Luego de la noche que había tenido con Aaron me es imposible no levantarme sonriente. Y aunque tengo que disimularlo porque no es momento para dar explicaciones a nadie en este momento, siento incluso ganas de hacerlo. Las sensaciones que se incrementaban y se negaban a apagarse debían ser compartidas con alguien. Al menos así lo sentía. Por lo menos a mis amigos, quienes se encuentran esperándome en la playa y me ven acercarme hasta recibirme con uno de sus fuertes abrazos. De esos que sientes cómo estrujen tu espalda.
—La desaparecida ha llegado —se burla Chad.
Niego con la cabeza antes de poder decir algo en mi defensa.
—La desaparecida tiene una explicación —respondo señalándolos.
—Oh, ¡eso quiero oírlo!
—Adivino —se hace la curiosa Stace—. Aaron Jones. ¡Pero, por favor! He dicho su nombre y no has tardado nada en sonrojarte como una adolescente de primer año. Ay, Audrey Bell, te creo más perdida que aquella vez en prueba de análisis.
Me río ante su referencia pero no niego lo que ha dicho. Aquel exámen había sido una derrota grande para mí, porque había estudiado con esfuerzo para luego encontrarme con puntos difíciles de completar y ejercicios complicados de entender.
Ni hablar del rojizo que cobraba fuerza en mi cuerpo para subir hasta mi rostro entero. Siempre había sido de ser de aquellas que se sonrojaran por cualquier cosa que diera timidez, pero en éste caso no había algo a quien tenerle vergüenza. De hecho, nada tampoco. Mis emociones algo enredadas estaban creciendo de a poco haciendo que me sienta tan viva como no lo hacía desde hace meses.
Y si me ponía de ese color por algo, es porque aquella intriga emocional de lo que sentía se veía afectada. Aunque no para mal, si no, al contrario.
—No podrás mentir nunca con algo de ésto, basta con ver cómo te pones, Aud.
—Para ser justos, tú estabas así el otro día con Jacob —suelta mi amigo a lo que estallo en risas y ella se hace la ofendida mientras finge que es mentira.
—Hablando del otro día, estaban diciendo que éste fin de semana iban a re programar la fiesta que habían cancelado por la lluvia. ¿Vamos? —pregunta repentinamente interesada y cambiando de tema con facilidad al recordarlo.
No hace falta decir que sí dos veces cuando nombra aquello.
—¿Quién le dice que no a una fiesta en la playa? Sobre todo en pleno verano y con los exámenes lejos. Por lo menos todavía.
—Posiblemente algún loco.
—Sin desviarnos más, esperen. Volviendo a lo otro.. ¿así que estás viéndote con Aaron?—dice Stace sin pasar por alto una sola cosa de las nombradas y demostradas.
No hay forma de escaparme de eso.
—Sí.. ayer nos vimos —confieso—. Pasó a buscarme para ir a comer algo. En realidad lo hizo hace dos días pero yo estaba comiendo con mi familia y cuando se apareció, terminó quedándose a cenar con nosotros.
Eso último hace abrir la boca de ella con más amplitud, cerrándola con rapidez y esperando a que niegue lo que he dicho o simplemente que comente que solo es una broma. Cuando no oye nada de lo que supongo que debe estar pensando, lleva sus manos a su boca perpleja.
—¿Con tu familia incluída? ¿Qué demonios? Mierda, Audrey.
—Ellos no saben que estamos.. ¿juntos? No lo sé, no saben que estamos saliendo. No hay un título, pero estamos encaminados en algo parecido a eso.
—Es imposible que no lo supongan —dice obvia mi amiga.
—Lo sé. Pero no quiero decirles que estoy saliendo con él porque no sé a dónde nos va a llevar ésto. Cada vez me atrae más. Me asusta cuánto.
—Oh, por favor.. —habla mi amigo, quien no tarda en ser interrumpido por Stace.
—Pero él se ve atraído por ti también, es imposible que ésto los lleve a algo que termine siendo malo. No debería asustarte el resultado si tienes todas las de ganar —las palabras ella suenan reconfortantes y nota cómo estoy por lo que sigue agregando—. Si te sientes bien pasando un rato con él y lo notas igual de alegre que tú, ¿por qué te asustarías?
Suena estúpido de su boca y lo es aún más el hecho de que lo esté pensando.
Pero había una respuesta, y sigue estando presente.
—Porque no sentí nunca lo que siento ahora —termino diciendo casi en un susurro por lo bajo, porque me cuesta decirlo en voz alta. Ellos me miran sin disimulo.
—¿Y eso debería darte miedo? No puedes vivir alerta todo el tiempo. Si alguien te permite sentirte de esa forma siendo tú, expresándote y manteniendo tu personalidad, ¿por qué debería provocarte esa sensación? Alégrate de que la consigas, Audrey. Tienes que dejar que te asuste sentirte bien con alguien. Toma esa sensación enseguida, es difícil conseguirla.
La franqueza de las palabras sueltas y ordenadas de Chad me sorprenden, también lo hace con mi amiga porque ésta lo mira algo sorprendida mientras asiente con la cabeza.