Sigo sin tener noticias del estado de mi abuela, porque al parecer todo progresa. La última vez que había hablado con mi padre todo se encontraba bien, a excepción de la comida desastrosa que le había dado posiblemente él. Y, con algunos mensajes de por medio, puedo deducir que todo sigue excelente.
Ansío hablar con ella, escuchar su voz y así sentirme en cercanía. Al menos, eso esperaba que me produjera su llamado debido a los kilómetros de diferencia entre ambas. Una vez que se recuperara del todo con la medicación que debía ingerir hasta un par de días más, esperaba hablar con ella un rato. Por lo que habían comentado la última vez, una vez que ella recuperara la estabilidad todo seguiría bien.
Ese día es hoy. Así que ahí estaba, sentada en el patio de la cabaña de mi amiga y con Chad, esperando alguna noticia de parte de mis padres, procurando no estar tan ansiosa pero fallando incontables veces.
—Jacob nos invitó a su casa en un rato —comenta Stace mientras mira su celular.
—¿A ti o a nosotros también? —bromea mi mejor amigo. Ella se voltea para mirarlo mal mientras alza una de sus manos de forma graciosa.
—Tú no estás invitado ahora. Audrey, ¿vienes?
—¡Eh! —lo escucho protestar.
Ella se ríe mientras lo mira graciosa. Vuelve a agarrar el celular y teclea rápidamente para luego guardarlo otra vez en su bolsillo, alzando la vista para mirarnos.
—Listo. Ya le dije que vamos los tres. Y sí, Audrey, viene Aaron.
Mis ojos la miran desafiante cuando la escucho.
—¡Si yo no he dicho nada!
—¿Pero sí lo pensaste?
Cuánta certeza y cuántas afirmaciones contenía aquella simple pregunta. No soy capaz de refutárselo, como mucha de las cosas que ella suele decir al conocerme con tanta exactitud. No me ha dado un argumento siquiera, pero su conocimiento es tan certero como la validez de sus palabras. Eso, y saber que ella es una persona con las que es difícil ganar en una discusión. Hace años no lo intentaba porque la derrota es la primera opción desde hace ya rato. Quizá desde el momento en el que la conocí.
—¿Quiénes van? —oigo decir a Chad.
—No seremos tantos ahora que sus primos se fueron, creo que vamos a ir los que fuimos al principio. Gabe, Aaron y Jacon junto a nosotros tres. Un trío y un trío —analiza Stace.
—Perfecto. Terminaré quedándome con Gabe entonces —bufa Chad.
Lo miro conteniendo la risa ante la broma que ha hecho y antes de contestarla, mi amiga habla por mi para responderle. Lo ha soltado con tanta naturalidad y de forma tan cómica que me río sin ocultarme.
—No vamos a ir a besuquearnos, solo a reunirnos. Pero si quieres, adelante. Ve con Gabe —dice entre risas molestándolo un poco.
No podía prometer no besar a Aaron en ningún momento de la noche porque eso sería una tarea difícil de cumplir. Algo hasta imposible, quizá. Podría reducir la cantidad de veces en las que me vería con las ganas. Hasta podía prometer no hacerlo toda la noche.
Aunque esa sería una promesa fácil de romper.
—¿Por qué no se quedan las primas de Jacob unos días más? —protesta Chad—. Éste no es mi verano, definitivamente. Espero que sí el próximo.
—¿No has vuelto a ver a la chica con la que estuviste en la playa hace unas semanas? —interrogo, aunque sé bien cuál sería la posible respuesta ante eso. Al parecer no la recuerda del todo, porque se toma unos momentos antes de hablarme, intentando recordar posiblemente el momento.
—Mmm, no ha pasado mucho con ella. En realidad ese día fue solo un encuentro rodeado de amigos, fiesta y playa. No es como si haya estado con ella.
—¡Ay, por favor!
—¿Qué?
—Se te colgó encima, Chad —habla mi amiga riéndose.
—Sí, porque la conocía de la universidad. Hubo un momento en el que salimos un poco, pero ya saben, luego lo dejamos. Pero al parecer quería seguir con ello un poco más cuando la vi el otro día —parece no querer hablar más del tema porque enseguida lo cambia—. El otro día salió un buen trailer, la próxima de la saga que habíamo..
Mi amigo calla cuando escucha cómo el celular vibra delante de mi. Cuando observo quién es en la pantalla, lo agarro velozmente deslizando el botón para atender el llamado.
—¿Hola, linda? —su voz tan dulce y áspera hace que me emocione.
—Abu —me esfuerzo en decir, conteniendo la conmoción que sentía en ese momento.
Tanto Chad como Stace me escuchan y se levantan para dejar que hable tranquila. Pero no necesito mi espacio, solo que ellos lo sienten de esa manera. Les hago señas para intentar convencer de que se queden, tratando de insistir en ello, pero no aceptan. Entran a la casa enseguida y me dejan afuera mientras mantengo firme el celular en mi oreja.
—¿Cómo estás? Me contaron que has estado cocinando por allá.. —habla tan bajo que pongo todo de mi para pegar el celular en mi oreja y escucharla con mi plena atención.