Tu felicidad es mi regalo de navidad

Capítulo 5 Amor, amor

 Los  días siguieron pasando y Ana llegó a Capital donde comenzó su formación  en diseño de moda y al mismo tiempo trabaja  con  la señora Guerrero.

 La mujer está encantada con la chica que entrega todo por el arte y cada día la ama y confía más en ella.

—Querida – la llamó al momento de salir la joven — me encantaría que mañana fueras a cenar a mi casa. Hay  unos invitados a los que quiero ofrecer mis diseños y de paso te relacionas un poco.

La joven de inmediato anotó aquella información y sonrió feliz ante semejante invitación.

Feliz llegó a  su pequeño apartamento donde vivía sola y corrió rápido el computador para abrir las cartas que recibía dos veces al día de Walther. Su amor por él se fortalecía. Sin embargo, él tenía más de dos semanas que no escribía ni una sola letra y esto la tenía con mucha tristeza, pero aquella tarde su corazón saltó de alegría.

“Hola, amor. Te he extrañado mucho todos estos días, y muero por ir a verte.  Muero por estar cerca de ti para poder embriagarme con tu aroma y enloquecerme con tus besos. Cada día siento  que te amo más y para esta Navidad vamos a pasar la noche juntos y a concretar nuestro compromiso…”

Ella leía  y sonreía de felicidad. Imaginaba  que cada letra era para ella y no para su hermana.

“Quiero que en esta Navidad ambos tengamos el regalo más hermoso y  lo compartamos juntos y de paso haremos feliz a nuestros padres.

Te amo.”

Después de leer y responder fue y se cambió después de darse un baño. Vistió  unos pantalones vaqueros y una camisa de color rosado muy ajustada y bastante clara que se notaba el sujetador. Al rato llegó Leonel que fue a buscarla a cenar como todas las noches como buenos amigos.

—¡Tu mamá va a hacer una  fiesta de alta sociedad y me ha invitado!  —dijo la joven con una sonrisa alegre

Leonel suspiró de manera profunda.

—Mamá tiene una intención oscura con  esa fiesta —  le dijo él muy serio.

La chica miraba por la ventana y giró el rostro para verlo.

—¿Qué oscura intención tiene tu madre para hacer una fiesta?— sonrió al mirarlo a los ojos— ¿Quiere presentarte alguna chica linda?

Llegaron al restaurante y solicitaron una mesa y esperaron que el mesero les entregara la carta y después de escoger él se la quedó mirando y agarró la mano de ella.

—Mamá, cree que  tú y yo tengamos una relación – dijo mirándola a los ojos.

Las mejillas de Ana  se sonrojaron.

—¿Qué dijiste? — río nervioso — ¿Tú sabes mejor que nadie que yo estoy enamorada?

—Si, del novio de tu hermana y por lo tanto ese hombre es prohibido para ti. Yo también me enamoré de una persona prohibida— suspiró con pesar—  así que por qué no le damos a  mamá en esta navidad  unos días de alegría. solo en navidad.

Anita bajó la mirada y dejó escapar una bocanada de aire al recordar las últimas líneas de la carta de Walter. Parecía que para la navidad se llevaría el  matrimonio de su hermana con él. Si, era mejor estar lejos de ellos si no quería romperse como un vaso de cristal.

—¿Estás seguro de lo que dices? — preguntó – no quiero defraudar a la señora Guerrero. Ella es muy  inteligente y amable y me dolería tener que dejar ese trabajo.

—Tú no tienes que dejar nada.  Seremos  novios un tiempo y cuando ya se dé cuenta que lo nuestro no funciona, sencillamente desistirá.  Mamá  no lucha guerras perdidas.

Ella bajó la mirada y sonrió.

De pronto las puertas del bello restaurante se abrieron y sus ojos se llenaron de  sorpresa al ver aquel hombre, alto, elegante, de cabellos rubios y ojos miel que entraba al lugar acompañado de otros hombres y mujeres.

Sus ojos se quedaron pegados a él y no podía evitar. Era el hombre que amaba y al parecer le era infiel a su hermana y esto le dolió en el alma.

Se  giró y bajó la cabeza para evitar que éste la viera, pero Leonel emocionado lo llamó.

—Amigo, ¡qué bueno que estás aquí!—  lo saludó estrechando la mano.

—¡Vaya, Leonel! ¡Qué bien acompañado estás! —  dijo con burla sin ver quien era la persona que lo acompañaba.

—¿Qué se puede decir?—  dijo con una risa —te presento a una persona muy importante para mí.

Leonel  extendiendo su mano para señalar a la joven.

 —Ana, te presento a un amigo— dijo y miró a la chica y la vio pálida.

Ana con su cara seria miró los ojos sorprendidos del hombre.

—Hola, Walter — dijo la joven.

Walter miró a Leonel y apretó la mandíbula con fuerza.

—Hola, Ana—  dijo cortante.

—¿Qué estás haciendo por acá?—  preguntó Leonel. Él notó que la joven se levantó nerviosa, sonrojada y muy callada, algo extraño.

—Estoy con unos compañeros de la universidad porque estamos terminando un trabajo. Muy  pronto van a cerrar  semestre y viajó al pueblo.

Los ojos del rubio  miraron a Ana y vieron que había una mujer muy diferente. Tenía  un pantalón vaquero que se ajustaba de manera gloriosa sobre sus caderas redondas y su cintura pequeña le hacía ver supremamente curvilínea sin mencionar poco maquillado, pero bien presentado.

—Me  imagino que tú viajarás también para el pueblo— quiso saber Walter bastante hosco y agresivo con la joven.

La joven desvió la mirada para no verlo a los ojos. Él tenía el don de ponerla nerviosa.

—La verdad es que yo no pienso viajar —dijo ella cortante — tengo mucho trabajo y estudios, con permios— quiso huir.

—Tu novio te quita el tiempo para ver a tu familia —  dijo de manera cortante.

Leonel suspiró al darse cuenta  de que la pareja se trataba de manera cortante y sonrió.

—Pero si quieren podemos hacer algo—  dijo Leonel feliz de aquella situación – Podemos viajar juntos la otra semana. Sé que mamá te va a dar vacaciones y si vas conmigo, no habrá problema.

Ana quedó sorprendida y Walther la fulminó con la mirada.

—Yo prefiero quedarme acá…




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