El viento comienza a soplar tan fuerte que rápidamente vamos a refugiarnos en el médano que se encuentra detrás nuestro, abrigándonos con el calor de la montaña de arena que tapa la brisa cada vez más molesta que insiste en quedarse. Tal vez nos quita la vista al mar, pero al menos podíamos quedarnos un rato más allí hasta que la tormenta se decida por aparecer.
Habíamos tratado de tolerar el viento por un buen rato, pero cuando se volvió mas fuerte, las toallas volaron más de dos veces y comenzó a refrescar decidimos irnos.
—De seguro se suspenderá el evento que organizaban hoy en la playa —suspira mi amiga, sonando extrañamente decepcionada.
—Es lo más probable, no tendría sentido si no. —respondo mientras me encojo de hombros. El cielo parecía estar por caerse, y las nubes se acercan cada vez más. Aquel color blanco se esfuma enseguida y las tiñe de gris, tapando el poco sol que queda en el lugar. Desde que estamos aquí, este iba a ser el primer día que llovería—. Si sigue así, deberíamos empezar a irnos.. ¿no creen?
Stace suelta un bufido molesta.
—¿Por qué llueve justo hoy?
—Pareces muy entusiasmada con la idea de ir.
Chad la mira divertido y mi intriga crece.
—¿Qué? Realmente quería que la fiesta se haga. Eso es todo.
El tono que usa es el suficiente para darnos cuenta de lo que se trae entre manos. Trata de hacer pasar por desapercibida su reacción, pero ante nuestros ojos le es imposible. Si no la conociera, tal vez podría dudar. Pero llevo años junto a ella y sé que hay un motivo oculto.
—¿Alguna razón en especial? —insinúa Chad, a quien me uno enseguida en el juego de miradas sospechosas. Ella se pone roja y ambos nos miramos aún más intrigados, gritando al unísono:— ¡Cuéntanos, Stace!
—Ya, ya. No es nada.. ¡dejen de mirarme así, por favor! —se tapa la cara con ambas manos y se ríe algo nerviosa—. No quería contarlo porque quizá pueda llegar a molestarte, Aud.
La miro extrañada.
—¿De qué hablas?
Me observa cautelosa, con miedo de lo que podría llegar a decir. ¿A qué se refería con que podría molestarme? Ella podía llegar a decirme cualquier cosa y jamás reaccionaría en contra suyo. Antes de decirle que lo suelte de una vez con miedo de que la intriga comenzar a carcomerme, ella abre su boca para contarlo. A veces resulta ser agobiantemente ansiosa.
—Bueno, Aaron y yo estuvimos hablando la otra vez luego de que te fuiste de la playa. Él vino a buscarte luego de ir por Gabe. Estaba algo alterado, y cuando le dije que te fuiste se alteró aún más. No sé si habrá sido por eso que me dio algo de pena y traté de calmarlo hablándole un rato. Él quería ir a tu casa y eran las tres y pico de la mañana, y digamos que tú también te fuiste un poco irritada. Ni siquiera dejaste que te acompañemos.
—No hacía falta. Ustedes estaban pasándola bien. Además, no sirvió mucho el que trataras de impedírselo porque vino igual —le digo, a lo que ella me mira sorprendida.
Chad aún se queda ensimismado y sin decir ni expresar nada. De hecho, yo estoy parecida, porque no sé a qué iba a llegar mi amiga. Comienzo a inquietarme.
—Estaba echando humo por lo que había hablado con Gabe así que traté de que contenga esa ira que tenía acumulada. Al menos no fue de esa forma a tu casa..—se ríe, pero nadie la acompaña y se muerde el labio ahora nerviosa—. Entre una cosa y la otra, me dijo que Jacob.. su amigo, estuvo detrás de mi pero yo apenas lo noté por estar algo borracha. No sé si él vino para calmar a Aaron o lo trajo, pero cuando se fue a donde creía que iba.. a su casa, bueno, ahora me entero que le importó poco y nada lo que le dijimos y fue a la tuya.. terminé quedándome con Jacob..
Ambos la miramos para incitarla a que continúe.
—Hablamos un rato largo y no sé cómo, por lo que no pidan más de lo que diré, pero mientras se fue todo el mundo y nos quedamos casi solos, me besó y yo no me negué. Sé que es el amigo de Aaron pero me atrajo, y resulta que seguimos hablando todavía.
—Stace, por Dios, ¿en qué parte hay algo de malo en eso? —pregunto claramente aliviada y algo aterrada todavía—. Además, ya me había dado cuenta de las miradas que te daba. Tú te ríes de lo que habían sido las de Aaron, pero amiga, éste apenas se inmutaba.
Ella se sonroja y se muerde el labio.
—No lo sé, Audrey, todo lo que esté relacionado con Aaron me pone medio los pelos de punta porque no sé cómo reaccionarás. No te conté que me quedé hablando con él porque si hubieras visto lo inquieto que estaba al enterarse de que te habías ido y porque Gabe aún estaba algo dado vuelta.. pensé que lo había convencido de que te deje tranquila. Pero ahora me dices que fue igual, ¿lo sacaste a patadas acaso? ¿O lo dejaste entrar como si nada?
—Se quedó un rato —le digo algo tajante, a lo que ella levanta las manos hacia el cielo.