Inmediatamente al cerrarse la puerta,en mitad del silencio y las luces que nos hacían visibles ,sus manos recorrieron mi cintura acercándome a la calidez que emergía su cuerpo
-Amor-dijo en un susurro dejándolo en suspenso
En un movimiento fugaz me giré en una media vuelta quedando frente a los ojos que por tanto tiempo había evitado .Una inquietud llenó mi corazón y mi carne, que anhelaba el rastro de su piel fundido en fuego a la mía ,fue entonces cuando escuché las súplicas y comencé a besarlo intensamente.Sus labios carnosos y suaves acariciaban los míos,cada vez más rápido,más loca y apasionadamente .En un chasquido sus brazos me acorralaron con el sofá del salón,cayendo en él y entregándome completamente a mi Némesis.
Sus manos me acariciaban ,y recorrían lentamente mi cuerpo,que era besado a su vez por quien jamás habría imaginado probar.
Su cabello desordenado lo había ver aún más atractivo,en conjunto con la oscuridad de sus ojos,que a su vez me suplían con tanta luz .
-¿Puedo?-agitado por la intensidad preguntó y yo asentí, nerviosa, emocionada y totalmente enamorada del hombre que tenía enfrente
En segundos eternos o fugaces sus manos alcanzaron mis muslos,mientras besaba la superioridad de mis pechos, visible por el escote del vestido,con cada acercamiento a mi interior una onda eléctrica me recorría ,hasta que por fin sus dedos rozaron el encaje de mis bragas bajo el vestido, apartándolos para dedicarme una malévola y ladeada sonrisa...
-Mhmm...-se escuchó mi primer gemido luego de tomarme por sorpresa, haciéndolo sonreír y avanzar
Sus dedos comenzaron a entrar y salir de mi interior,la humedad era obvia,los gemidos en la habitación cada vez frecuentaban más,su rostro que simulaba placer,deseo y locura me excitaba tanto ...
Con cada minisegundo que transcurría aumentaba la velocidad e intensidad en su mano, obligándome a agarrarme del sofá mismo ,parecía como si me estuviera torturando pero fuese la mejor tortura que podría experimentar jamás.Así avanzó ,y las ganas de deshacernos de toda prenda aumentaban cada vez más, sus dedos acompañaban los latidos de mi vagina empapada,y sus besos que acallaban un poco mis quejidos de placer la hacían humedecer aún más... Inesperadamente como si tuviera el peso de una pluma me cargó en su hombro izquierdo, dándome una corta nalgada que me hizo gemir , así me llevó hasta la oscuridad de su habitación y la frialdad de su cama que desapareció en conjunto a nuestro paso.