —Le causó gracia la forma de verlo—. Nos vemos al rato.

Camino directo hacia la fémina, ideando cómo abordarla sin pretenderlo; no había pasado por alto lo despierta que era cierta persona.

—Paloma está creciendo muy rápido.

—Verdad que sí, está muy chula —manifestó encantada mientras tocaba el cabellito de la niña—. Será rubia.

Él se agacha de cuclillas y la admira en un breve segundo efímero.

—Es muy maja —mira raudo a la pequeña niña—. Quisiera que usted no me odiara por lo expresado anoche; no fue mi intención herir su susceptibilidad.




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