Tus Lemas

Capítulo 3

Stace me mira perpleja cuando nota cómo camino de forma apresurada hacia ella. La abrazo rápidamente pero la dejo atrás mientras sigo caminando sin querer voltearme. Llega a mi lado y tengo su atención al posicionarse en frente de mí mientras hace un gesto con sus manos.

  —Hola, ¿no? Sé que nos vemos seguido, pero..

La interrumpo y niego con la cabeza haciendo que me mire aún más confundida.

 —¿Audrey? ¡Espera! ¡No soy Flash!

  —Puede que lo seas ahora. Salgamos de aquí —la tomo del brazo y ella no duda en aceptar mi agarre y tratar de seguir mi paso. La escucho quejarse un par de veces de camino.

Nos dirigimos a la playa en donde Chad nos espera sonriente hasta que ve la expresión que tengo en mi rostro y se le borra. Él mira desorientado hacia mi amiga esperando una explicación que nunca llega de mi parte y mucho menos de ella. La situación le parece atípica.

—¿Todo bien, Audrey? —dice demostrando un claro interés al verme aterrada. Trata de abundar más en el tema demostrando su clara preocupación pero mi mejor amiga interviene.

—Si te asusta la cara que tiene ahora, tendrías que haberle visto la que tenía cuando salió de.. ¿dónde dijiste que era? ¿La de tu cuñado? —me pregunta en el medio de su explicación. Me observa algo cautelosa seguida de mi amigo poco convencido y manteniendo su confusión indudable en el rostro.

Tomo el aire suficiente para reponer el que apenas me queda y aún aquí, lejos de donde me encontraba hace rato, me siento encerrada. Procesar la situación me lleva más tiempo de lo que debería y trato de que deje de afectarme y poder calmar la ansiedad que comienza a surgir en mi cuerpo con ferocidad a medida que pasan los segundos. Cuando junto valor y me tranquilizo, sé que puedo hablar y comenzar a contarles. Pero ver sus caras a la expectativa y a la espera de una explicación me hace reír internamente provocando una mueca de mi parte, una que hace que Stace me grite desquiciada.

—¡Cuenta! La intriga me está matando. 

Me tapo los oídos mientras me miran expectantes.

—Bueno.. Mmm, ¿se acuerdan de la fiesta que programaron las universidades?

—La de fin de año —afirma Stace.

—¿La noche que tuve que llevarlas a las dos y acostarlas, ¡ah! y casi castrarlas para que dejaran de pegarme patadas y gritarme de lo borrachas que estaban? Cómo no —dice sarcástico Chad, y ambas le golpeamos el hombro. No desaprovecha la instancia para recordárnoslo una vez más, aún cuando ya lo hizo con anterioridad.

—Entonces tienen que acordarse del chico con el que estuve un rato..

—Claro, un rato. ¿Un rato largo, quizá? —pronuncia incrédulo mi amigo.

A mi amiga se le encienden los ojos conteniendo la intriga.

—No sé que tiene que ver, pero sí. ¿Aquel que te miraba todo el rato? ¡Cómo para obviarlo! —me contesta, y siento el calor en las mejillas—. Recuerdo que me contaste que estuviste un tiempo largo con él, ¡hasta se mojaron juntos!

  —¡Stace! 

Por cómo se ríe sé que lo ha dicho en doble sentido. La fulmino con la mirada y a mi amigo se le escapan un par de carcajadas. Había desaparecido con él por rato largo, sí. Lo que no recordaba con claridad era haberlo hecho tanto tiempo. Mis amigos dijeron que estuve dos horas desaparecida en su momento y eso fue lo que más hizo que dudara de lo que mi cerebro mantiene y mi memoria recuerda. En aquel momento no sabía cuán verosímil era la versión de ellos considerando cuán borrachos nos encontrabamos los tres.

Aunque puede que yo haya sido la peor.

—Ya, ya. Basta de risas. ¿Qué pasó entonces? 

—Deja las vueltas —pide mi amiga ahora sin reírse, sacándome de mis pensamientos.

—Bueno.. —me acomodo el pelo que me trae el viento a la cara y reflejo mis nervios en cada movimiento, haciendo que Chad se agarre la cabeza y observe a mi amiga que se encuentra inclinada para escuchar cada parte de lo que estoy a punto de decir—. Ese tipo con el que estuve.. bueno, lo acabo de ver hace unos minutos. 

—¿Al de la fiesta? —trata de cerciorarse mi amiga cada vez más sorprendida.

Sus ojos se abren de par en par mirándome atónita mientras comienza a sacar sus propias conclusiones sin dejar que termine o siquiera continúe contando. Cuando suele ponerse así no había quien frenara su lengua, la intriga se apodera de ella y pierde el control sobre si misma comenzando a hablar sin parar.

—¿Qué? ¿En el centro? No, espera. Si saliste de la casa casi corriendo.. No entiendo. ¿Acaso..

—Es el hermano del novio de mi hermana —la corto para dar con la pieza faltante del relato.

—¿El qué de tu qué? —habla por primera vez Chad. Está tan aturdido que ni siquiera se da cuenta de la cara que puso ante lo que acababa de decir.

Bueno, un momento más, y lo entienden.

—Me estás diciendo que tu hermana, o en realidad el novio de ella, tiene un hermano.. ¡¿y viene a ser con el que estuviste lamiéndote toda la noche que más borracha te vimos alguna vez!? —grita Stace. Y aquí va nuevamente su doble sentido al decir aquello. Tengo a la amiga más exótica y entusiasta, por no decir hasta dramática.




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