Tu verdadero nombre

CAPÍTULO 1

Hoy es otro día donde preferiría desaparecer de la tierra antes de continuar con esta tonta rutina escolar que no me servirá de nada. ¿Para qué estoy perdiendo mi tiempo estudiando en esta secundaria tan nefasta? Soy joven, lleno de vida y energía, pero lo único que hago es venir casi diario a esta cárcel para ser la burla de las autoridades escolares. Estoy harto de tener que aguantar las recurrentes llamadas del director para acusarme de crímenes menores que yo nunca cometí. Que yo me robé la mochila de Paula, que yo dibujé en las paredes del salón, que yo me robé los plumones del profesor, que yo, que yo y que yo. ¡Es un inepto! Pero claro, es muy fácil culpar al chico que parece delincuente solamente por los piercings en ambos oídos. Si ni siquiera mis padres me dicen algo, ¿por qué alguien más tiene que hacerlo? No es como que me pongan la mayor atención del mundo… ¡Pero si a ellos no les importa lo que yo haga, a los directivos tampoco! Trato de llevarla bien con mis compañeros, aunque creo que varios me tienen un poco de miedo gracias a la ayuda de la imagen que me creó el director Tabarosa. En verdad me desespera ese anciano decrépito.

Se nota que entre él y yo existen décadas de primaveras; su cabello siempre hacia atrás, lleno de canas, y su mirada pacífica que únicamente cambia a una furia descontrolada cuando estamos en su oficina para reclamarme cosas que nunca hice es lo que más me desespera. ¡Agradezca que estoy en su secundaria asquerosa! Si yo dejara de venir, poco me dirían mis padres. Si no es que nada. ¡Estoy aquí por motivaciones personales! No soy un delincuente, solamente trato de hacer amigos, y el estúpido director Tabarosa me lo ha impedido por estos casi tres años. Afortunadamente falta muy poco para graduarme. No sé si estudiaré la preparatoria; quiero hacerlo, pero no quiero encontrarme con una autoridad como este viejo tonto que me haga vivir otros tres años de tiempos difíciles en la escuela. Mi única razón para levantarme cada día con esperanzas de que me irá bien es la chica desconocida que asiste a la secundaria del otro lado de la calle.

El Instituto Terabi y el Instituto Gleo son escuelas secundarias que fueron fundadas años atrás por una pareja exitosa que nació en esta ciudad; su relación era tan fuerte que decidieron abrir dos escuelas similares justo en la misma calle, una enfrente de la otra. Dicen que si te enamoras de alguien que va en el instituto contrario, su amor será tan fuerte y exitoso como los fundadores de estos centros educativos. ¡Y es algo que tiene sus bases establecidas! Conozco personas que ahora van en universidad y que conocieron a sus parejas en el instituto contrario… Y les va más que excelente. Relaciones perfectas. Eso es algo que yo anhelo. De todos modos, no es algo fácil. Por alguna razón, la hostilidad entre los alumnos de ambos colegios es casi palpable. ¡Y cómo olvidar cuando el director Tabarosa creyó que yo rompí varias ventanas del Instituto Gleo aunque en ese momento yo estuviera en clase! Maldito viejo, lo odio.

Mi escuela es Terabi, y la chica de mis sueños está en la Gleo. Cada día, al terminar las clases, me apresuro a la salida de la escuela para esperar que Amanda salga de Gleo; la observo hasta donde me alcanza la vista, desde lo lejos, y la veo perderse entre las calles que seguramente llevan a su hogar. Bueno… La verdad no sé cómo se llama. Tiene cara de Amanda, y me gusta referirme así de ella para que mi imaginación vuele con facilidad. Me acercaría para preguntarle su nombre, pero es imposible. No puedo, me ganan los nervios; las piernas me empiezan a temblar, mis brazos pierden fuerza, e incluso podría jurar que mis orejas empiezan a moverse. ¡Es una locura! Pero ya casi acaba el último ciclo escolar. Tal vez… Sólo tal vez… Ya no podré volver a verla. Necesito hacer un movimiento. Ya.




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